Una granadina becada por la fundación Amancio Ortega en los Estados Unidos de América

Soy Lydia Aguilera Montes, una granadina becada por la Fundación Amancio Ortega durante el curso 2023-2024, y estoy cursando primero de bachillerato en el sur de Estados Unidos, Georgia. Esta experiencia me ha cambiado la manera de ver el mundo por lo que quería compartir algunas de las diferencias que he notado.

Lo primero que os podrá venir a la mente al pensar en la vida en América puede que sean los partidos de fútbol americano, o quizás las animadoras. Pero cuando vives una vida en él ves las cosas desde muchos puntos de vista.

Desde el primer día me di cuenta que aquí todo es a lo grande y comparaba todo con la cultura española. Me fascinaba mi alrededor, todo estaba lleno de árboles, había ardillas y águilas por el pueblo y los coches parecían camionetas de lo grande que eran. Mirara donde mirara encontraba restaurantes de comida rápida y gasolineras. Pero este entusiasmo inicial no duró para siempre, adaptarme no ha sido nada fácil.


Al principio vine con la idea de que hablaría con todo el mundo, de eso se trataba la experiencia, de conocer a gente distinta. Pero la mayoría de estudiantes de Valdosta tenían su círculo de amistades ya creado, por lo que integrarme parecía imposible. La nostalgia de mis seres queridos en España y mi poca vida social hizo el principio de mi experiencia complicada. Curiosamente mis primeras amistades fueron con otras chicas de intercambio, una de Noruega y otra de Alemania, al fin y al cabo estábamos todas en una situación parecida.

Para conocer a más gente me apunté a voleibol, aquí descubrí la importancia que se le da al deporte, la religión y el patriotismo hacia el país. Al principio de las competiciones ponen el himno nacional, la gente lo escucha con la mano en el corazón. Además, antes de comenzar los partidos siempre rezábamos en círculo. Cuando acabé voleibol me apunté a natación, ahora mismo estoy en fútbol y puedo decir que hacer deporte me ha encantado. Gracias a esto he podido hacer buenas amistades, además, me he ejercitado como nunca en mi vida.

Mentiría si dijera que no he disfrutado los partidos de fútbol americano, la importancia que tienen en el instituto es brutal. Tanta es esta que en los partidos hay una banda enorme que toca mientras las animadoras y bailarinas alegran el ambiente. Los estudiantes se pintan el cuerpo con pintura de diferentes temáticas, éstas van cambiando cada partido. Las festividades también son algo que la gente se toma muy en serio, las casas en Halloween y navidad eran un espectáculo, todo a lo grande.

La tecnología es usada más de lo que esperaba, descubrir que el uso de los dispositivos electrónicos puede llegar a influenciar tanto en la sociedad me pilló de sorpresa. En el instituto no usamos libros, usamos portátiles. Casi todos los profesores hacen los exámenes digitalmente y las tareas se hacen en documentos de google. Aunque esto haga que el peso de la mochila sea mínimo y no se use tanto papel, tiene un gran impacto en los alumnos. La mayoría estudiantes están más tiempo con el móvil que con la gente, prefieren usarlo antes que socializar aunque esté prohibido. El respeto hacia las normas de clase es mucho menor y me apena ver que algunos profesores no reciben el respeto que merecen.

Una de las cosas que más me impactó, si no la que más, fue la existencia de racismo en la zona. Tras hablar con profesores y ciudadanos aprendí que, debido al pasado del país, todavía hay parte de esa mentalidad. Las personas de color a veces sufren discriminaciones, pero el tema es delicado y la gente no suele hablarlo. Esto no lo noté tanto hasta que me lo contaron, un ejemplo es el béisbol, donde hay mayoría de chicos blancos a diferencia de otros deportes como atletismo. Resulta que es porque el béisbol es un deporte muy caro en comparación con otros que son gratis. Yo personalmente no he sufrido de racismo, pero he escuchado de gente que sí, suelen ser personas adultas. También existe la segregación racial, esto lo veo en la cafetería y en las clases. La única conclusión a la que he llegado es que esto se debe a que como hace varios años el instituto era exclusivamente para gente de color y el otro instituto de la zona que era para gente blanca, eventualmente esa norma desapareció pero todavía queda reflejado el pasado.

Tras haber tenido la oportunidad de viajar por estados cercanos a Georgia, como Florida, Kentucky o Tennessee, puedo decir que los lugares me han parecido espectaculares y la flora y la fauna exótica. Gracias a este año estoy aprendiendo nuevas mentalidades y he visto cosas que nunca hubiera imaginado. Todos los países tienen sus cosas buenas y malas, pero descubrirlas te abre la mente. Con el paso del tiempo he hecho amistades que nunca olvidaré. Aunque a veces no es fácil estar en otro continente sin tus seres queridos, acabas aprendiendo mucho sobre otras costumbres y maneras de ver las cosas, te integras en una sociedad distinta y te vuelves más independiente.

Lydia Aguilera Montes
Becada por la Fundación Amancio Ortega

Curso 23-24

Redacción

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