Urgup está a una considerable altura y a uno de sus habitantes lo hizo famoso, en los años sesenta, el presidente Kennedy. Era un hombre que con su borrico montó un servicio de biblioteca itinerante y ello le valió el premio del presidente norteamericano en 1963. Un sexenio más tarde recibiría en Ámsterdam el de BIBLIOTECARIO DEL AÑO, de esa manera culminó la acción de Mustafá Güzelgöz que hoy es un recuerdo vivo esta pequeña ciudad donde muchos negocios llevan su nombre, aunque no todo el mundo recuerde su aporte a la cultura, al conocimiento. Recuerde que la lectura nos hace libres y no las horas de contemplación de la caja tonta que se ha apoderado de nuestros hogares.
Se trata de una ciudad de provincias que apenas tiene 25.000 habitantes, aquí poca cosa hay para ver y, sin embargo, su atmósfera te atrapa. Fue la zona o el epicentro para recorrer la parte de Capadocia que entraba en el circuito de la mayorista española que contraté. La mayoría de la gente llega a la zona para darse un madrugón de imborrable olvido: a las cuatro de la madrugada los microbuses te recogen para ir al lugar de despegue de los globos.
Paseando podemos encontrarnos la famosa Tumba de las seis puertas [Altikapi Türbe] que la orden Kadí levantó para la esposa e hijas del mandatario del momento: era el siglo XIII; la planta hexagonal es accesible por una escalera que da a una puertita lateral aunque ese monumento está excesivamente abandonado. Pregunté por las huellas de centenares de balas en sus piedras para ver si conseguía documentar el lugar y no hubo suerte con esas pesquisas, sin duda fue utilizado en algún momento para fusilar a sus gentes, pero nadie abrió la boca.
De lejos, o si lo prefieren, desde la ventana del magnifico Resort u Hotel Mustafá, se podía ver el pueblo viejo, o mejor dicho, los agujeros en la montaña que te hacen pensar en una gran colmena o en un queso de gruyére. Si te das un paseo descubres hermosos ejemplos de su arquitectura tradicional, ladera arriba, hasta llegar a su célebre mirador [Colina de Temenni] donde está la tumba de un santo y que te permite ver Urgup en 360 grados, prácticamente sin tener que caminar nada. ¡Sería fabuloso si hubiera sillas giratorias para ser un haragán total! Pero los 1800 metros de su trasfondo montañoso, con la llegada de diciembre, suelen cubrirse de un manto blanco que alimentará sus acuíferos hasta la primavera.
Digamos que toda su parte histórica está en torno al promontorio que, cuando te acercas, parece un colmenar abandonado. Las casas, aún hoy en día, se construyen pegadas a la roca e incluso cuando observas una nueva en construcción, puedes descubrir los restos de los pasadizos del mundo subterráneo de siglos pasados y que prácticamente llegaban hasta el río; la ciudad pasa por ser el asentamiento humano más antiguo de la zona.
Como curiosidad, en su recoleto museo, podemos admirar los dientes de diez millones de años que corresponden a un lejano antepasado del elefante que hoy conocemos y multitud de otros materiales prehistóricos pero, si tuviera que recomendar algo, entonces indicaría un paseo hacia las Bodegas Tuvasam y tomaría mi tiempo para disfrutar de unas catas de los exóticos caldos que da esta zona de Capadocia y que aún conserva el legado de los antiguos griegos [los últimos fueron expulsados en 1923] en cuanto a cultivo y elaboración del vino; para mi paladar, sin ser un enólogo, los prefiero a los que en otro viaje probé en la isla griega de Santorini en la que recalé varias veces.
En la cartografía antigua aparece como Osiana y los selyúcidas la denominaron Bashisar y la influencia de esta histórica etapa la encontramos precisamente en la tumba citada más arriba o en los restos del castillo [Kadikalesi, también del XIII]. Hoy no deja de ser una ciudad que parece aletargada pero en materia hotelera, sobre todo en la zona de Esbelli, es de un refinamiento que hace palidecer a otros países que se creen los mejores del mundo en ese tipo de establecimientos. Buenos, bonitos, baratos si comparamos calidad y prestaciones: eso sí son delicias turcas.
Podríamos colegir que es un lugar ideal para relajarse y para inspeccionar la zona de Capadocia. Si vamos por libre, hay infinidad de ofertas y precios para todos los bolsillos, aunque la oferta estrella es la de los globos en el cercano valle de Goreme –a una decena de kilómetros- o la visita a las ciudades subterráneas –hay una cuarentena- que, en algunos casos están preparadas para el turismo. Recordemos que a mediados del XX, el gobierno turco, ante los frecuentes derrumbamientos, ordenó el desalojo de esos poblados que en su día fueron la solución para guarecerse de las persecuciones y sobrevivir a las constantes guerras y los odios religiosos que se enseñorearon con esta región, eminentemente troglodita, que puede ver perder su atractivo si no se actúa a tiempo y se siguen deteriorando esos miles de cuevas excavadas en las montañas de roca que, en determinados momentos, te hacen creer que estás en el epicentro de la historia o viviendo un cuento de hadas.
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Maestro de Primaria, licenciado en Geografía
y estudios de doctorado en Historia de América.
Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas
del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.