“Vengo del mundo de la docencia. Soy maestro lo que pasa en este momento por temas de salud no ejerzo, estoy en calidad de pensionista” nos responde cuando le interrogamos acerca de su actividad profesional dado lo difícil que resulta a los creadores el poder vivir del arte. Lo de componer versos le surgió en la adolescencia, como un juego o entretenimiento. Ya en su época estudiantil, con 13 o 14 años, le gustaba imitar el estilo de los autores que aparecían en sus los libros de texto. “Me salía muy bien Rubén Darío, Bécquer, Gutierre de Cetina, incluso, a Rafael Alberti de los primeros libros de ‘Marinero en tierra’, ‘El alba del alhelí’ o ‘La amante’” comenta antes de añadir que también componía poemas más propios “pero sin valor literario ninguno”. Con 25 años dejó de vivir porque entendió que no aportaba nada literariamente y se dedicó, sobre todo, a a leer y a aprender.
Sería una década después cuando se lanzó a la escritura “en serio, sin juegos”. Primero serían artículos y pequeños ensayos sobre Historia del Arte de su comarca. Debido al éxito de estos textos comenzó a escribir cuentos y microrrelatos, sobre todo a raíz de su amistad con el escritor ya fallecido, Antonio Pereira , de Villafranca del Bierzo, que le incitó a que reuniese y publicase sus mis primeros cuentos. De esta forma nació ‘Pequeño catálogo de historias breves’ (2003) tras el que irían llegando el resto de sus libros entre ellos los de poesía. “Aunque empecé con los artículos, microrrelatos y cuentos siempre he tenido claro que tarde o temprano terminaría escribiendo poesía porque ahí estaban mis orígenes desde la adolescencia”. Así fue como surgió ‘Memorial de las piedras’ (2009), su primer poemario que considera “un libro muy afortunado” porque lo envió a un premio y lo ganó, el ‘Joaquín Benito de Aucas’.
Después ha llegado ‘La fatalidad’ que dedica a modo de “pequeño recuerdo” a su madre fallecida al poco tiempo de su publicación y donde pone de manifiesto cómo su proceso de creación es lento y concienzudo. “Prefiero elaborar los textos, repasarlos, corregirlos mucho, porque entiendo que al lector hay que darle lo mejor de cada uno. Entonces, claro, eso requiere tiempo”. Como ejemplo añade que en ‘Memorial de las piedras’ invirtió unos tres años y en ‘La fatalidad’ aproximadamente dos años y medio. De su llegada al sello editorial granadino explica que fue a través de su “admirado amigo”, Ángel Algoso, que conocía estaba a punto de concluir su libro por lo que les puso en contacto con ellos. “Ver la obra de Santiago Causo fue maravilloso’ explica de la portada tras lo que añade que tardó en decidirse en la imagen adecuada para la portada pues “toda la obra de este ilustrador me parece fantástica”.
Respecto a la elección del título lo justifica por el aire de misterio y, al mismo tiempo, de protesta. “Elegí ese título pues es el de uno de los poemas (aparece también en la contraportada) porque estamos viviendo unos tiempos fatales y porque este libro, en cierto sentido, es también una queja contra esa fatalidad que nos envuelve como consecuencia de la crisis”. Entre los temas que aborda no pueden faltar “los temas eternos de la poesía”, como la muerte, la existencia, el paso del tiempo, la pobreza,.. La distribución en tres partes indica es porque los de la primera son los más antiguos y están más relacionados con el tema de la fatalidad. La segunda se refiere a una relación más íntima y personal donde aparece el tema del amor y desamor y la tercera que es más una miscelánea y entrona con la primera para cerrar un círculo.
Título: La fatalidad Autor: Fermín López Costero. OIR AUDIO DE LA ENTREVISTA:
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