Me interesó la noticia aparecida en este diario el 15 de julio de 2022 referente a los “Eco-chiringuitos o una nueva Bauhaus basada en el chopo”. En su información se recoge “la idea de crear un laboratorio provincial basado en la nueva Bauhaus europea, un espacio para la creación y elaboración de prototipos y nuevas herramientas”. Ha sido precisamente la referencia a esta institución de arte total lo que ha despertado mi curiosidad. Su lectura me ha dado pie para esbozar estas breves notas de lo que fue esta revolucionaria Escuela.
En palabras del crítico internacional de arte Will Gompert plasmadas en su obra “Qué estás mirando”, “Bauhaus es la Escuela de Arte y Diseño más importante del mundo. Nació como una institución democrática y coeducativa combinando el currículo teórico de una escuela de arte con el currículo práctico de una escuela de artes y oficios”. Fue fundada en Weimar en 1919 y disuelta en Berlín en 1933; de ahí que su historia estuvo estrechamente ligada a los acontecimientos políticos de la República de Weimar: fueron 14 años de una historia agitada y azarosa.
La Escuela estuvo dirigida por tres arquitectos de enorme talento: Walter Gropius, Hannes Meyer y Mies van der Rohe. En ella trabajaron creadores como Paul Klee, László Moholy-Nagy, Josef Albers, Piet Mondrian o Wassily Kandinsky. Para desarrollar su tarea abogaban en su organización por un modelo de maestros y aprendices y no de profesores y alumnos. En la medida que avanzaban en sus conocimientos, los aprendices podían ascender a oficiales y a jóvenes maestros. Además, y con la idea de hacer comunidad, montaban fiestas constantemente; cualquier pretexto era bueno para montar un sarao. Tenían escaseces de todo tipo, especialmente económicas, al punto que una de las preocupaciones de su fundador Gropius, era buscar financiación para que los aprendices, al menos, pudieran hacer una comida fuerte al día. La institución pasó por tres etapas: la Bauhaus de Weimar (1919-1925) caracterizada por el expresionismo; la de Dessau (1925-1930) o Escuela Superior de Diseño; y Escuela de Arquitectura (1930-1933) impulsada por Mies van der Rohe.
Los talleres jugaban un papel central en su organigrama. Funcionaban el de cerámica, de donde salieron jarras, copas, cafeteras y bellos objetos de porcelana; el textil, compuesto por mujeres donde creaban bordados, alfombras de nudo, colchas y tapices. Del taller del metal destacaron la tetera (láminas de latón y ébano por dentro) de Marianne Brandt, y el cenicero de latón también de esta autora. Muchos de los objetos que salieron de estos talleres forman parte de nuestra cotidianidad aunque no sepamos que son “piezas Bauhaus”. Es muy reconocible la lámpara de mesa con la semiesfera de cristal de Jakob Jucler, que todavía en 1982, obtuvo el premio de “La buena forma” en Alemania. En el taller de muebles, todas sus creaciones tenían un estilo bello y original como el “Sillón Barcelona» y la “Silla de tubos o silla B3” creados por el húngaro Marcel Breuer. Esta ha sido reconocida por el gran público como “Silla Wassily”. El “Sillón Barcelona” tiene tras de sí esta anécdota. Formó parte de la decoración que Alemania presentó en la “Exposición Universal de Barcelona” de 1929. Lo reservaron en un lugar especial para cuando llegaran los reyes a su inauguración se la mostraran. Pues bien, después de muchos halagos, los invitaron a que se sentaran pero no se atrevieron. Igualmente representativos fue la enorme variedad de carteles publicitarios, la fotografía y la encuadernación de libros. La buena fama de la Escuela hacía que llegaran propuestas para que se instalara en otros lugares como Frankfurt, Mannheim, Múnich o Dessau. De entre todas las propuestas, fue esta última ciudad la que consiguió que la sede se ubicara aquí en 1925.
A partir de 1930, y con Mies van der Rohe como su último director, la Bauhaus se convierte en una Escuela de Arquitectura. La sede se trasladó a Berlín donde ocupó una antigua fábrica de teléfonos abandonada. Mies tenía una acreditada reputación internacional como destacado profesional de la arquitectura que quedó patente en el pabellón que Alemania presentó en la “Exposición Universal de Barcelona” (1929) con paredes de mármol, líneas rectas y espacios diáfanos Entre sus obras destacan las construcción de la colonia para obreros de la empresa Junkers, los edificios de las sedes de la Escuela de Weimar y Dessau que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad, o “La Ciudad Blanca” de Tel Aviv (Israel), un conjunto que engloba unos 40.000 edificios. En todas sus construcciones utilizaban formas geométricas básicas, líneas limpias y colores primarios.
Esta etapa representó ya la caída de la Escuela abrumada por las dificultades económicas y por los conflictos políticos. Claramente sus miembros estaban divididos por su ubicación en el arco izquierda-derecha. Además estos no eran bien vistos por el partido nacionalsocialista. Adolf Hitler, que odiaba el modernismo y a los intelectuales, forzó su cierre. Para él las obras salidas de esta Escuela formaban parte de lo que denominó “Arte degenerado”. A partir de 1934, todo lo moderno llegó a contar con el pleno rechazo nazi por ser “antialemán”, “antiarte” y “bochevique”. Clausurado el centro, la mayoría de sus creadores emigraron hacia los Estados Unidos donde siguieron trabajando y divulgando sus ideas. Tras el cierre en Dessau, la Bauhaus se trasladó a Berlín como escuela privada hasta que fue disuelta.
Después de 102 años de su nacimiento, el debate sobre esta vanguardista Escuela continua y las obras salidas de ella siguen teniendo repercusión en muchas de las manifestaciones del arte actual. Para Annemarie Jaeggi, directora del Archivo Bauhaus/Museo de Diseño de Berlín, “Las obras creadas en la Bauhaus en disciplinas como la arquitectura, la pintura, la fotografía y los collages, hasta los textiles, la cerámica el mobiliario, y la iluminación, pasando por documentos y libros, han supuesto una continua fuente de inspiración para toda una serie de obras científicas y artísticas a lo largo de los años”: “Bauhaus, 1919-1933”. Ursula von del Leyen, presidenta de la Comisión Europea, durante su discurso sobre el Estado de la Unión (2020), expuso las líneas maestras del “Proyecto de una nueva Bauhaus europea” que surgirá de la colaboración transdisciplinar de la arquitectura, la cultura, las nuevas tecnologías y la ciudadanía. No hay mejor indicador de la relevancia y vigencia de este movimiento.
Próxima entrega: «Robert Allen Zimmerman: Un Nobel en Granada»
José A. Delgado
Maestro,
doctor en pedagogía
y profesor titular de universidad