El “trabajo en equipo” es algo de lo que se habla mucho. Todos tenemos incorporado a nuestro discurso que trabajar en equipo es positivo, que enriquece, que potencia. Pero también sabemos que acordar con otros es complejo, que tomar en cuenta la perspectiva de quien piensa diferente cuesta y que también debemos de realizar un trabajo individual que requiere la ocupación de mucho tiempo.
Un “equipo” puede querer decir cosas distintas para cada uno: ser amigos, compartir materiales, planificar juntos, compartir obstáculos… ¿qué significa lograr un equipo para cada uno de nosotros? ¿Todo grupo es un equipo? Un grupo reúne personas que trabajan juntas, pero estas no necesariamente conforman un equipo. Para hablar de equipo es necesario que esas personas trabajen en pos de un objetivo en común y que estén comprometidas con esa meta. Esto implica participar y estar comunicados. Si no, no hay equipo; puede haber grupo, puede haber amistad y hasta buen clima de trabajo, pero no estamos en presencia de un verdadero equipo.
En general, los maestros/as manifestamos trabajar en equipo mucho menos de lo que consideramos necesario y solemos escudarnos en motivos que nos impiden o dificultan la realización de esta tarea, como, por ejemplo: la confección de programaciones y de material pedagógico, largas horas de trabajo en aula, horario limitado para trabajo colaborativo, realización de informes y revisión de pruebas… actividades que además debemos de realizar fuera de nuestro horario laboral, entre otras.
Teniendo en cuenta lo mencionado, ha llegado el momento de superar esas dificultades, el desafío docente es trabajar en coordinación con otros compis y enseñar a los alumnos a trabajar y aprender en grupos, dando el salto metodológico de trabajar en equipo
Actualmente, la figura y el rol del docente ha cambiado. Ya no se trata de la persona en la que se centra todo el conocimiento, sino en la persona que adquiere un rol de guía y acompañante en el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado. Al mismo tiempo, se valoran las múltiples ventajas de trabajar en equipo frente a la antigua idea que concebía la docencia como una actividad profesional individualista.
¿Quieres conocer sus ventajas?
Ventajas para el alumnado
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El trabajo en equipo de los docentes es siempre un buen ejemplo para el alumnado. ¡Es casi imposible enseñar a colaborar, si no se comienza desde la misma práctica!
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Asimismo, trabajando colaborativamente La coordinación de los docentes permite una coherencia en la metodología que se lleva a cabo y en los criterios de evaluación.
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La evaluación de la práctica docente es más continuada y permanente, lo que facilita la actualización de las metodologías.
Ventajas para las familias
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Una preocupación habitual de las familias es el cambio de metodologías y maestros/as al cambiar de ciclo o de curso, algo que disminuiría notablemente si todo el claustro se implicase en un trabajo en red y partiese de unos objetivos comunes.
Ventajas para los docentes
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Colaborar proporciona oportunidades de aprendizaje, gracias a la reflexión conjunta de los miembros del equipo.
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Se reduce el exceso de trabajo, ya que se comparte la carga de trabajo.
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Compartir conflictos, frustraciones y fracasos puede ayudar a reducir el estrés docente, al sentir que los compañeros viven situaciones similares y que podemos pedir consejo y opinión a aquellos que han pasado por lo mismo y de esta forma poder analizar una situación desde diferentes enfoques.
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Gracias a la sinergia de los miembros del equipo se propicia una mejora de la actuación docente, una mayor calidad educativa.
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Se potencia el desarrollo personal de cada uno de los docentes, ya que al trabajar en equipo se obtiene seguridad y afecto, además de un constante contacto y diálogo.
Pero ¿por dónde empezamos?
Las ventajas de la creación de una red educativa son indiscutibles.
¡Pero la mejor manera de aprender es poniéndolo en práctica! Partiendo de problemas reales, poco a poco se pueden ir construyendo equipos que ayudarán a mejorar la acción educativa.
Por todo ello es importante un cambio en las prácticas y los recursos, y tener en cuenta una serie de factores:
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Buena comunicación. Es esencial que exista comunicación entre los miembros del equipo.
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Objetivo común, compartido y consensuado con todos los miembros del equipo. A partir de aquí, todos deben poner su granito de arena para lograr el objetivo propuesto, siendo necesario que cada uno de los miembros del equipo aporte para llegar a ello.
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Actitud personal positiva. Las actitudes adoptadas por cada uno de los miembros del equipo formarán el clima de trabajo. Por eso es importante que haya una actitud positiva de colaboración, adaptación al cambio, de ayuda, de implicación en el proyecto, etc.
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Participación activa. En un equipo es imprescindible que haya una participación de todos los miembros para poder crear proyectos de calidad. Debe crearse un clima de confianza, respeto, escucha activa y tolerancia hacia el equipo para facilitar la expresión de todos.
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Toma de decisiones, un elemento clave en la formación en equipo. Es necesario que el proceso de toma de decisiones sea consensuado por todos los miembros, que todos se sientan cómodos con él. ¡Es básico ser capaces de decidir eficazmente para poder seguir avanzando cada día!
¿Y AHORA QUE OPINAS?