Hacia finales del año 1921, el socio del Centro Artístico Miguel Cerón, gran melómano y conocedor de la revalorización e importancia que otras naciones venían concediendo a la música popular, cuyas raíces, además, influenciaban buena parte de las altas creaciones, expone a sus amigos Manuel de Falla y Federico García Lorca (también este socio de la citada entidad, y aquel, aunque no nos consta su afiliación, estrechamente vinculado a ella por razones de colaboración y de amistad) la necesidad de llevar a cabo en España iniciativas que dieran como resultado una mayor profundización en el conocimiento, expansión y dignificación de este riquísimo acervo musical.
Cerón propone comenzar esta noble reivindicación por el españolísimo cante jondo, lo que de inmediato suscita el entusiasmo de Falla y de Lorca. Desde el seno del Centro Artístico, en posteriores conversaciones, brota la idea de la convocatoria nacional de un Concurso de Cante Jondo en Granada, que tendría como objetivo el mostrar al mundo la honda riqueza artística de este arte tan nuestro, así como la salvación de algunos palos que, según entendían ellos en esa época (aunque esto era erróneo) corrían peligro de desaparición.
Muy pronto la idea se extendió por los cultos cenáculos locales y nacionales, y, salvo algunas excepciones de todos conocidas (que se redujeron a meter más ruido que conseguir nueces), contó de inmediato con el apoyo de la dirección del Centro Artístico, y, a través de este, con el amplísimo respaldo de intelectuales, creadores y público general.
El 31 de diciembre de 1921 el Centro Artístico entrega en el Ayuntamiento de Granada la solicitud para organizar el Concurso. El escrito, que encabeza su presidente Antonio Ortega Molina, viene firmado, entre otros muchos, por personalidades de la talla de Manuel de Falla, Joaquín Turina, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, o Ignacio Zuloaga… Y en los meses siguientes se recibieron numerosísimas cartas y telegramas de adhesión.
La petición argumentaba, por ejemplo, que «los llamados cantos populares andaluces, singularmente el cante jondo», se habían filtrado por Europa influenciando de manera notoria las modernas escuelas francesa y rusa. Pedía que se incluyera en los próximos presupuestos una partida de no menos de 12.000 pesetas para el fin propuesto (la organización del Concurso) y que librada la cantidad «el Centro Artístico de Granada será el encargado de recibirla y administrarla». Propone como fecha de realización el Corpus y como escenario la plaza de San Nicolás «cuya decoración dirigirá el gran pintor español Ignacio Zuloaga».
En la sesión del Consistorio celebrada a partir de las cuatro de la tarde del 8 de febrero de 1922, Antonio Ortega, que además de presidente del Centro Artístico era concejal y dos años antes había sido alcalde de la ciudad, defendió con brillantez la propuesta, que hicieron suya la mayoría de concejales quienes calificaron la iniciativa de «altamente interesante y patriótica», y dedicaron palabras elogiosas tanto al señor Ortega como al Centro Artístico.
Es conocido que once días después, el domingo 19 de febrero, a las diez de la noche, Federico García Lorca pronunció en los salones de la Simpática Sociedad, como la prensa solía calificar al Centro Artístico, su célebre conferencia ‘Importancia histórica y artística del primitivo canto andaluz llamado cante jondo’, que se considera el inicio de las actividades en torno al Concurso. Quizá es menos conocido, ya que no suele resaltarse, que la disertación lorquiana estuvo ilustrada por la guitarra de Manuel Jofré.
Durante esos meses la actividad en el Centro Artístico fue frenética: formación de la comisión organizadora, preparación de carteles, trasiego constante de gentes en busca de información, composición del jurado, y aun diseño gratuito de patrones y modelos de vestidos de época recomendados para asistir a las jornadas.
El 7 de junio, en el teatrillo del hotel Alhambra Palace, nuestra «Simpática Sociedad» organizó una recordada velada donde Gallego Burín leyó el folleto que sobre el cante escribió Falla; Lorca recitó algunos poemas de su futuro libro ‘Poema del Cante Jondo’, y Jofré y Andrés Segovia tocaron piezas de guitarra.
El día 8, solo unos días antes del inicio del Concurso, la Comisión organizadora decidió trasladar el escenario desde San Nicolás a la Plaza de los Aljibes de la Alhambra, debido a su mayor capacidad para acoger la avalancha de público y a su más amplio acceso. El Centro Artístico se multiplicó para llevar a buen término el cambio en tan poco tiempo.
En menos de cuatro días se levantaron tablao y tribunas. Ignacio Zuloaga, como es sabido, dirigió la decoración del espacio. Sí. Pero lo que no suele reseñarse, y manda justicia hacerlo, es que fueron los socios artistas del Centro Artístico, bajo la supervisión del gran pintor eibarrés, quienes dibujaron y colorearon los lienzos decorativos con motivos populares; fueron los socios del Centro Artístico quienes dispusieron los tapices, telas, cobres y elementos de adorno cedidos por anticuarios y aristócratas granadinos; decoraron y montaron igualmente tanto el quiosco de refrescos como los ambigús provisionales que se instalaron, y fueron también socios voluntarios y empleados del Centro Artístico quienes ordenaron y guiaron al público a sus asientos y, estratégicamente distribuidos por la plaza, estuvieron pendientes de que todo saliera bien.
Como así fue. Cuatro mil personas, dos mil de ellas mujeres, disfrutaron las noches del 13 (y martes) y 14 de junio de 1922 de aquel histórico espectáculo ideado, promovido, organizado y llevado a cabo (porque lo de «ejecutado» suena un poco mal) por el Centro Artístico.
CENTRO ARTÍSTICO, LITERARIO Y
CIENTÍFICO DE GRANADA