Va a comenzar la Semana del Corpus Christi. Las fiestas mayores de Granada. El curso ya está casi echado, cuando huele a barretas y las carocas están puestas. Así que a pasarlo lo mejor posible en la Feria, en el centro o en los barrios. Como nos lo aconsejaron los Reyes Católicos, a grandes y chicos, en su tiempo cuando instituyeron esta celebración.
Pero a algunos lectores que, de vez en cuando, nos gusta expresar nuestra opinión en las cartas de los diarios se nos hace complicado escribir en estos tiempos, aunque sean cercanos al Corpus. Es la segunda vez que me ocurre. La primera fue en los días de la pandemia. Ahora, porque la vida de los ciudadanos va por unos derroteros a ras de tierra y la de algunos políticos parece ir por otros que rozan las nubes. ¿Quién legisla para el día a día del pueblo soberano en la cámara baja? Y, encima, se les endurece la expresión y hasta se les va poniendo cara enfermiza. Tanto decir y desdecirse tiene sus consecuencias. Ni con las mejores cremas faciales parecen mejorar. Con una ley de amnistía que parece repartir pasajes de primera y de segunda clase. Con cada cosa que hacen y que cuentan, que se termina judicializando. Con vergonzosas, al menos así me lo parece, reuniones secretas en Suiza. Con los tractores, los funcionarios de prisiones y la policía, que los han tenido con pancartas en las calles.
Con tres convocatorias electorales seguidas en menos de cuatro meses. Han pasado dos y queda la importante europea. ¡A ver lo que pasa, Europa es muy necesaria! Con los presupuestos prorrogados y la deuda desbocada. Con los aplausos del hemiciclo que parecen los de una clase que intenta levantar una mala obra de teatro metiendo mucho ruido. Con muchos tertulianos que no dan abasto con los botafumeiros. Con los ventiladores de ‘tú más’ a plenas revoluciones. En fin, que cuesta trabajo escribir algo agradable o reivindicativo de nuestra ciudad. Y más con tantos conflictos internacionales, que llaman primero a la paz y luego muestran el camino para restaurar el servicio militar en varios países europeos.
En fin, hoy sólo puedo pedir salud para todos. Y trabajo digno y abundante para los jóvenes, con facilidades para los emprendedores. ¡Qué no es poco y seguro que son parte de las claves para intentar conseguir un mundo mejor!
Un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.
Maestro retirado