(Tanto monta, monta tanto,
Isabel como Fernando).
Con Isabel de Castilla
y Fernando de Aragón
nacerá la nueva España
como moderna nación.
Fueron monarcas decentes
de cristiana religión
y preceptos humanísticos
que aplicaron con rigor
forjando un potente Estado
modelo de admiración.
Concluida la Reconquista,
la unidad se consumó
entre las tierras de España,
llegando a la formación
de un Estado fuerte y sólido
que en el mundo rutiló.
Fue la Toma de Granada
el final de la misión
y los monarcas católicos,
con coherencia y persuasión,
construyeron decididos
una pujante nación.
Allá por el siglo XV
nos ilustró el Humanismo,
actitud intelectual
versada en el Clasicismo
resaltando en sus teorías
las del antropocentrismo;
y surgió la Inquisición,
que tenía como objetivo
autentificar la fe
dentro del catolicismo
vigilando a los herejes
perjuros con su bautismo.
Un mercado muy famoso
del decimoquinto siglo
fue el de Medina del Campo
que ostentó gran señorío
ayudando a que Castilla
fuese un territorio rico.
El periodo más radiante
por el que ha brillado España
se inició con estos reyes
de convicciones muy claras,
que tejieron la unidad
y enraizaron una patria,
siendo Fernando e Isabel
padre y madre de esperanzas.
Con el emperador Carlos
y el rey Felipe se alcanza
la cúspide del poder
haciendo que nuestra España
reglase el orden del mundo
y el ritmo mundial fijara
al erigirse en nación
fuerte, egregia y respetada.
Se inició la decadencia
con los últimos monarcas
de la estirpe de los Austrias
y el poder se desbarata
envuelto en el pesimismo
que todos sitios se instala.
Ver capítulos anteriores de
Profesor jubilado y escritor, autor de
‘Ortografía práctica del español’,
‘Ronda para niños’ (inglés),
‘Federico en su centenario’, ‘Las acacias del Macabe’,
‘Cervantes y Don Quijote’, ‘ La boca del infierno’
‘En la noche de San Juan’
y ‘Mencía de Mendoza. La nieta del cardenal’