Antonio Alaminos: «Cómo cuidar nuestro planeta borrando mensajes y correos electrónicos»

Me ha llegado un informe de la Fundación Ecología y Desarrollo-ECODES (http://www.ecodes.org/), con sede en Zaragoza, sobre la basura digital y su coste medioambiental y no me resisto a escribir unas líneas sacadas del mismo, para difundirlo. Si el espacio de almacenamiento de nuestro correo electrónico está casi lleno tenemos dos opciones, pagar más por una nube más grande o eliminar correos antiguos.

La opción más habitual es la segunda que no tiene un coste económico, pero que, el guardado en la nube por largo tiempo, sí lo tiene ambiental. Las bandejas de entrada personales y profesionales albergan, muchas veces, miles de correos sin abrir, leídos y de spam. Como no tienen presencia física parece que no ocupa lugar, asegura, pero sí la tienen, porque son información y datos que terminan ubicados en servidores que tienen un consumo energético muy alto. De hecho, se estima que el 1% del consumo de energía en todo el mundo procede de los centros de datos. Estamos hablando de basura invisible que desarrollamos día a día y que aumenta nuestra huella de carbono, señalan los expertos.

El rastro de emisiones anuales por persona en nuestro país fue de 4,99 toneladas de CO2 en 2021. La de la bandeja de entrada es 200 toneladas de CO2 o lo que es lo mismo ocho veces un viaje de ida y vuelta de Madrid a América del Sur. La huella que deja un mail en la bandeja de entrada en el medioambiente es de 4 gramos de CO2, si el centro de datos donde está alojado no usa energía renovable. En el caso de que contenga un adjunto de 1 MB, aproximadamente, la cifra se eleva hasta los 50 gramos.

Una cuenta laboral, con una alta recepción de mensajes, puede acumular en los dos últimos años en torno a los 20.000 correos electrónicos guardados o lo que es lo mismo 510 kilogramos de CO2 que irán aumentando con los nuevos mensajes que llegarán al buzón y quedarán archivados. La mayoría son correos que están desde hace mucho tiempo que ni recordamos tener ni sabemos para qué. Pero esa no es la huella total de la basura digital, no podemos olvidar de los wasaps y de las fotos almacenadas.

El envío de un hola en un wasaap genera 0,2 gramos de CO2 y se acumulan así cientos de mensajes en decenas de conversaciones que se guardan en servidores que necesitan energía para procesar los datos o para refrigerarlos. Una investigación del Instituto de Ingeniería y Tecnología (IET) del Reino Unido calculó que, sólo allí, la cantidad de almacenamiento para todas las imágenes que se toman, con una media de 5 por persona, genera 355.000 toneladas de dióxido de carbono al año, el equivalente a plantar a plantar seis millones de árboles.

Por su definición médica, el síndrome de Diógenes aglutina los casos clínicos caracterizados por el abandono extremo del autocuidado, la acumulación de basuras y objetos inservibles, la negligencia personal, el marcado aislamiento social y la nula conciencia de enfermedad. Muchos expertos, tomando como referencia esa acumulación de desperdicios, apuntan a la aparición del Diógenes digital.

La ausencia de barreras físicas en la nube hace más fácil esa capacidad de guardar cosas que ni siquiera se vuelven a revisar. Es necesario un cambio a nivel cultural, porque la tecnología debe ayudar y no complicar el trabajo ambiental. En España, al día, se pueden llegar a enviar 100.000 millones de wasaps y seis de cada diez correos electrónicos se quedan en la bandeja de entrada sin abrir. Todo eso es basura digital, basura invisible que genera una huella en el planeta y se puede resolver con un simple gesto, borrar y eliminar para siempre.

En este caso no hay que usar un cubo para plásticos y envases, ni tampoco otro para papel y cartón. Se puede hacer desde el sofá de casa con una serie de pasos sencillos, por ejemplo, liberar espacio del dispositivo, limitar el tiempo de uso en redes sociales o evitar responder a todos con un ok o recibido, permite reducir gramo a gramo la factura total de carbono emitido a la atmósfera. Necesitamos una concienciación y educación en esta materia. Limpiar el móvil y el ordenador de todos esos archivos que ya no se necesitan, logrando de ese modo un importante ahorro de energía y en algunos casos también reducción de la huella de CO2.

Y un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.

 

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Antonio Alaminos López,

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