La verdad de la vida es su vivacidad y esa vivacidad es consecuencia de ser mortal y finita en su tiempo. Asombra dar una ojeada al exterior y vislumbrar en la prensa diaria, los mismos sucesos, las mismas tragedias que se repite vuelta tras vuelta, siglo tras siglo. La historia de humanidad hechas de páginas de gloria y sangre.
Sin duda, con los años vividos este sincronismo nos deja las huellas perdidas de las lágrimas junto con la expansión de los felices momentos, al final, estamos envueltos en la unidad indisoluble de vida-muerte.
Los hilos tensos de la vida se rompen en cualquier momento y lugar. La cruda realidad se abrió paso en febrero, con el terremoto de Turquía y Siria, presentando un escenario dantesco en las tinieblas de la noche. La tragedia siempre golpea la casa del pobre que barata se vende la sangre de los desheredados, (viviendas como de cristal que al primer golpe se desmoronan). La falta de piedad del mundo nos alerta de nuestra debilidad ante la fuerza de la naturaleza y nos sitúa en la propia mortalidad.
Suspendido mi ánimo en este febrero revuelto, antes de escribir palabras sin respuesta, abro la ventana de este espacio virtual para mantener activo el oxígeno humano de la ilusión, para fortalecer el deseo de la existencia. La otra cara de moneda de febrero, la fiesta de Carnaval.
Invirtamos el camino, pasemos a la perspectiva optimista para mejorar el envejecimiento, transformemos la actitud pasiva por la activa. Dejémonos llevar por la magia del aprendizaje a lo largo de la vida. Dejémonos devorar por el pulso continuo del conocimiento.
Para volver a nosotros mismo es necesario salir y arriesgarse. No importa el frio, la lluvia, sacrificar el tedio de la siesta y el sofá, huir de la soledad que lo puebla y todo lo quema, coger el abrigo y paraguas, la libreta y el bolígrafo y caminar hacia la Universidad que sabe que iremos y que nos espera, a las 5 de la tarde.
A diario una legión de hombres y mujeres de más de 50 años de distintas procedencias sin exigencias educativas acuden a las Universidades: Senior, Experiencia, Mayores, Tercera Edad, Permanente de Formación Continua… (Una diversidad de denominaciones, definen la formación universitaria de los mayores) en España y otros países europeos. La unión del estudiante mayor con el universo del conocimiento, en un momento de la vida más sosegado, sueñan con saciar la curiosidad por el saber.
Febrero llegó revuelto y las clases del Aula Permanente (APFA) de la Universidad de Granada parecen contagiadas de este espíritu agitado y han logrado retornar la seducción por la historia y la ciencia en dos asignaturas, impartidas una a continuación de la otra, donde el pasado y el futuro se dan la mano para sorprender, de la piedra a los sistemas inteligentes. La arquitectura y urbanismo en la Hispania Romana y la Inteligencia Artificial, en el Parque de las Ciencias de Granada.
Convertido en viajero del tiempo. La fascinación se instaló en mí, esa fascinación que te abre los ojos ante la historia, la investigación, en la revelación de la diversidad de mundos.
La historia de 2.000 años, dos acontecimientos relevantes: la llegada de los romanos a Hispania que resulto una revolución en lo social, político, jurídico, económico… y los avances de la Inteligencia Artificial (IA) en el siglo XXI, basados en máquinas, sistemas, algoritmos inteligentes
El rico patrimonio romano heredado es bien conocido y el progreso que supo para aquella sociedad en la mayoría rural y de clanes, para sus ojos considerados “bárbaros” Este imperio nos dejó mucho de lo que somos y el pilar de nuestra civilización latina. Aun conservados grandes obras (Villas, acueductos, teatros, vías cisternas, pantanos.) algunos después de 2000 años siguen prestando servicio a la comunidad.
Si la fascinación del mundo romano es grandiosa, la fascinación por la explosión sobre las personas, los datos y el control de la Inteligencia Artificial es alucinante y eso que estamos en los albores como un bebe en sus primeros pasos.
Datos, datos datos…. responde estas nuevas palabras mágicas con otro sentido a la Inteligencia Artificial (IA). Una interacción de los sistemas de IA, entre tecnología y sociedad, las máquinas y nosotros con nuestras vidas.
Un castillo de términos, un lenguaje neófito se abre paso sin permiso a tal velocidad que no llego alcanzar por más que acelero mi paso ya cansado, mis nietos hablan y me siento sordo sin serlo, cuando se convierten en gamer (jugadores) de los videojuegos.
Esta revolución de dispositivos tecnológicos inteligentes han llegado para quedarse y que interactuemos con ellos: en la casa inteligente: con robots que nos ayudan en la tareas domésticas, altavoces que responden a nuestra voz… , en la ciudad: con mejoras de los servicios urbanos, mediante cámaras generan perfiles digitales de nuestro comportamiento.., en el trabajo: para recoger, procesar y evaluar datos eficientes …, en la medicina: como ayuda al diagnóstico de enfermedades …los algoritmos inteligentes están en nuestro día a día, sin duda son el gran invento de la humanidad , nos ayudan en nuestras actividades.
Y yo me pregunto, y yo os pregunto. ¿Dejaremos de ser un día soñadores, creativos, libres para amar, pensar?
Miedo produce no saber hasta que limites ético y de control pueden alcanzar que nos ataque a nuestra propia libertad e intimidad. No me gustaría convertirme esclavo de más máquinas de los sistemas inteligentes. Quiero pensar por mí mismo, quiero equivocarme, quiero amar, quiero ser yo. No me interesa que mi despertador sepa todo de mí, cuantos likes (me gustan) tengo en mi perfil de Instagram o Facebook, disfruto ganando una partida de ajedrez, construyendo un puzle con mis nietos, pintando el atardecer de Cádiz, el otoño de Granada. Un Robot no tiene sentimientos, le da igual ganar que perder.
Amigo y compañero Antonio Vera Ruiz, nos deleita a diario con poemas, esta vez con una reflexión sobre la Inteligencia Artificial.
INTELIGENCIA
La inteligencia del hombre
cada día va creando
inteligencia artificial
más perfecta a cada paso,
cada vez más parecida
al hombre que la ha creado,
y aunque el hombre la comprende,
por algo él la ha inventado,
nos fascina y sobrecoge,
parece cosa de milagro,
cada vez se nos parece
más y más, y avanzando,
quizás hasta llegue un día
en que se nos parezca tanto
que no sepamos quién es quién
el inventor o el inventado
porque los hombres también
nos vamos averiando
como máquinas caducas
que al final caducamos
y nos sustituyen otros
que repiten nuestra vida,
que hacen nuestro trabajo.
¿Seremos también nosotros
la inteligencia artificial,
el invento inacabado
de un ser más inteligente,
perfecto, genial y sabio?
Antonio Vera Ruiz
Antequera 13 febrero 2023.
Leer más artículos de
Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.