Mientras realizamos el trayecto Padul-Dúrcal, con dos paradas en sendos restaurantes de la zona, aprovechamos para recabar datos biográficos y detalles de estos vehículos. Así de Paco supimos que nació en Salobreña el 6 de mayo del año 40 y que es hijo de un Guardia Civil de Padul. Que primero fue guarnicionero, luego puso un taller de bicicletas y, hacia 1958, abrió su taller mecánico por el que han pasado más de 200 personas a las que ha enseñado el oficio. Por ello, afirma que «más que un taller ha sido una escuela, pues tengo la lista, a unos de mecánicos, otros de chapistas otros de pintores,…». También presume de que para él «el trabajo ha sido un entretenimiento» y con razón, pues su afición por los coches antiguos le ha llevado a reunir 21 coches clásicos que «cambio, compro, vendo», y 114 motos la más antigua una BSA del año 28, junto a 14 Guzzis, 11 Montessas, Iso, Norton, Lube,… Vehículos a los que desde que se jubiló dedica todo su tiempo junto a su otras aficiones ya que declara no saber jugar a las cartas o al dominó. «Me levanto y digo hoy voy a hacer un tapizado, o una instalación de electricidad. Está feo que yo lo diga pero en la electricidad del automóvil no me moja nadie la oreja», afirma. También sabemos que es uno de los más profundos conocedores de la marca Land Rober. Otra de sus grandes pasiones son arreglar cualquier aparato de radio, tocadiscos o gramolas (tiene una buena colección) y hacer en miniaturas los pasos procesionales. De hecho ya ha completado la Semana Santa de Padul y ahora está liado con la de Granada, además de un Belén.
De su Fiat Balilla descapotable de 1932, matrícula de Madrid, 51.141, nos cuenta que llegó a sus manos de casualidad y en un lamentable estado. «Yo tenía una grúa y resulta que en Padul había un tal Miranda que me llamaba cuando había que quitar algún coche que habían dejado abandonado, estaba estorbando o averiado. En una ocasión fui a un almacén donde ahora está Hierros Serrano y me hicieron quitar todos los coches para llevarlos a la chatarra de Armilla. Uno de ellos fue este Fiat que lo llevé a mi casa porque mi mujer dijo de hacer una carroza. Dio la casualidad que la vio un hombre que me daba mucho dinero por el coche. Dije yo entre mi, pues entonces es que tengo una joya. Me mandaba 50.000 pesetas que entonces eran muchos dineros. Estamos hablando de los años 70. Resulta que fue pasando el tiempo y me pareció bien comprar otro para repuesto. Ahora tengo funcionando dos Fiat Balillas y un Fiat 500 de los primeros que salieron lo mismo que el Rolls Royce». Fiat Balilla que tiene un motor de 8 caballos y que son muy económicos ya que «con dos litros de gasolina tienes para recorrer la provincia de Granada». A ello añade que no tienen bomba de agua, ni de gasolina, tampoco de aceite, «todo es por su pie». Este coche dispone de 4 plazas, las dos delanteras y las dos del «’ahí te pudras’ porque las lleva fuera de la berlina y si llueve tiene que llevar un paraguas».
Pitos de teclas de los pescaderos Cuando le interrogamos acerca del curioso claxon nos cuenta que estos pitos de teclas lo solían utilizar los pescaderos que venían con los camiones de Motril. «Yo estaba enamorado de ellos, hasta el punto de que tengo una colección. Son únicos y me gusta que en una concentración suenen distinto y estos los puedes tocar como si fuera un piano», explica antes de añadir que, al ser de bronce les quita los bollos llenándolos de agua e introduciéndolos en el congelador. Hablando de arreglo indica que cuando compró el Fiat Balilla «estaba destrozado». Para demostrarlo cuando regresamos a su domicilio nos muestra un álbum de fotos desde su estado original hasta que terminó su arreglo. Ahora le gusta ir a las concentraciones, acompañado de su esposa, Dolores Almendros, habiendo acudido este año a las de Alcalá la Real, Escúzar, Cacín, Churriana, Alhama y Motril, entre otras. Próxima entrega: David ‘Boliche’, su motocarro ROA y su Harley Davidson, 750 cc de 1937 |
VER GALERÍA DE IMÁGENES: