Ayala empezó a escribir durante la época de las vanguardias, formando parte de la Generación del XXVII, en la que también había grandes prosistas. De esa época hay dos libros de cuentos, que son siempre «muy recomendables y están llenos de presencia del mundo de aquel momento, el más contemporáneo, del cine o los automóviles». Esos libros son ‘Cazador en el alba’ y ‘El boxeador y un ángel’. Es el primer apunte que hace la persona que se dedica del día a día de la Fundación y que tiene, entre otros cometidos difundir el legado de Ayala.
Durante los años treinta, Ayala se dedicó a otro tipo de actividad intelectual, concretamente a ejercer de jurista y de profesor de Derecho, también a traducir. Vuelve a publicar libros de narrativa en el exilio de Argentina. Esos son «quizás los más adecuados para los centros de educación». Entonces se publicaron dos recopilaciones de textos en los que se refleja «la experiencia terrible de la Guerra Civil». Esos títulos, que son los de un estilo más clásicos de Ayala, son ‘Los usurpadores’, que está compuesto por relatos sobre la violencia, la ambición de poder ejercida en distintos episodios de la Historia de España. Y el otro es ‘La cabeza del cordero’, que trata sobre la Guerra Civil, aunque «en absoluto se puede decir que sea un libro de escenarios bélicos. Al contrario Ayala siempre defendió que ese libro deja leer la Guerra Civil en el corazón de los hombres, conflictos igualmente pasionales, sentimentales y de todo tipo…».
En esta línea, Juárez dice que son dos libros muy recomendables. «Han estado considerados por la crítica, por ejemplo, Jorge Luis Borges dijo que era uno de los tres cuentos fundamentales de la literatura escrita en castellano». Además de eso, en ‘Los usurpadores’, agrega Juárez hay un texto clásico «muy recomendable para los centros de educación de Granada, que versa sobre San Juan de Dios. Un texto muy querido por don Francisco Ayala y un relato que creo que hay que leer en el aula». Se puede aprender muchas cosas.
Años más tarde, Ayala evoluciona en su narrativa a unos libros más cargados de ironía, incluso de sarcasmo. Lo hace en libros como ‘El as de bastos’ y/o ‘Historia de macacos’. Desde Argentina va hacia Puerto Rico y después hacia el norte, hacia Estados Unidos. Y esos libros están más cargados de ironía. Hay «grandes cuentos, muy interesantes de leer». Comienza a abundar el texto muchos más breve, que «educativamente da más juego», según el responsable de la Fundación Ayala. Esa tendencia se culmina con ‘El jardín de las delicias’, su libro cumbre, que se publica por primera vez en 1971.
Es una obra de muchos años, pero sobre todo americana. En ella se recoge esa evolución desde «el lenguaje clásico al lenguaje muy libre y utilización de recursos, pero sin olvidar nunca su pasado vanguardista». En esta obra, fundamentalmente, en la parte que se llama ‘Días felices’, hay textos «muy interesantes para leer en el aula». Algunos de ellos con mucho «enganche» de los recuerdos de Ayala en la ciudad de Granada, según destaca Juárez.
‘El jardín de las delicias’ culmina su obra narrativa y da paso a los libros «fundamentales de Ayala, que son los de memorias». A continuación viene ‘Recuerdos y olvidos’, que es «un libro muy importante porque trascribe su recorrido por todo el siglo XX». Tiene sucesivas ediciones. La última es de 2006.
Así es el recorrido, que en líneas generales hace el responsable del día a día de la Fundación Ayala sobre los textos que deben leerse en las aulas de los centros educativos. Eso sí, la obra de Ayala es más amplía y toda recomendable.