El grupo de música andalusí (“Flamenco Medieval”) Zalema junto con Miguel Ángel Martínez Pozo (Premio Memorial Blas Infante de Andalucía) crean un nuevo espectáculo donde unirán voz y música a través de un concierto-conferencia que esperan impresionar a todos los oyentes y espectadores.
Fue, en la jornada del domingo, 22 de enero, a través de las redes, cuando sorprendieron dando a luz el vídeo promocional con la intencionalidad de poder llegar a todas las instituciones y entidades públicas así como asociaciones que puedan estar interesadas en este espectáculo para sus futuras programaciones culturales. Para la realización del vídeo promocional han grabado en dos espacios emblemáticos e identitarios del norte de la provincia de Granada; los baños árabes de Baza y la Casa Penalva de Huéscar que es una verdadera joya arquitectónica.
¿Quiénes son?
El Grupo Zalema nace en Baza (Granada) a finales de 2015 con la intención de estrechar lazos en común entre distintas culturas (morisco andalusí, cristiana y sefardí), usando el flamenco como aglutinante, planteando un repertorio que recoge arreglos y composiciones propias sobre temas tradicionales medievales de origen andalusí. Actualmente cuentan con numerosos conciertos en todo el ámbito nacional así como alguna incursión internacional. Parte de este trabajo se recogió en el disco “Flamenco medievalista”.
Por otro lado, Miguel Ángel Martínez Pozo, es doctor en Humanidades y Ciencias Sociales bajo el programa de Patrimonio por la Universidad de Jaén con la tesis “Moros y cristianos en el mediterráneo español”. En el año 2020 obtuvo el Premio Memorial Blas Infante con el ensayo “Andalucía. Tierra de moros y cristianos” que, ya en su tercera edición, sigue teniendo un gran éxito llevando a su autor por todo el territorio peninsular impartiendo conferencias sobre la temática y la influencia que tuvo el morisco en nuestra identidad como andaluces.
¿De qué tratará este espectáculo conferencia-concierto?
Tal y como exponen en el vídeo promocional, la cultura andaluza es eminentemente popular ya que es el pueblo llano, el campesino o el andaluz morisco que diría Blas Infante, el que ha sido depositario de ella a través del tiempo. «Todo se lo debemos a nuestros abuelos; a aquellos cuyas manos estaban curtidas y su rostro quemado por el sol. Y a nuestras abuelas, cuyo universo bético sensorial supieron conservarlo y transmitirlo hasta llegar a la actualidad. Y a su memoria. A esa identidad que se fue transmitiendo hasta hoy para ser quienes somos porque un día fuimos lo que fuimos.
Nos introduciremos en la huella morisco andalusí porque, a través de la música, nos dejaron, su memoria fruto del silencio que tuvieron que soportar para no caer en el olvido tras las pragmáticas y sínodos establecidos para su exterminio», explican antes de añadir «y nos adentraremos en el pueblo judío, el pueblo sefarad. A través de la música, rescataremos del olvido a los más de 160.000 sefardíes que abandonaron la Península en un amargo destierro. Porque fue en 1492, cuando los Reyes Católicos firmaron un edicto en el que o bien aceptaban el cristianismo o tenían que abandonar esta tierra. La comunidad etnocultural que más tiempo ha estado presente en territorio hispano pues se tiene conocimiento de ellos desde el año 89 d.C. y que han perdurado hasta nuestros días porque una gran parte se quedaron ocultos, transformados, simulados pero continuos».
De su mano conoceremos el legado musical cristiano de los Reinos peninsulares en el medievo porque este bebió de lo que fueron los años gloriosos del espejo de todo el mundo: al-Ándalus. La historia de nuestro país, de nuestra tierra, de nuestra identidad, de nuestra música no se puede explicar si no es desde las minorías, desde aquellos que fueron silenciados o que lo intentaron porque solo nos hace falta quitarnos el velo de nuestros ojos; mirar más allá y con un prisma abierto.
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