«Una de mis aficiones es la Historia y, más concretamente, las fuentes gráficas que ilustran la historia externa, la vida cotidiana, el día a día de la Granada de finales del siglo XIX y principios del XX cuando la fotografía empieza a desarrollarse», nos comenta Adolfo cuando le preguntamos por el origen de su pasión por las imágenes en blanco y negro. Antes de proseguir saca de su carpeta varias imágenes, algunas que aún no ha compartido entre, sus más de 400 seguidores. También nos muestra verdaderas reliquias como varias imágenes estereoscópicas que al verlas con el correspondiente instrumento óptico simula la visión de imágenes en 3D, o varios negativos en cristal. Imágenes que digitaliza para poder compartir en Facebook junto con interesantes datos como fecha, lugar y breve descripción.
Adolfo comenta que todo se inició cuando puso algunas fotografías, «veía que suscitaban interés y que gustaban a diversos amigos a los que se fueron sumando otros. Las imágenes la fui dotando de una documentación anexa que al principio era más escueta pero que después se ha ido alargando, pues junto a la información objetiva aprovecho para llamar la atención sobre algún aspecto concreto, lo que ha dado pie a redactar unos textos que también han gustado a mis seguidores»
Para él «ver una fotografía antigua es como contemplar un cuadro» y por eso no escatima esfuerzo y dinero para conseguirlas. «Las fotos son adquiridas con mi dinero y el interés que tengo es el de compartirlas con los amigos. Las redes sociales son un estímulo enorme y te hace pensar en los destinatarios. Por ello, los comentarios son importantísimos». Fotografías que consigue principalmente a través de Internet, para lo que ha tenido que «entrar en este mundillo». Al conocer su pasión también hay quien se las ofrece e igualmente hay personas que se las han facilitado desinteresadamente. Cuando le consultamos acerca del precio de estas fotos indica que «depende» pues «hay dos tipos, uno que es el vendedor que sabe el valor que tiene y es muy cara, y otro que no es consciente lo que le hace ser más asequible».
De esta manera ha ido consiguiendo la materia prima de su página de Facebook con la que lleva año y medio aunque con anterioridad ya contaba con bastantes fotos y que ha ido publicando a razón de una diaria, e incluso más de una al principio lo que le ha permitido completar su primer álbum con mil imágens de Granada Antigua, e iniciar un segundo. Explica que les interesan, sobre todo, las que son inéditas o menos vistas, aspectos como postales animadas así llamadas porque aparece gente que muestran la forma de vestir, también otras relacionadas con algún acontecimiento relevante de la vida publica granadina, por último las procedentes de los minuteros, o fotógrafos que se apostaban con sus cámaras en la Gran Vía, el Embobedado, en el Salón, plaza Bibrambla,… «son muy llamativas pues sorprendían a la gente en una actitud muy espontánea, y también las de fotógrafos turistas son muy interesantes».
Adolfo que adoptó el alias de Dídimo, porque en griego significa gemelo nos cuenta que el vocal de Artes Plásticas, Arturo Marín, se puso en contacto con él para ofrecerle montar una exposición a principios de año, junto con el coleccionista coleccionista, Fernando García Noguerol. De igual forma le han propuesto realizar una publicación con sus imágenes y textos.
A la entrevista acude con fotos del siglo XIX, concretamente un álbum que como regalo ofrece José Bertuchi a un amigo suyo, otra muy antiguas de estudio de 1887, aparte de varias estereoscopicas, y algunas postales publicitarias como la de una librería desaparecida en el número 24 de la calle Reyes Católicos, la nave del antiguo templo parroquial de la Magdalena convertida en parte en tienda de tejidos, los almacenes el Águila, otras de las habitaciones del Hotel Victoria.
También algunas de los minuteros que llaman la atención por su pequeño tamaño en las que se ven soldados de paseo por la Gran Vía, una familia en la Carrera de la Virgen en los años 50, una pareja de novios del año 48, o unas niñas a la salida de misa en 1933. «El éxito de esta iniciativa es compartir. Yo comparto mis fondos que a su vez son compartidos por los seguidores creando una cadena y acrecentando el número de seguidores».
Igualmente nos ha traído postales que tienen «un interés digamos filatélico, algunas muy peculiares algunas se utilizaban como medio de felicitación». También una curiosa serie del Sacromonte, y otras realizadas por «los ojos curiosos de turistas» que muestran aspectos poco corrientes, como una inglesa que se dedicó a fotografiar los aguadores o las cabras por las calles de Granada, para la venta a granel de leche recién ordeñada. Por último aprovecha para agradecer los comentarios de sus seguidores porque «son los protagonistas de esta historia, sin ellos se hubiera quedado de puertas abiertas adentro».
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