Goreme y Capadocia frecuentemente se convierten en sinónimos sobre todo por sus célebres paseos en globo que tanto impactan en los folletos turísticos. Es verdad que el espectáculo merece la pena y que no sólo es el madrugón lo que no olvidas cuando, al alba, subes a uno ellos y te elevas por la región y la contemplas desde el cielo. ¡Fantástico espectáculo y corto el vuelo o cómo la teoría de la relatividad se hace presente en esa experiencia!
El valle fue declarado patrimonio de la humanidad y alberga una impresionante concentración de capillas, ermitas, iglesias y monasterios excavados en la roca de esta parte de Capadocia, la mayoría corresponden al siglo IX y, la suave toba de la zona, facilitó el trabajo para aquellas gentes que buscaban refugio en la violenta sociedad y persecuciones del momento.
Lástima que los que llegaron detrás no pensaron lo mismo y muchas de ellas están vandalizadas y, en muchos casos, sus frescos extraordinariamente destrozados, tienes que poner una gran imaginación para “vislumbrar” lo que representa, aunque deberemos colegir que para más de un milenio, desde que esas obras pictóricas fueron realizadas, realmente son dignas de contemplación. Lástima que los interiores están muy oscuros y las máquinas de fotografiar prohibidas.
Generalmente la ruta se hace a pie tras dejar el vehículo en la entrada del área museística –aunque la carretera tiene un tramo que cruza esa empinada ladera- , se inicia una cuesta, en esta zona nos iremos encontrando una serie de Iglesias, Carikli [Sandalias, hay cuatro huellas que dicen que corresponden a Jesús, ya saben cuestión de fe], Santa Catalina, Santa Bárbara, etc.
En alguna de ellas tendremos que hacer contorsionismo para acceder –especialmente los de complexión fuerte- en determinados momentos pensé que hubiera sido fabuloso ser Houdini [el gran escapista]. Hay una figura de Cristo en posición sentada que ocupa casi todo el ábside principal; luego aparecen los santos Teodoro y Jorge, así que podríamos colegir que realmente por aquí se forjó ese personaje que habitualmente vemos liquidando o lanceando al mitológico dragón y podría ser un recurso repetitivo pues si seguimos subiendo encontraremos más imágenes del mismo.
Por ejemplo Yilanli Kilisi [Iglesia de la Serpiente o San Onofre] donde el santo, poniendo imaginación, está representado desnudo y, sobre sus gonadas, una hoja. Aún más arriba, posiblemente la que es más visitada –aunque haya que pagar entrada adicional- o sea: la Iglesia Negra u Oscura [Karanlik] que está bien surtida de frescos y, para nuestro consuelo, los ingresos que genera son empleados exclusivamente para su restauración, al margen de reducir considerablemente el flujo de visitantes que acababa perjudicando sus milenarias obras de arte. Nada más entrar encontramos la pequeña capilla dedicada a Santa Catalina y de nuevo otro San Jorge.
Si nos cansamos de subir, vale la pena aprovechar el descenso y en esa bajada pasar a darnos una vuelta por la Iglesia de la Hebilla, refrescante y buen acceso dentro del tipo de edificación predominante tallada en la roca. Hay una gran cantidad de frescos que muestran, cual youtube milenario, la vida de Jesús. En el subsuelo aún quedan los agujeros que guardaban tumbas y que, al parecer, con los obligados intercambios de población [otro eufemismo, como si los talibanes de ahora fueran los únicos que hicieron barbaridades] que dio vida al régimen republicado de Mustafá Kemal Ataturk, se los llevaron consigo los cristianos ortodoxos en su despedida de su entonces tierra natal, sin duda querían evitar que esos restos fueran profanados, algo que sí sucedió con infinidad de pinturas mutiladas de manera realmente penosa..
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Maestro de Primaria, licenciado en Geografía
y estudios de doctorado en Historia de América.
Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas
del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.