Antonio Alaminos: «La inspiración europea de nuestra educación y cultura (1/3)»

Ahora que ya están los maestros y los alumnos en sus merecidas vacaciones veraniegas se me ocurre filosofar nadando sobre la inspiración europea de nuestra educación y cultura. Debe ser el silencio de los patios de los colegios cercanos por donde paso lo que me anima a ello. Y recuerdo los años en que fui Delegado de clase en primero de la Escuela de Magisterio, Delegado de Ciencias en segundo y Delegado de toda la Escuela en tercero. Recuerdo organizar, con un estupendo y gran equipo, unas magníficas fiestas en honor al entonces Patrón del Magisterio, San José de Calasanz. Tuna, comida, actividades variadas, juegos, deportes, y hasta Misa en el salón de actos, etc. Y al terminar el año recibí la «Insignia Docendo Discitur», que conservo con agradecimiento y nostalgia. Y que ilustra estos tres artículos.

Y pienso, por qué a unas instituciones educativas les va mejor que a otras. Puede que tenga que ver con la cultura de la institución, con los valores corporativos, con lo que inspira el trabajo de cada uno de los que están en la escuela, de toda la comunidad educativa: las familias, los alumnos, los profesores, el personal no docente y la sociedad circundante.

Es interesante conocer la historia de la educación y cómo han surgido las escuelas tal como hoy las conocemos. Y cómo han ido cambiando. Y quién ha aportado en esas transformaciones a lo largo de la historia, es decir, en la educación. En todos los valores que vertebran y sustentan una sociedad.

En nuestro caso una educación y cultura europea.

Es que la escuela, la educación, siempre se ha abierto camino en un escenario de dificultad. Todas las generaciones tienden a pensar que viven en el momento más difícil de la historia pero, en fin, ha habido otros peores, donde se vivieron unas situaciones en una cultura hostil y tuvieron persecuciones.

Cuando cayó el Imperio Romano se preservó la cultura en los monasterios, al colapsar completamente toda su civilización con las invasiones del norte de Europa.

Pero, he aquí que, en el año mil desde las Islas británicas hasta el Volga todo occidente tenía una misma cultura y no fue por la fuerza de las armas. Y tampoco porque fuera favorable la situación. Realmente el monacato de occidente tuvo un influjo en toda Europa y se estableció un principio de expansión legítima de la cultura y la educación.

Luego vinieron las universidades, esto ya fue en el siglo XII. Las primeras universidades fueron fundadas, todas, con edictos pontificios. Y fue como la continuación de los ‘scriptorium’ y las escuelas que había en los monasterios. Y no olvidemos el papel de las catedrales que fueron muy importantes para el desarrollo de la ciencia, de todos los derechos humanos y de toda la sabiduría.

La universidad abrió el camino a quienes por linaje no tenían acceso a la cultura. En aquellos tiempos todo el mundo seguía la profesión de su padre y la aprendía, de un modo en el que se transmitía esa sabiduría, de forma secreta de padres a hijos. Los gremios eran muy celosos de esa transmisión. Y precisamente fueron las universidades las que se dedicaron a enseñar las profesiones y transmitir la sabiduría de todas las ciencias. A transmitirlas a aquellos que por nacimiento no tenían acceso.

Y con todo aquello se creó la ‘universalidad’, es decir, una amplitud de la libertad individual porque las personas podían diseñar su futuro, no como antes que se tenía que seguir, casi exclusivamente, la profesión y la línea familiar. Todo aquello ayudó a que se configurara la ‘libertad biográfica’ como un concepto de libre ciudadanía. La caroca del Patio de los Leones y la Media maratón de Granada intenta ilustrar este pensamiento de ‘universalidad’.

Así, las democracias nacieron también inspiradas en las constituciones monásticas, que habían sido pioneras en que se hicieran las cosas por votación. Que se eligiera y todos votaran con los mismos derechos, según el estatus monacal de cada uno, o una, en el monasterio.

Bueno esto no quiere decir que no haya habido largos y extensos de errores, y los sigue habiendo en nuestra en nuestra sociedad, evidentemente. Pero se impulsaron grandes avances educativos y asistenciales.

Y fue en occidente donde hubo un gran desarrollo de la ciencia, de la economía, del arte, de la política, de las ‘aboliciones’, de la desaparición de los totalitarismos, etc. Los primeros grandes cambios en educación no partieron de sólo de sabios pedagogos, sino de eclesiásticos santos. Que no simplemente hicieron consideraciones sobre la educación, que sin duda las hicieron, sino que crearon numerosas instituciones que hicieron realidad los cambios en la educación. Por ejemplo, José de Calasanz, que empezó una escuela para niños desfavorecidos, que lo eran casi todos, y fue la primera escuela pública gratuita de la historia. Porque fue la primera vez que la educación se abrió sin condiciones a los jóvenes que no tenían recursos. Y la mujer también fue escolarizada, como en las escuelas de las Hijas de la Caridad. Supuso un avance enorme en lo que es la educación. Una gran historia de creatividad y pedagogía que se desarrolló no en el mundo de las ideas, sino en la realidad del día a día. Docendo Discitur.

Un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.

[Continua la próxima semana]

 

 

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Antonio Alaminos López

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