Hace unos años, en Granada, todo estaba perdido; sólo quedaría un hospital. Pero gracias al doctor Candel, Granada cuenta hoy con unas infraestructuras sanitarias, acordes con sus necesidades, su nivel y su dilatada tradición universitaria
¿Quién dice que no todo está todo perdido? ¿Quién dice que todo marcha bien? ¿Quién dice que no hay crisis, que no existe déficit, que no hay inflación, que los precios van mejor? No necesitamos aclaración de ningún tipo, la grave situación de crisis en la que vivimos, la conocemos todos. Las evidencias son tan claras, que no se pueden disimular, sino más bien, aceptarlas e identificarlas, en su totalidad, para poder abordarlas y solucionarlas con acierto y precisión. A diferencia de las anteriores, como la de Leman Brothers (2007/2008), de carácter eminentemente financiero, la crisis actual es más compleja y extensa. Los factores que la condicionan y los elementos que la componen, son mucho más amplios y variados.
Una pandemia extendida por todo el mundo, que, pese a las vacunas, aún nos sigue azotando. Una situación internacional, arriesgada y peligrosa con distintos frentes: vuelta de los Talibanes a Afganistán, mantenimiento de las Dictaduras en Corea del Norte, Cuba, China, Venezuela, etc. y sobre todo Rusia que, con la invasión de Ucrania, ha abierto una guerra contra la humanidad, con amenazas de conflicto nuclear. Además de ocasionar una fuerte subida de los precios de la energía, derivada en una que crisis energética y económica mundial.
No menos preocupante es la situación de España que, aparte de padecer los efectos de la citada crisis internacional, hemos sufrido la costosa y peligrosa erupción del volcán de la Palma. Por otro lado, los españoles seguimos siendo víctimas del independentismo burgués, catalán y vasco, beneficiados y bien pagados por el gobierno de Sánchez, para garantizarse su apoyo. Otro despropósito es el radicalismo de la extrema izquierda, atentando contra los principios éticos más elementales (véase la Ley Trans y los Derechos del Niño); lo que sensatamente está desplazando a la mayoría de la población al conservadurismo, al verse acosada y amenazada por tanto intolerante.
Un espacio, menos conocido, es el intergeneracional. La contrastación y confrontación de ideas, valores, actitudes y normas entre mayores y jóvenes, debidas a la diferente educación recibida por unos y otros; junto a la asfixiante situación laboral de los jóvenes, dada la dificultad en encontrar un empleo, mínimamente estable y decentemente remunerado, es preocupante. Sin trabajo, sin futuro, sin hogar propio, etc. los jóvenes decepcionados, desesperados, frustrados, etc. pueden ser presas fáciles de la radicalización, la adición, el pasotismo o la depresión, con la posibilidad de ser expulsados del sistema para siempre.
Pero… ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. (Canción compuesta por Fito Sáez en 1985). Hoy, igualmente nos preguntamos: ¿Quién dice que todo está perdido? ¿Quién dice que todo va mal? ¿Quién dice que el gobierno todo lo destrozará? ¿Quién dice que no hay gente competente? ¿Quién dice que nadie pregunta por el cielo, la tierra o el mar? Nos encontramos en una coyuntura histórica, muy delicada, con muchos riesgos y alta peligrosidad. Aquí, también venimos a ofrecer nuestras vías de solución: consenso incuestionable en España, como se está haciendo en Europa; priorizar los intereses nacionales y generales, sobre los autonómicos y particulares; voluntad sincera de abordar la situación con objetividad y rigor; contar con expertos independientes, no politizados; ser receptivos a la opinión y participación de la ciudadanía, no dejándola olvidada, como está.
Sabemos que no todo está perdido, que no todo es pesimismo, mentira o corrupción. Hay que sembrar esperanzas, despertar ilusiones, confiar en nosotros mismos y crear un espíritu de superación. Pero eso hay que hacerlo aquí, ahora y entre toda la ciudadanía: “para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos, los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos” Hay muchas personas prudentes, respetuosas y responsables, mejor dicho, la mayoría de la población tiene y actúa con cabeza, coraje y corazón: españoles, europeos y del mundo entero.
En Granada, recientemente hemos sufrido la triste pérdida de una persona sobrada de cabeza, coraje y corazón; un ejemplo de ciudadano, un paradigma de héroe, que consiguió algo, tan increíble, como movilizar a Granada, a nuestra querida ciudad. Despertarla de su largo letargo, de su conformismo, de su indiferencia, etc. hasta transformarla en activa, participativa y reivindicativa, reconociéndose a sí misma, aumentando su autoestima colectiva, recuperando orgullo y dignidad. Estoy hablando, evidentemente, del Doctor Don Jesús Candel Pareja, conocido por Spiriman.
Hace unos años, en Granada, todo estaba perdido; sólo quedaría un hospital. Pero gracias al doctor Candel y unos cuantísimos miles de personas más, que le acompañamos, Granada cuenta hoy con unas infraestructuras sanitarias, acordes con sus necesidades, su nivel y su dilatada tradición universitaria. Los granadinos lamentamos profundamente la muerte de este gran granadino; le estamos enormemente agradecidos y nos queda una deuda con él, una amplia hipoteca que perdurará durante muchos años, hasta que su nombre brille en las más elevadas y recónditas cumbres de Sierra Nevada.
(NOTA: Este texto de Antonio Luis García Ruiz se publicó como artículo de Opinión en la edición impresa de IDEAL correspondiente al sí 31/10/2022)
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Catedrático y escritor