Rafael Reche: «Los alumnos universitarios mayores celebran el fin de curso con un crucero por Grecia»

Un país como Grecia no late si tú no la tocas con tus manos, si no  paseas por sus templos, admiras  a sus Dioses, recorres sus intricadas calles, adivinas como se disipa  el tiempo  entre sus piedras, aún queda los retazos de las  civilizaciones  que  forjaron un vasto imperio y cuna de las primeras civilizaciones de Europa.

Grecia como una nave fantasma sin  minoicos, micénicos, espartanos, atenienses… discurre a través de los siglos. Una cultura antigua antes de Cristo emerge de las excavaciones, soterrada bajo metros de tierra, como un cuerpo sin vida protegido de la ira de los Dioses y sobre todo de los expoliadores del patrimonio como los ingleses que sin escrúpulo saquearon  los templos de la Acrópolis de Atenas además  el cuchillo furioso del abandono y la desidia hizo el resto.

En un relato breve ahora me toca evocar con mi cuerpo aún agotado  los días intensos en Atenas y sus islas griegas.  Los 7 días con sus 7 lunas, repartidos por tierra o por sus islas en Crucero, con un grupo inquieto y aventurero de estudiantes universitarios mayores y asociados de ALUMA (47) de la Universidad de Granada.

Del 21 al 28 de junio, con un verano avanzado y caldeado, ante un sol que centelleaba ardiente en un cielo desnudo sobre un mar vidriado de aguas turquesas. El calor apretaba con deshacer la voluntad de los estudiantes maduros en su intento de subir las escarpadas pendientes de los templos a los Dioses en las Acrópolis de Atenas y Rodas junto al viento que no descansaba en el templo de Poseidón en Cabo Junio, la luz destellaba como un diamante bruto sobre los acantilados de la isla de Santorini.

Ante el monumento al soldado desconocido muerto en las guerras del país. Se efectúa el relevo de la Guardia.

El vuelo chárter despegó con retraso  de Málaga a Atenas, los expedicionarios iniciaban la  aventura. Mi gesto feliz  a la llegada a la ciudad, el cielo de Atenas abierto, mientras el  autobús recorría los emblemáticos edificios en el “corazón del neoclásico”, el estadio Panatenaico  (testigo de los primeros juegos olímpicos), la plaza Sintagma con el Parlamento y el monumento al soldado desconocido, un ávido grupo de turistas concentrados en la hora en punto para el relevo de la guardia, los soldados de la Guardia Nacional llamados evzones  avanzaban con pasos  lentos y pies alzados hata la horizontal vestidos  con sus uniformes antiguos (camisola blanca, falda  plisada, un chalequillo bordado y un gorro de color rojo con una coleta).

Desde la azotea del hotel, contemplamos el hechizo radiante de la luna llena sobre  el templo de la Acrópolis, su luz un tapiz mágico que lo envolvía todo y desvelaba  el poder de los Dioses y Diosas griegos: Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa.

Visita a la roca sagrada. El Partenón dedicado a la diosa Atenea por la victoria de Atenas, sobre los ejércitos persas de Jerjes y Darío

A primera hora de la mañana visita a la roca sagrada del Acrópolis y museo. Patrimonio Mundial de la UNESCO. El paisaje es monumental y compuesto por estructuras perfectamente equilibradas entre sí y con la naturaleza dando vida a una hermosa mirada.

La ciudad sagrada, la Acrópolis, el mayor conjunto arquitectónico y artístico que nos ha llegado desde la antigua Grecia, en la cima plana de un promontorio rocoso. Encargado en el siglo V antes de Cristo, se construyeron palacios reales y lugares de culto que incluyen las 4 obras maestras del arte griego clásico: el Partenón, construido por Ictino, los Propileos, las entradas monumentales del área sagrada dedicada a Atenea, el Erecteión y el templo de Atenea Nike.

La estatuas aladas originales del templo Atenea Nike . Se conservan el nuevo museo de Acrópolis de Atenas

A lo largo de los siglos, la Acrópolis ha sufrido el asalto en numerosas ocasiones: bizantinos convirtieron los templos en iglesias y saquearon los tesoros, en 1456, por los turcos. La destrucción mayor de la Acrópolis ocurrió en 1687 cuando el asedio del ejército veneciano provocó la explosión del Partenón, utilizado por los turcos como polvorín. El saqueo lo completó en el siglo XIX Lord Elgin, embajador de Inglaterra, en la actualidad en el  Museo Británico.

El redoblado entusiasmo continuó con un crucero por las islas griegas y la ciudad turca de Kusadasi donde se sitúa la ciudad antigua de Éfeso.

Navegamos 4 días entre islas donde las olas rompen su bravura,  en un mar repartido entre el Mediterráneo, Egeo y Jónico. Cada isla con su propia personalidad.  Las islas griegas tienen su peculiar arquitectura, mitología y amable hospitalidad.

¡Cuánta belleza suelta!

En la isla de Mykonos. Árida y rodeada de magníficas playas. Debe su fama a la belleza de su capital, Chora, a sus casitas blancas de pasajes estrechos y entrañables.

Calle típica de Mykonos

Atracamos en la isla de Rodas.  Lugar del Coloso de Rodas, una de las siete maravillas de la antigüedad, servía de faro y guía a los navegantes que llegaban a sus costas. La ciudad medieval de Rodas declarada Patrimonio Mundial de la Unesco por la belleza y conservación de sus lugares, donde se instaló la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén.  Lindos, uno de los pueblos y lugares más bellos de Grecia, donde se construyó el Templo de Atenea Linda.

La isla de Creta.  La más grande de las islas griegas. Una tierra repleta de historia y mitología. Creta nació la increíble civilización minoica  hace cuatro mil años, origen de los primeros europeos.  Mezcla de mito y leyenda. Su situación geográfica privilegiada ha fomentado un continuo cruce de culturas.

La navegación se realizó en un crucero de capacidad de1200. Vista de una puesta de sol desde cubierta

La isla de Santorini. Desde la cubierta del barco alcé la vista y me quedé extasiado contemplado las paredes verticales de los acantilados y en lo más alto, sin gravedad suspendida en el cielo estaban las ciudades de Oia y Thira, de casas en pendiente vestidas de blanco e iglesias ortodoxas de cúpulas azul. Santorini tiene la magia del paisaje su forma de media luna y en su parte interior, el gran volcán que partió la isla.

Continuamos sin premura surcando las aguas claras, de mares dentro de otro mar y acompañando del viento que siempre viajaba con nosotros, la proa del barco pone rumbo hacia la pequeña isla de Patmos, en donde San Juan el Teólogo fue exiliado sobre el 95 d.C. y escribió el libro de la Apocalipsis.

El barco disponía de una variedad de atracciones para disfrutes de los pasajeros, entre ellas, un espectáculo en el teatro  de baile, música y circense.

Continuamos sin premura surcando las aguas claras, de mares dentro de otro mar como el Mediterráneo y acompañando del viento que siempre viaja, la proa del barco pone rumbo hacia la pequeña isla de Patmos, en donde San Juan el Teólogo fue exiliado sobre el 95 d.C. y escribió el libro de la Apocalipsis.

En la carta de navegación no podía faltar tocar Turquía para visitar una de las joyas de la humanidad en toda Asia Menor, Éfeso. Las huellas de varias civilizaciones han quedado grabadas en sus piedras.  Éfeso se convirtió en una importantísima ciudad, siendo la segunda del Imperio Romano con más de 250.000 habitantes. Alcanzaría su mayor prosperidad en la época del emperador Augusto, convirtiéndose en uno de los lugares más importantes de Asia menor gracias al comercio. En esa época se construyó la gran Biblioteca de Celso.

Espectacular vista desde la ciudad Oia de la isla de Santorini

Vuelvo el rostro desde la popa del Crucero y veo la estela blanca dejada como las fechas de lo vivido y atrás queda esa estela del tiempo fugaz compartido en estas tierras, atrás las piedras gastadas, la blancura de las casas, la luna llena congelada sobre el Partenón, el mar azul detenido entre islas, el pulso vivo de danzar con el Syrtaki y la sonrisa viva de los compañeros de viaje.

¡ Buen verano!

Cruceros enfrente de la isla de Santorini en el espacio que dejo la explosión del volcán

Ver Vídeo del baile típico griego Syrtaky,  utilizan el baile como simbolismo de la alegría de vivir el momento:(Pulsar sobre la imagen);

 

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Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.

 

Rafael Reche Silva

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