Aunque estaría con el taller de reparaciones desde 1967 hasta 1990 su sueño era realizar estos prototipos. Entre 1990 y 1992 ya tenía dos modelos y su amigo de Comercial Linares le pidió que los mostraran en su stand de Armilla durante la feria de muestras que se celebraba a finales de septiembre. «Aquello fue un disloque pues al día siguiente apareció en la prensa lo que hizo que la gente comenzara a interesarse por estos modelos. Tanto que para diciembre ya contaba con siete pedidos. A partir de ahí dije este es mi camino y todo fue trabajar sobre estos modelos». Para poder poner el proyecto en marcha que era lo que realmente quería tuvo que resolver todo el tema de las homologaciones y verificaciones.
Una vez resuelto este tema saldrían de su taller en torno a 400 coches Hurtan T2 que están repartidos por medio el mundo, al que seguiría el T2+2 que siguiendo las indicaciones de los clientes de Retromovil de Madrid y Autorretro de Barcelona donde le decían que les gustaba pero lo querían con dos asientos más detrás. Así nacería el cuatro plazas de este mismo modelo que estarían fabricando hasta el año 2000 en que se publicó una normativa europea en la que se decía que había que adaptarse por cuestiones de seguridad y medio ambiente. «Nos quedaban dos salidas: o adaptarse o cerrar. Mis hijos ya estaban ‘embolicaos’ en esto, tanto que hemos llegado a hacer entre 80 y 100 coches al año pues tenían una gran aceptación y se vendían como churros, entre otras cosas porque su precio rondaba los 2.200.000 de pesetas, (13.222 euros). Íbamos a Barcelona y en 4 días nos encargaban entre 14 y 16 coches. Ese ha sido el éxito que siempre trabajábamos por encargo y no lo iniciábamos si no había un adelanto importante».
En el año 2000 cuando entró en vigor la normativa europea con la obligación de reformarse y de incluir pruebas mecánicas con catalizadores. Para entonces ya estaban acreditados como vehículo español y no tenían más remedio que seguir. Fue entonces cuando salió el modelo Albaycín. Cuando lo presentaron en el 2003 en Madrid fue «un exitazo» y en el 2004 saldría el Albaycín cuatro plazas que se suele usar en grandes eventos sociales, principalmente bodas y concentraciones para los cuales ofrecían la posibilidad del alquiler. Le seguirían en el 2009 el modelo Grand Albaycín para lo que decidieron trasladar sus instalaciones a Santa Fe, para poder conseguir la calidad de lujo, exquisito y único, que llevarían a la Feria Internacional Top Market de Mónaco, compartiendo escenario con las joyas automovísticas de todo el mundo pues entendían que le había salido un serio competidor a las marcas legendarias. «Ya estoy jubilado y hay que dejar paso a la juventud. Me doy por satisfecho de haber dejado este legado de un un vehículo que ha contado con esta aceptación».
El Hurtan T2, cuenta con motor de un Renault 5 TS. Tiene atrícula histórica porque se hizo sin apenas documentación, siendo de los primeros que se hicieron por lo que se matriculó con histórica en 1986. En el salpicadero se puede ver un reloj personalizados, equipo de música, sello de pertenencia al club de veteranos, así como botones indetificados con un cartelito: limpia, chorrito, calefacción, posición, claxon, intermitentes, luz larga y aire. Los clientes podían elegir no solo el color del interior sino también el material: cuero o tela y el color. También entre faros exteriores cromados o empotrados en la carrocería y el tipo de llantas, incluso si deseaban el volante de madera. El capó trasero simula la rueda de repuesto que lleva pero en el interior. Juan, que es vocal del Club Veteranos de Automóviles de Granada nos cuenta que va mucho a su pueblo natal, Abla, de donde salió con 14 años. Respecto al consumo nos cuenta que «gasta menos que una mosca pues es un motor 2400, con cinco marchas, entre 20 euros a los 150 o 200 kilómetros». Entre los personajes famosos que cuentan con un Hurtan está Xavier Sardá que lo adquirió hace cuatro años en la Feria de Barcelona.
Próxima entrega: Juan Maturana y su BMW R75/5 de 1976
De carrocero a crear su propia marca
Juan Hurtado nació en Abla (Almería). En 1958 su familia emigró a Barcelona donde tuvo la ocasión de aprender el oficio de carrocero con el que se familiarizó pronto pues su padre era calderero y con bidones de alquitrán realizaba carrocería y utensilios de aquella época como cántaras de aceite. Reconoce que «los coches siempre me ha gustado desde chiquitillo». Con 4 ó 5 años pasaba muchas horas jugando con las cajas de cartón que simulaba fueran coches. Durante dos años trabajó en una empresa donde se fabricaban cabinas para los camiones Barreiros de donde salió como oficial de primera con 17 años. Luego ingresaría en Motor Ibérica que hacían carrocerías de Pegaso, Avia,… Aprendizaje, uso de herramientas y creatividad que hizo le llamaran para construir el Seat 800 cuatro puertas, en el que participó activamente en el desarrollo del turismo y en la puesta en marcha de la fábrica. «Fue una grata experiencia y la prueba de que todavía me recuerdan es que se ha creado el club de España de Seat 800 y el año pasado vinieron a Granada unos 50 coches de este modelo para agradecer mi aportación a estos vehículos». |
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