“Hay que destruir toda esta carroña. Destruir. Para edificar. Edificar sobre cimientos de cultura. Y de fraternidad”. La frase –sentencia– fue acuñada por la escritora y periodista española Luisa Genoveva Carnés Caballero, militante del PCE, miembro de Las Sinsombrero (Generación del 27) y defensora de la causa republicana (“Luisa Carnés, también conocida por los pseudónimos de Clarita Montes y Natalia Valle, Madrid, 3 de enero de 1905 – Ciudad de México, 12 de marzo de 1964”, eswikipedia.org).
Así, y al hilo de releer algunos de sus artículos, especialmente en “La Voz” y en los semanarios “Estampa” y “Crónica”, propios de aquellos tiempos que nunca debieran repetirse, no me cabe ninguna duda de lo mucho que se está copiando, por parte de varios dirigentes sociales, de su obra en estos días de inicio de un año que, a todas luces, va a estar marcado por la dureza electoral española.
Y en la distancia de mis convicciones –que es mucha– a los presupuestos de la citada autora, me pregunto –y os pregunto– ¿si no es más humano, en nuestro tiempo, avanzar sobre lo construido que arrasar lo que no conviene a nuestros intereses más partidistas?
Pongamos pie en pared y analicemos todas y cada una de las falsedades y vanas promesas con las que nos han asaeteado y con las que nos van a seguir crucificando, pues la solidez, antónimo de la debilidad, tiene su base en los cimientos de la formación universal; es decir: en el respeto a los derechos humanos y, por tanto, a cada uno de nuestros congéneres y a su libertad de conciencia.
Y lo dicho –os lo ruego– no puede ser interpretado, en ningún caso, como “inconsistencia”: “Cuidado con las personas que no se sienten frágiles. Son duras, dictatoriales. En su lugar, las personas que con humildad reconocen su propia fragilidad son mucho más comprensivas con los demás” (papa Francisco, Rome Reports).
Leer más artículos
de
Ramón Burgos
Periodista