La Navidad es la época del año donde más se incrementan las posibilidad de que aquello cuanto consideramos extraordinario se convierta en ordinario, al ser estos días los más mágicos que existen, es decir, aquellos que despiden a un año al mismo tiempo que saludan al nuevo. Pues bien, durante estos días todos solemos echar nuestra vista atrás y volvemos a soñar como cuando éramos niños al ver nuestros propios recuerdos reflejados en el brillo de sus ojos que desprenden estos mágicos soñadores navideños.
A lo largo de estos días, precisamente, ha tenido que ser cuando Papá Noel establezca su domicilio, de forma temporal, en la villa de Caniles. Supongo que el frío reinante en esta localidad, sita en la comarca de Baza al nordeste de Andalucía, ha coadyuvado a que Santa Claus haya decidido establecerse en la misma. No obstante, además del frío canilero, las excelencias gastronómicas de este municipio, sin lugar a dudas, han desempeñado un papel decisivo, sobre todo, las buenas viandas y chacinas que nos proporciona la matanza del cerdo regadas éstas con el joven vino del país de esta añada que ya comienza a salir, así como los exquisitos dulces y productos navideños horneados de manera totalmente artesanal en los obradores del pueblo… Estoy absolutamente convencido de que también han tenido algo que ver, sin duda.
Sin embargo, nada de esto hubiese sido posible sin la inestimable ayuda e inapreciable labor de los ayudantes de Papá Noel, es decir, sus Elfos, que conforman una panda de “Locos Unidos”, cuyo tesón, insistencia, iniciativa, originalidad, creatividad, tenacidad, inconmensurabilidad y capacidad de trabajo han sido cualidades imprescindibles y absolutamente necesarias para ayudar a San Nicolás a establecerse en la Casa que estos han acondicionado en Caniles para él. Sind duda alguna, el santo obispo de Bari se ha encontrado en ella como en la suya propia que posee en Laponia (Polo Norte) donde reside todo el año. Los Elfos se han encargado de amueblar y decorar la casa canilera según los gustos y preferencias de su jefe, Papá Noel, para que, junto a la calidez desprendida de la chimenea, pudiese atender debidamente a todas sus visitas y, sobre todo, a las realizadas por los niños y niñas que vienen a ser las más importantes de todas cuantas recibe. También hemos de decir que la gentileza del consistorio canilero ha sido muy positiva y de una gran ayuda para posibilitar que Papá Noel fijara su residencia temporal en las dependencias municipales, poniendo a disposición de sus Elfos todo cuánto éstos han precisado así como la ayuda que les ha sido requerida por parte de dichos pequeños “Locos Unidos”.
Y, por supuesto, como no cabía esperar de otra forma, la respuesta del pueblo de Caniles no se hizo de rogar puesto que fueron largas colas las que se conformaron para visitar La Casa de Papá Noel quien recibió a todos y cada uno de los niños y niñas que fueron a visitarlo para expresarle, personalmente, sus más fervientes y anhelados deseos. Pero estos niños no sólo pidieron regalos para sí mismos sino que para sus padres también pidieron, incluso hubo una niña que le pidió a Papá Noel, en su carta, hasta una máquina de escribir nueva para su padre puesto que la que tiene está ya muy vieja y el próximo año ella sabe y es muy consciente de que la va a precisar.
Sin duda alguna, es maravilloso poder contemplar sus pequeños rostros llenos de felicidad, sonriendo con generosidad, brillándoles los ojos de emoción y, lo más importante de todo, recordándonos a los adultos que un día nosotros también fuimos niños y soñamos con la magia de la Navidad. Desde luego, Papá Noel ha de sentirse todo un privilegiado por haber vivido estos dos días tan intensos en su casa canilera, donde nunca falta el agua, ni la magia ni la ilusión ni el espíritu navideño. Además, nos consta que se siente muy pero que muy orgulloso de sus pequeños Elfos, que están un tanto Locos pero siempre permanecen Unidos. ¡Feliz y Santa Navidad!
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