Mi padre siempre decía que los sueños a veces no se cumplen como esperamos pero si luchamos por ellos al final nos alcanzan de una forma que nunca habíamos imaginado e incluso superan lo que habíamos imaginado. Esto mismo me sucedió a mí con mi gran sueño de ser escritora de cuentos infantiles.
Mi nombre es Lidia Fernández Palacios y soy Maestra y Coordinadora de Ed. Infantil en el Colegio Educare Parque, en Galapagar (Madrid).
A lo largo de todos estos años en los que he podido estar en contacto con los alumnos y sus familias, hay algo que siempre me ha fascinado y es la perfecta unión que se crea entre las familias, los propios alumnos y los tutores y maestros. Esta unión tan natural, que va forjando sus pilares y va creciendo como una flor, acaba siendo una relación casi familiar entre profesores y familias, creando lazos irrompibles para siempre.
Todas las vivencias que suceden en el aula y las muchas otras que suceden fuera de ella y se tratan de resolver en el plan de acción tutorial marcan la vida del docente, que trata de aconsejar y de guiar a la familia en todo momento y de asistir al alumno en cada situación que pueda estar desequilibrándole. En mi caso, como tutora, siempre me he volcado en resolver aquellas dudas o situaciones que preocupaban a las familias o afectaban a los alumnos y esa superación conjunta de adversidades me ha permitido crecer y desarrollarme mucho más como profesional de la educación.
Al mismo tiempo, el entendimiento de las emociones del alumno y su gestión ha sido parte central de este desarrollo y es en este punto en el que me he percatado de lo importante que es explicar a los niños nuestro objetivo con el ejemplo de otras personas.
Los cuentos, en estos casos, se vuelven herramientas tremendamente útiles y necesarias, ya que transmiten esos valores de forma sencilla para el alumno y atajan directamente el problema concreto con el fin de resolverlo en el niño mostrando una situación que fácilmente podría estar viviendo ese alumno a diario.
Escribir cuentos ha sido, sin duda, una de las mejores experiencias de toda mi vida, llena de momentos muy especiales que nunca voy a olvidar. Poder dedicar el cuento a mis alumnos y sus familias ha sido otro de los momentos más gratificantes de esta experiencia tan mágica que comenzó con el enorme deseo de ser profesora y escritora desde niña.
Yo me di cuenta de que debía persistir en mis intentos de publicar alguno de mis cuentos porque usaba mis cuentos en las primeras experiencias docentes que realicé y a los alumnos les gustaba escucharlos y los pedían una y otra vez.
Con ese contacto, lograba saber si el cuento había gustado o no, si los personajes lograban enganchar al alumno o si por el contrario le aburrían, si las ilustraciones eran adecuadas al nivel y si el vocabulario era el correcto.
Los alumnos con su atención me decían mucho sobre mis escritos. Y estas experiencias, mi pasión por la enseñanza y el apoyo incondicional de mi familia fueron los motivos principales por los que seguí luchando por ver publicadas mis obras hasta que en el pasado año 2021 la editorial Babidi-bu me respondió que deseaba publicar uno de mis cuentos más especiales: «¿Y si tú fueras pastel?»
Tras más de 4 años intentándolo, pude cumplir mi sueño de ver en mis manos mi primer ejemplar ilustrado de nuestro cuento, un sueño que cumplí junto a mi querida amiga e ilustradora Esti Aguirre (@estilus_a), una auténtica artista y también educadora (pues los ilustradores deben meterse también en la mente del niño y captar en sus dibujos esas emociones y gestos que evoquen los sentimientos del personaje).
Como podemos apreciar, ser escritor de cuentos infantiles requiere de una serie de responsabilidades que no debemos perder de vista, siendo la primera de ellas la responsabilidad como docente o educador (padre o madre). El escritor debe ponerse su bata de profesor o rol de padre o madre y meterse en la piel del niño, entenderle y escucharle con el fin de poder escribir desde su perspectiva infantil. Y es que la perspectiva infantil hay que vivirla lo más cercana posible al niño para que podamos transmitirla lo más fielmente posible.
La siguiente responsabilidad es para con el lector infantil. El lector infantil espera poder entender el cuento con facilidad y aplicar lo que ha leído en su día a día. Los cuentos muy complejos de entender por el niño hacen que éste pierda su interés. Utilizar un vocabulario sencillo y directo facilitará el entendimiento de la historia por parte del niño, quien además podrá verse incluso identificado en la obra.
Y, por último, la responsabilidad como persona que también tiene y siente sus valores muy latentes y trata de expresarlos con humildad y mucha honestidad dejando una pequeña huella literaria y emocional que perdurará para siempre.
De este modo, considero que aquellas personas que viven la educación intensamente y tienen vocación por la enseñanza serán perfectos escritores de cuentos infantiles y sus obras podrán ayudar y guiar a muchos alumnos que necesitan pautas de comportamiento y de confianza en uno mismo para conseguir sus logros y vencer sus miedos.
Sin duda, repetiría una y otra vez esta experiencia, tal cual la he vivido, con sus momentos de incertidumbre y su bonito final. Todo cuenta cuando se trata de conseguir una meta; nuestros pequeños logros hasta conseguirla son parte fundamental en el proceso y nos harán aprender y mejorar para que el resultado sea tan dulce y colorido como el pastel arcoíris de mi cuento.
Así que si estás planteándote escribir cuentos infantiles, ¡sigue luchando por cumplir tu sueño!
¡LOS NIÑOS TE NECESITAN!
Lidia Fernández Palacios
Maestra de Ed. Infantil en el Colegio Parque
(Galapagar La Navata, Madrid)
y autora del cuento ‘¿Y si tú fueras pastel?’
Comentarios
8 respuestas a «Lidia Fernández Palacios: «Cumpliendo sueños: ser escritora de cuentos infantiles»»
Lidia es una de las personas más luchadoras que conozco, y una apasionada de la educación infantil. Enhorabuena por este logro, sin duda conseguirás todo lo que te propongas 🙂
¡Muchísimas gracias, Diana, por tus bonitas palabras! Es una suerte poderte tener a mi lado desde hace tantos años y aprender tanto de ti. ¡Gracias por todo tu cariño!
La determinación y la pasión de Lidia por la enseñanza se hacen palpables durante todo el texto y demuestran lo extraordinaria que es como educadora. ¡Necesitamos a más personas como ella en las aulas!
¡Eloísa, me siento muy afortunada de habernos conocido y de que haya podido inspirarme de personas tan increíbles como tú! Muchísimas gracias por tu apoyo siempre.
Conozco muy bien a Lidia. Nos unen la vocación y pasión por la enseñanza, además de otras muchas cosas por las que estoy agradecida. Lidia siempre destacará por sus habilidades artísticas y literarias. Ella es muy trabajadora, metódica, siendo ese tesón lo que le hace llegar a lo más alto. Además, le acompañan otras cualidades imprescindibles para triunfar: es imaginativa, soñadora, entusiasta, voluntariosa,… todos sus escritos llevan consigo horas de dedicación pero sobre todo de cariño. Todo lo hace con mucho ímpetu y es por eso que sé que conseguirá todo lo que se proponga. Tuve la suerte de poder asistir a sus cuentacuentos y de ver reflejada en los ojos de Lidia la ilusión de los niños. Tener su libro entre mis manos me hace afortunada. Siempre la apoyaré en todos sus proyectos.
Daniela, tu apoyo incondicional me acompaña siempre y me llena de ilusión poder rodearme de ti y de tu saber y tu cariño. ¡Es una suerte poder apoyarnos siempre! Me siento muy feliz y afortunada de que hayamos vivido tantas experiencias juntas como maestras y como personas que comparten sueños comunes. ¡Eres un apoyo fundamental para mí! ¡Y una inspiración como maestra en todos los sentidos!
Me encanta el artículo, el cuento es muy bonito, transmite muchos valores y ayuda a los educadores a animarse a escribir por el bien de la sociedad. Lidia es un encanto.
¡Muchísimas gracias, Virginia! Me siento muy feliz de que te haya gustado el cuento y las enseñanzas que ahí se recogen hayan llegado a tu corazón. ¡Un súper abrazo!