Nació en Granada en 1933. En 1953 formó parte del grupo “Versos al aire libro” y, después, fundó y dirigió junto con José G. Ladrón de Guevara, la colección de libros “Veleta al Sur”, desde 1957 hasta 1996. En 1982, con Francisco Izquierdo, inició la serie de fascículos sobre el Albayzín- Los Papeles del Carro de San Pedro.
En 1994 se le concede el Premio Nacional de Literatura por “Los estados transparentes”. En 2003 se le otorgó por unanimidad el Premio de la Crítica Andaluza por “Las edades del frio”. También obtuvo los premios “Leopoldo Panero” 1966, “Guipúzcoa” 1968, “Boscán” 1968 y “Ciudad de Barcelona” 1969, entre otros. “Los vientos” (Ediciones de la Revista de Occidente. Madrid, 1970)… “Límites”, “Moheda”, “Mis amados odres viejos”.
Acaba de publicar su última obra “Esa pequeña eternidad” 2014. Sus poemas y artículos han sido traducidos a numerosos idiomas. Sobre su obra existe una abundante bibliografía que incluye monografías y tesis doctorales. Forma parte de la Academia de las Buenas Letras de Granada de la que fue fundador el también poeta granadino Arcadio Ortega.
Conozco a Rafael desde hace muchos años y por supuesto a Nina, su esposa, el gran apoyo de su vida y de su obra. Siempre, su trabajo poético me pareció un elemento motivador para trabajar con mis alumnos en mi época como profesor de Lengua y Literatura, cuando tiempo después algunos grupos como “Centros de Enseñanza Secundaria de Badajoz” junto con otras instituciones toman la iniciativa didáctica y le requieren las lectura de su obra “Catorce Poemas de Amor y Tiempo” (18 de Noviembre de 2004).
Posteriormente en los cursos que impartía sobre Patrimonio como Coordinador del Gabinete Pedagógico de Bellas Arte para el conocimiento de nuestra ciudad y de la Alhambra los poemas de Rafael Guillén servían para acrecentar el amor a nuestra Granada. Un libro interesante que promovió la Fundación AguaGranada con la dirección de Arcadio Ortega “El agua y la palabra” recoge “Nueve poemas de Luz y Agua” algunos de ellos extraídos del “Cancionero –Guía para andar por el aire de Granada- 1959” añadían un instante mágico y sensitivo al momento. Ahora que está en auge el bilingüismo en los Centros de Enseñanza haría la propuesta de utilizar la obra de Rafael Guillén ya que sus poemas y artículos han sido traducidos a muchos idiomas. La Editorial Northwestern University Press, de Evanston, Il. (U.S.A) ha publicado recientemente una antología de sus poemas, en edición bilingüe, con traducción al inglés de Sandy McKinney.
El alto potencial didáctico de su trabajo tiene el conocimiento específico del conocimiento in situ del infatigable viajero que ha dado la visión de otros lugares a través de sus propias sensaciones, China, India, Nepal, Santiago de Chile y desde el estrecho de Magallanes a las islas de Indonesia.
Rafael Guillén es el poeta de los sentidos, es un granadino que en la mayoría de los manuales de Historia de la Literatura Española del siglo XX, así como en numerosos estudios especializados en poesía de postguerra, se le cita o analiza en el epígrafe dedicado a la llamada “generación del 50”. Trata la vida pura, abandonando todo tipo de folklorismo para adentrase en la pasión del verso que sorprende y emociona sin dejar de manifestar un peculiar sentir por lo granadino. Tiene el símbolo de la ciudad en la que nació y vive por el contacto mágico con lo árabe, renacentista o barroco, buscando en ello todo lo que de naturaleza posee en su paraíso poético. Resalta los ritmos del agua, los aires del Albayzín perfumado de jazmín o madreselva esparcidos por sus pedregosas callejuelas o por los nocturnos y embriagados tilos de la plaza Bib-Rambla.
Su poesía es todo un arte que puede prestarse a reflexiones humanísticas ya que, la forma de su pensamiento tiene un carácter esencial que invita al goce de nuestras impresiones, llevando la conciencia humana a buscar los intereses más elevados del espíritu. Es un poeta de lo bello y haciendo alusiones a Hegel el autor tiene la idea de lo bello que al mismo tiempo se concibe como su forma de pensamiento ideal. La idea en una- palabra- es el todo, la armoniosa unidad de este conjunto universal que se despliega eternamente en la naturaleza y en el mundo moral o del espíritu.
Domina el arte de los sentidos porque mantiene y manifiesta un sentimiento vivo de su propia personalidad. Hombre amable, bondadoso, espiritual, de una sensibilidad exquisita que derrama en cada una de sus producciones poéticas un alto valor de belleza y armonía con la idea que representa.
Me alegro por tu premio y sobre todo por tu amistad.
(*) Manuel Ruiz Ruiz. Artista Plástico. Profesor Jubilado y Ex Coordinador del Gabinete Pedagógico de Bellas Artes de Granada.