En este tórrido verano en el que nos venden la heroicidad enlatada en versión americana dentro de una caja fucsia, quiero reivindicar a los héroes anónimos, locales, que andan ocultos en nuestras calles y barrios y que, seguramente, mientras los demás descansamos, están trabajando o estudiando.
Imaginemos que no se llaman Ken o Barbie sino Antonio o María del Mar, por ejemplo. Imaginemos que tienen padres, hijos y trabajo. Imaginemos que madrugan para atender las obligaciones con todos ellos y a lo largo del día van cambiando de tarea sin descanso. Además, han retomado aquella lejana inquietud de mejorar su vida profesional y se ha matriculado en la UNED. Después de todos esos compases de espera que la vida les ha dibujado, ahora quieren obtener el título de bachillerato y andan peleándose con los comentarios de texto, las matemáticas o el inglés. Y esto los obliga a pedirle otro esfuerzo al despertador y ponerlo antes de las seis o a caer dormidos sobre los libros a la una de la madrugada.
En nuestra sociedad, el conocimiento y el esfuerzo están bastante denostados. El sistema educativo está lleno de defectos y desatinos pero posee la gran virtud de que en el momento en que una persona decida mejorar sus nivel educativo tiene al alcance infinidad de posibilidades e instituciones a su servicio.
Y una de esas posibilidades la ofrece en los niveles superiores de forma encomiable desde hace más de cincuenta años la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Esta institución que hace un tiempo era rutinaria, asentada sobre casetes y fotocopias, ahora es una realidad viva y rica, que combina presencialidad con tecnología avanzada, materiales modernos y comunidades virtuales. Una institución que acompaña al alumnado adaptándose a su ritmo y ofreciéndole infinidad de servicios. Una universidad distinta enmarcada en el ámbito educativo europeo con el mayor número de estudiantes del país.
Facultades, escuelas técnicas, centros asociados, centros en el exterior, idiomas, cursos de verano, UNED sénior, actividades de extensión universitaria, multitud de grados, grados combinados, másteres universitarios, programas de doctorado, formación permanente, formación en centros penitenciarios y para soldados en misiones internacionales, grupos de investigación, convenios con empresas, proyectos I+D+I, acuerdos de formación internacionales, biblioteca con sello de calidad, orientación y empleo, bolsa de prácticas, oferta cultural y deportiva en abierto,…
Estos son solo algunos ejemplos. La realidad pueden verla al alcance de un clic o en las propias aulas. Y ahí está Antonio que en estos días sigue preparando ese examen pendiente de septiembre. “Seño, esto a mí esto no me sale”. Lo recuerdo tomando notas y preguntando dudas, quejoso de sus dificultades pero sin cejar en el empeño, tropezando, volviendo a intentarlo y superándose cada semana.
Estos héroes sí merecen que mis palabras se confabulen para construirles un monumento. Aunque este texto lo entienda a medias y me repita: “Seño, con el texto de esta semana te has lucío” sé que en el fondo de su mirada ilusionada y su sonrisa pícara, lo ha comprendido. Adelante, siempre adelante.
Dori Delgado García
Profesora, aficionada a la lectura, escritura, música,
teatro, fotografía, senderismo, viajes,…
y a compartir buenos ratos con su gente
Seguir en BLOG DE ESCRITURA DE DORI DELGADO