Pedro López Ávila: «Puigdemont»

No me extrañaría que este señor pueda hacer turismo por España de vez en cuando; solo necesitaría un sombrero de paja, unos cuantos consejeros a su alrededor y un coche de paralítico esperándolo. Así de fácil.

Y a mí que me cae bien este hombre, no es que sea un personaje que resalte por su brillantez intelectual, ni por su oratoria en el bello arte de comunicar, ni por su estilismo, no, claro, que no. Sin embargo, me parece a mí, que nadie podrá poner en entredicho la capacidad de esfumarse, de levitar o de escabullirse al más puro estilo eleuteriano, esto es, como Eleuterio Sánchez Rodríguez (el Lute). Y esto tiene mucho mérito. Pero es que, además, tiene la habilidad de difundir entre los suyos delirantes y burdos mensajes carentes de rigor jurídico o histórico, que son cohechados por sus adversarios políticos. Y esto, quiérase ver o no, también tiene mucho mérito. ¡Hay que ver con qué fervor fue aplaudido por los parlamentarios, solo con oír su nombre, cuando se procedió a la votación para la investidura del paniaguado Illa!

El carnaval que nos programaron fue todo un éxito. Mientras, la oposición parecía que estaba cabreada dando comunicados estériles de Cuca y Santiago contra Sánchez y Marlaska, aun a sabiendas de que estos se lo pasan todo por el arco del triunfo. ¿Y qué decir de Page? Pues nada nuevo, lo de siempre: quiso mostrar su vergüenza por la huida del prófugo – amnistiado, según Illa, con la nueva ley – y se mostraba como una boya desnortada en alta mar, expresando su desazón y sonrojo porque el actor principal de la fábula había desaparecido de repente y había emprendido el camino a su casita de Waterloo ante la mirada impasible de Mortadelo y Filemón. Y es que no es buena idea poner al zorro al cuidado de las de las gallinas. Así que, visto lo visto, no me extrañaría que este señor pueda hacer turismo por España de vez en cuando; solo necesitaría un sombrero de paja, unos cuantos consejeros a su alrededor y un coche de paralítico esperándolo. Así de fácil.

Por esto decía al principio que a mí me cae bien este tipo de aire aldeano, con cara de cura bonachón, tartarinesco, astuto y muy de su pueblo, y a este, a este…, no lo engaña Sánchez como hace con todos, pues, incluso, dicen las malas lenguas que hasta es amiguísimo de Putin y que como lo cabreen mucho, España se va tomar por saco. Además, este buen hombre tiene la habilidad de sacar de quicio a los dirigentes de todos los partidos políticos que, por cierto, desean apasionadamente su encarcelamiento, y que yo sepa no ha matado a nadie; si bien, es verdad que, como cualquiera, tiene algunos pecadillos, pero son veniales, ¿Quiénes no ha distraído unos cuantos cientos de milloncejos de euros de aquí para allá y de allá para acá? Esto no tiene la menor importancia, pues ya sabemos que si los agarraran, esas vacuidades son amnistiables.

Por otro lado, no sé por qué unos y otros muestran, aparentemente, tanto interés en detenerlo, cuando entre el vecindario se comenta que este señor no estaba en la directiva de inteligencia del C.N.I. , ya que en su tiempo se suprimió la vigilancia a los líderes independentista. Esas cosas eran propias – según murmuraciones , insisto – de M. Rajoy y no de un gobierno tan democrático y fiel con sus socios como este que tenemos. En consecuencia, ante el clamor popular, porque se había escapado el pájaro de la jaula y, a su vez, se habían enjaulado a miles de ciudadanos en Barcelona la oposición se enojó; pues bien, ahora, se ha puesto un énfasis especial y barato sobre los Mossos d`Esquadra, sin querer entender que los pobres no pudieron seguirlo al ponerse un semáforo en rojo. Una preciosa historia que con un poco de talento cinematográfico podría ser llevada al cine. Le cedo la idea a Santiago Segura, gratuitamente, para que esta valiosa temática sea recogida por el afamado director y la conduzca -con la delicadeza intrínseca que lo caracteriza- hacia nuestros cines como símbolo de nuestra cultura más reciente.

Aquí nos están tratando como a minusválidos intelectuales, nos entretienen, nos han anestesiado el pensamiento y la sensibilidad, pero nadie dice nada ni nadie se rebela. Estamos en manos de gente que jamás ha leído un libro y apenas sabe manejar el lenguaje como instrumento del conocimiento; vivimos en la hez política más grande de toda nuestra historia democrática, instalada en lo pobre, lo vulgar, lo chabacano y lo insustancial; el futuro nos amenaza con una enorme carga de horror y de impotencia ante los nuevos paradigmas de una sociedad inventada e implantada con fórmulas que nada tienen que ver con los principios de moral individual o colectiva, conducentes a la verdad. Sepamos que donde impera la mentira, no existirá jamás la libertad.

Por último, un pequeño detalle: Pilar Rahola –contertuliana y colaboradora de una determinada cadena de televisión– fue preguntada por el conductor del programa, de forma reiterativa e insistentemente, cómo y cuándo se produciría la llegada de Puigdemont a España. Por la respuesta de aquella –cargada de socarronería y de seguridad– me malicié que ella ya sabía perfectamente cómo se iba a desarrollar el espectáculo. Creo que sabía todo.

(NOTA: Este artículo de Pedro López Ávila se ha publicado en las ediciones impresas Ideal Almería (pág. 19) e Ideal Granada (pág. 16), correspondientes al viernes, 16 de agosto de 2024)

 

 

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