Grupo de infantil con la seño Luisa dentro del vivac

Un vivac en el patio del colegio Esquí-Escuela

Hoy el alumnado del CEIP Esquí-Escuela ha construido junto con sus tutores un refugio de nieve (vivac o iglú) en el patio de su colegio

Volvemos esta semana con un articulo que nos hace mucha ilusión escribir. Por varias razones: primera porque desde hacía más de cinco años no teníamos nieve en nuestro patio para fabricar un vivac y el poder escribir este artículo significa que ha nevado, y mucho.

El segundo motivo es que la fabricación de un vivac o un Iglú, porque no son lo mismo, es un proceso que nos lleva todo el día, así que mostraros el resultado significa también que lo hemos conseguido.

Lo primero que debemos dejar claro es la diferencia entre un Iglú y un Vivac de nieve.

Si nos acogemos a lo que nos dice la Real Academia de la Lengua sobre la definición de vivac, nos encontramos lo siguiente: “Campamento, especialmente militar, instalado de manera provisional para pasar la noche al raso.”

Por lo tanto, un vivac no es más que una especie de madriguera que se construye de manera improvisada en caso de necesitar pasar la noche en la nieve.

Grupo del tercer ciclo de primaria iniciando el vivac

El Iglú, en cambio, es un refugio construido con bloques de nieve que generalmente posee la forma de cúpula. Los iglús se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.

Todo tiene ventajas e inconvenientes. El iglú puede costar más tiempo de hacer, técnicamente es más complejo, se necesita de una buena consistencia de la nieve y herramientas apropiadas. Poder fabricar ladrillos de nieve es complicado, además del proceso de “tallado” debe de ser muy preciso para generar la curva que cierre el propio Iglú.

En cursos anteriores, cuando nevada de verdad, pudimos fabricar algún Iglú a base de ladrillos, pero en la actualidad, con la calidad y cantidad de nieve que tenemos nos resulta imposible.

Iglú en primer plano con Vivac al fondo (2018)

Es por esto, que si se tiene buena nieve, la cueva es más rápida de hacer y tan solo se necesita una buena pala, pero una cosa es hacer un simple agujero y otra es hacer una buena cámara de aire, desagüe, etc.

Con las nevadas caídas en Sierra Nevada en las semanas anteriores pudimos acumular nieve en una esquina del patio de nuestro colegio. Esta “montaña” de nieve alcanzó unos dos metros de altura y unos cinco de ancho, lo que nos dio la base perfecta para comenzar con nuestro proyecto.

Solo debíamos espera el día idóneo para comenzar. Necesitamos un día despejado, pues estamos toda la mañana en el patio, y con buena temperatura para que la nieve aguante y no pasemos mucho frío.

Ese día llegó y avisamos a las familias para que todo el alumnado del centro viniera con ropa de nieve(pantalones, chaqueta, guantes, botas de apreski…). Además se pidió colaboración a las familias por si podían aportar alguna pala extra al proyecto. Nuestro colegio dispone de tres palas con las que limpiamos el acceso al colegio cuando nieva mucho, pero cuantas más, mejor.

Una vez llegamos al colegio, el primer trabajo lo realiza el alumnado de tercer ciclo. Consiste en abrir camino a la “montaña” de nieve y buscar el lugar idóneo para comenzar a cavar la entrada a nuestro Vivac. Debemos de tener en cuenta la zona más alta de nieve, ya que nos permitirá subir un poco más el techo del vivac, así como el estado de la nieve.

Una vez decidimos dónde vamos a empezar a cavar comienza uno de los momentos más emocionantes y a la vez más duros; la entrada.

Emocionante porque comenzamos un gran proyecto y duro porque, una vez se retira la primera capa de nieve, el resto se realiza directamente sobre el suelo, tumbados, y con un pequeño pico.

Avanzar es laborioso y cansado, por lo que nos vamos turnando en estas labores.

Mauro en pleno proceso de fabricación del Vivac

Después de varias horas conseguimos que dos personas quepan en el hueco realizado en la nieve, tumbados todavía, pero el avance ahora es mucho más rápido. ¿Nuestro objetivo?: poder sentarnos dentro y de esta forma avanzar más rápido hacia los laterales.

Daniel y Mauro consiguen avanzar y poder cavar juntos

Una vez el alumnado de tercer ciclo consigue sentarse dentro es el turno del resto de alumnado del colegio, que por turnos irá bajando al patio a cavar.

El alumnado mayor se merece un descanso, poner los guantes a secar y reponer fuerzas.

Todo el alumnado del centro pasa por el proceso de fabricación del vivac, incluido nuestro alumnado de infantil.

Maestro Javier con alumnado del segundo ciclo

Pasa el día y la cueva de nieve avanza. Ya caben dentro hasta tres personas sentadas. Se siguen picando las paredes y el techo, hasta que a la 13h se da por finalizado el vivac.

Ha sido un día duro, pero todos/as estamos satisfechos con el resultado. Hemos construido el vivac del colegio después de muchas temporadas sin poder hacerlo y además es uno de los más grandes que hemos hecho nunca; caben hasta 10 personas dentro!.

Ahora queda lo más divertido: hacer fotos dentro y disfrutar de él en los recreos hasta que las temperaturas lo permitan.

De nuevo el alumnado del Ceip Esquí-Escuela lo ha conseguido.

 

Joaquín Castellano Luque,

tutor de tercer ciclo de primaria.

Carmen Guerrero, Javier Castillo y Luisa Miranda,

profesorado del Ceip Esquí-Escuela.

Alumnado de Infantil y primaria.

jcastellano

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