“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín! / Ilumina nuestra conciencia, / no se haga nuestra voluntad, ¡no nos abandones a nuestras acciones! / Detennos, Señor, detennos! / Y cuando hayas parado la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano. / Oh Señor, ¡pon un freno a la violencia! / ¡Detennos, Señor!” (anónimo).
Así finalizaba la oración del Vía Crucis por la Paz, celebrado el pasado día 2 en la recién abierta –“renovada”– Iglesia de San Nicolás, sobre la que, salvando consideraciones técnicas, estéticas y económicas, sí he de decir que ha levantado mi interés, el de parte de la sociedad granadina y el de diversos medios de comunicación. Y no sólo por su ubicación inigualable, sino también por su apuesta interreligiosa – entendiendo el término como “(…) la interacción positiva, cooperativa y constructiva entre personas de diferentes tradiciones o creencias religiosas o espirituales, tanto a nivel individual como institucional” (Wikipedia)–.
Pero volvamos a lo que me quiere ocupar hoy, en plena Semana Santa, Semana de Pasión o Semana Mayor, que por ahora, y espero que por muchos siglos más, va unida a Granada y es parte inseparable para creyentes, para admiradores del arte o para buscadores del descanso.
Con este convencimiento, debo deciros que, veintiún siglos después, no merece la pena seguir escrutando la “Teoría del mandato divino o el de la imposición humana” para retrasar la urgente transformación –detención– que necesitamos de formas y fondos: adecuación de nuestra situación en el entorno; afirmación del papel que ha de desempeñar, por ejemplo y entre otras organizaciones, la Federación de Cofradías; puesta en valor de las normas internas de cada asociación; estudio detallado de nuestra relación con los medios de comunicación y las nuevas tecnologías; situación real del sector turístico y cultural en este y otros eventos…
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de
Ramón Burgos
Periodista