Se ha marchado el 2021, se ha marchado la Navidad, pero el virus sigue agarrado al ligero aire con uñas y dientes. Después de haber tapiado puertas y ventanas, después de habernos inundado de espray de alcohol, embadurnarnos de gel hidroalcohólico, sellado la boca con mascarillas, no perdemos la esperanza de abrazar el futuro, con el principal deseo que sea mejor que los dos anteriores años.
La Navidad actual es como una tempestad sin viento donde todo se acelera, se precipitan los acontecimientos como si el mundo se acabara el 31 de diciembre, con la urgencia extra de las prisas de llegar a la comida de amigos, la nochebuena, a las campanadas, a los Reyes Magos, un sin vivir.
Ahora, me queda el vacío, en un silencio más grande que habla: del revuelo de los nietos por la casa, los hijos con sus debates, las calles de luces, las aglomeraciones en calles y tiendas, las risas de las comidas, la constelación de ojos infantiles sorprendidos al abrir los regalos.
Me quedo en esta hora paralizada, suspendido para retomar el escribir, me espera el teclado del ordenador sin palabras, el angustioso fondo blanco de la hoja Word, en compensación la música armoniosa de Hans Zimmer que se ciñe al universo de mis pensamientos.
Se ha marchado el 2021 y ya incluso parece lejano, está claro que no hay noticia más pasada que leer el periódico de ayer. Busco recuperar las horas adormecidas, la calma del mar sin olas, el claro del bosque donde puedo ver las estrellas, el sillón del salón delante del televisor donde recobro el pulso lento, el sabor de la serenidad. El reverso del tiempo de estrés me acompaña al anochecer con una serie de Netflix.
Según escribo voy borrando estas palabras, escritas con una mano ligera en un remanso de paz, me reclama el paso a una vida más viva. Este remanso de tiempo temporal en que estoy, se llenará poco a poco, mes a mes, con otros ritmos que acelero o calmo, con otras inquietudes, en esta casa, en esta ciudad con estos amigos, con estos compañeros de la Universidad.
No me he desvanecido en este corto periodo sin publicar el articulo semanal, a veces hay que apretar el botón de pausa de nuestro propio mando a distancia. Me afirmo, me repito que mi testimonio sólo vale si llego a transformar la experiencia en expresión, esto es, en palabras. Y no en cualquier tipo de palabras, sino en aquellas que valoren el valor de la vida y del tiempo que nos toca vivir.
Comenzamos la tradicional cuesta de enero, mentalmente reseteamos nuestra mente para iniciar con energía renovada el proyecto abierto del nuevo periodo.
Disfrutamos de la madurez de los años y de cultivar la mente con el conocimiento en la Universidad, hemos aprendido que el tiempo es la materia prima de la vida, una materia no renovable que se agota, da igual el empleo que le demos.
Empezamos el año, pretendemos realizar multitud de proyectos que nos implica dejar otros, lo razonable sería no hacer más sino, seleccionar lo importante. Eliminemos los superfluo y nos centremos en lo esencial.
Porque tengo claro que el dinero perdido se puede recuperar, pero el tiempo malgastado se va para siempre.
Aunque nos visita desde hace dos años unos parientes cercanos llamados: Covid, Delta Plus, Ómicron …nos ha hecho invernar y ahora empezamos a despertar. Nos acostumbramos a convivir con un grado de incertidumbre, hemos pasado a la acción con las vacunas y las medidas sanitaria. Esta pandemia no ha enseñado que no podemos prevenir lo que no podíamos imaginar. No queda otro remedio que aceptar la realidad, no conseguiremos cambiar lo ocurrido, pero si podemos como lo percibimos.
Queremos mantener vivo en nuestro interior el joven permanente, sin años, ingenioso, apasionado, inteligente con esperanza, al mismo tiempo no olvidamos que el vestido de nuestro cuerpo cada vez más desgatado por su uso. Los universitarios mayores nos convertimos en una especie capaz de no permitir que el viejo entre por que la calidad de la vida depende en gran medida de la calidad de nuestra mente.
El año 2022 comienza a nuestros pies con una energía visible y palpable, de proyectos y actividades que están en nuestro futuro inminente.
El Aula Permanente de Formación Abierta (APFA) de la Universidad de Granada, ha empezado el mes de enero con sus clases y talleres de forma presencial. Con una apertura de lujo en una jornada dedicada al poeta Federico García Lorca, retrasadas por la pandemia, donde han confluido los trabajos realizados por el alumnado en distintas materias del APFA relacionados con el poeta: pintura, presentación de un libro, recital poético-literario, representación teatral y coral.
La asociación de alumnos universitarios mayores ALUMA, sorprende con una explosión de actividades culturales y de ocio, sin precedentes por su variedad, cantidad y calidad, sólo como preámbulo mencionar: Visitas al patrimonio de la Universidad de Granada, convocatoria de concursos: de relatos cortos y pintura, del II Premio Nacional de Poesía, concierto solidario para los niños saharauis, visita al Congreso de los Diputados en Madrid, Jornadas Interuniversitarias en la Universidad de Alcalá de Henares, Tertulia literaria con invitación de canta autor, viaje a Turquía…
Me despido con la frase de Séneca “Mientras vivas, sigue aprendiendo a vivir”. ¡Feliz Año!
Enlaces de interés:
- Actividades de ALUMA para el segundo trimestre
- Bases de los concursos de Pintura, Fotografía, Nacional de Poesía y Relatos Cortos (Curso 2021/22)
Leer más artículos de
Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.
Comentarios
7 respuestas a «Rafael Reche: «Abrimos un nuevo año, los estudiantes mayores renuevan energía»»
Gracias Rafael, tus articulos son un soplo de aire fresco en estos tiempos que nos ha tocado vivir y tenemos que adaptarno a ellos . Un saludo
«El tiempo es la materia prima de la vida.»
Me gusta mucho esa frase. Tiene contundencia y encierra una gran sabiduría.
Los días están hechos de tiempo imparable, que nos lleva hasta las experiencias, siempre vivificantes. Positivas o negativas, son un recordatorio tácito de que estamos vivos. Y mientras estamos, tenemos la obligación de soñar, hacer, construir, crear… para uno mismo y para los demás.
Así que después de leer tu magnífico artículo de reflexiones pausadas, de palabras exactas, no me cabe la menor duda de que la materia prima de la vida son las personas dispuestas a vivir y a exprimir intensamente el tiempo que les presta la vida, con imparable actividad y creatividad. Y si es en grupo o en Asociaciones, se multiplica su poder creador. ¡Adelante con todos los proyectos!
Siempre tan acertado Amigo Rafa.
Seguimos en la senda, cultivando y compartiendo el conocimiento.
La edad no importa, es la actitud la que nos mueve.
Aquí estamos inmersos en clases, con las limitaciones propias de la situación. Seminarios, conferencias, charlas, salidas culturales, en fin actividades adaptadas a los tiempos que corren.
Un fuerte abrazo desde Las Palmas de Gran Canaria.
A seguir así.
Gracias Rafa…estos días pensaba que te habías olvidado de nosotros pero solo ha sido un paréntesis. Aquí estamos, con fuerza,dispuestos a aprender algo nuevo…allá vamos.
En tus frases bien referidas al paso de los años se vislumbran aconteceres tristes e inéditos que solo le faltaban a nuestra minúscula experiencia en nuestras vidas, esta histórica pandemia llena de momentos agotadores para el alma y para el cuerpo que nos dejan huella muy latente y que modifica nuestros pasos cada día.
Saquemos esa armadura de cristal y cambiemosla por nuevas ilusiones, nuevos planes, nuevas travesuras que nos hagan resurgir como el ave fénix y yazcan como yacieron los dinosaurios todos nuestros padeceres. Si sacamos esa flor dormida de nuestra primera juventud, afloraran nuestros mismos impulsos de querer comernos el mundo y eso sí es buen apetito por la vida, que nunca esté saciado es el mejor de los anhelos.
Excelente escrito Rafael! Que describe impecablemente lo que este tiempo pasado va dejando en mentes y corazones y lo que el tiempo por venir nos propone…qué privilegio transitar este contexto desde el ámbito educativo…¿qué haríamos si no pudiésemos seguir aprendiendo?? Aprendiendo a vivir? Gracias por tus reflexiones personales que son también las nuestras!!
Minucioso relato de un tiempo que transcurre desafiante, en el cual las vivencias nos enseñan lo inimaginable y nuestro asombro despierta inquietudes nuevas. Sentirnos ávidos por aprender cada día !! Soñar, para Creer, Crear, Crecer, como reza el lema de nuestra Universidad Nacional de Río Cuarto. Gracias por la reflexión Rafael Reche.