En el marco conmemorativo del 23 de julio, Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, el Parque de las Ciencias exhibe, en el pabellón Viaje al Cuerpo Humano, el proceso de montaje y reconstrucción de un esqueleto de calderón común, que quedó varado en la playa de Torremolinos a finales de 2022. Es una iniciativa del Aula del Mar de la Universidad de Granada en colaboración con la asociación Observatorio del Mar y el Parque de las Ciencias que también ha contado con el apoyo de las empresas Lorbone y Seashore Ambiental.
En estos días ya se puede ver el trabajo que Manolo García, biólogo marino y experto taxidermista, está realizando en el aula didáctica del Pabellón Viaje al Cuerpo Humano del Parque de las Ciencias; una actividad vinculada a la celebración del Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, que se celebra el próximo 23 de julio. Allí atiende a los visitantes que se aproximan con curiosidad para realizar consultas sobre el proceso de reconstrucción y montaje del esqueleto del calderón. Una vez terminada esta fase, el esqueleto quedará expuesto hasta finales de agosto, momento en el que se instalará en el vestíbulo de la Facultad de Ciencias como ubicación definitiva. Es una iniciativa de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, la asociación Observatorio del Mar y el Parque de las Ciencias en colaboración con la Aula del Mar de la Universidad de Granada y las empresas Lorbone y Seashore Ambiental. El proyecto tiene una doble finalidad: por un lado, ayudar a la identificación y el estudio osteológico de los cetáceos del mar de Alborán y por otro, utilizar el esqueleto como elemento para concienciar sobre el estado en el que se encuentran los cetáceos en el mar Mediterráneo y, más concretamente, en las costas andaluzas.
El 19 de diciembre de 2022, el cadáver de un calderón común (Globicephala melas) joven, de apenas 4 metros, apareció varado en la costa de Torremolinos (Málaga). Tras ser atendido por la Junta de Andalucía y Seashore Ambiental y comprobar que el animal había perecido, se verificó su estado de conservación, se llevó a cabo una necropsia completa para investigar la posible causa de muerte y, con las indicaciones de Lorbone, fue enterrado en un solar habilitado para esta finalidad. Una historia trágica que hubiera podido concluir con la inhumación del cadáver. Sin embargo, la muerte natural del calderón dio paso a una oportunidad para investigar más sobre este animal y rescatar el esqueleto para su exposición permanente en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada.
Los varamientos de cetáceos en la costa proporcionan es una oportunidad crucial para estudiar estas especies en detalle. Aunque son situaciones trágicas, gran parte de ellas se producen de forma natural y nos revelan información muy valiosa sobre la biología, salud y comportamientos de estos animales. Los científicos pueden analizar las causas que los provocan, como enfermedades, contaminación o factores ambientales, para comprender mejor el funcionamiento de sus poblaciones.
Del mar al museo: el proceso de preparación del esqueleto
Cuando se produce el varamiento de un animal en la costa y se realizan los pasos previos de identificación del estado sanitario, el cadáver debe ser tratado y preparado por personal especializado para su montaje y su exposición. El proceso de preparación de este calderón comenzó con el enterramiento del ejemplar en un terreno específico que facilita la putrefacción de tejidos blandos y elimina los olores, favoreciendo que los procesos biológicos y químicos que ocurren bajo tierra dejen los huesos en un perfecto estado de conservación. Cumplido este plazo, se procedió a su exhumación y transporte a los laboratorios de la Facultad de Ciencias para la limpieza más concreta. Una vez que la osamenta se ha limpiado completamente, ha sido trasladada al Parque de las Ciencias lugar en el que se está llevando a cabo el montaje en una actividad de visión pública.
Durante este proceso, el esqueleto se ensambla sobre un eje central de metal que atraviesa las vértebras. Con varillas, también de metal, se da forma a la caja torácica y, mediante alambre, se unen todos los huesos que componen las aletas. Este animal adopta una postura de descanso, una posición habitual en los individuos de una manada que nada en la superficie.
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