– ¿Cuándo se plantea escribir su novela histórica? ¿Dónde se encuentra el germen de esta obra?
– Hace años, mi mujer, que es Licenciada en Historia, me demostró que en el principio del siglo XVIII ocurrieron hechos y hubo personajes que eran desconocidos y que, cada uno en su ámbito, mantuvieron vivo el Imperio. La explicación me resultó fascinante debida a dos circunstancias:
La primera era que yo, como seguramente el resto de los españoles de mi generación, habíamos pasado de estudiar la catástrofe de la Armada Invencible a la Guerra de la Independencia, dejando un hueco en nuestro aprendizaje de más de 200 años de historia. La segunda es que la novela histórica, a pesar de las justas iras de los historiadores, lleva siendo en las últimas décadas, un importante vehículo de divulgación de la historia y de la cultura y ninguna de las que hay en las librerías se centra en la primera mitad del XVIII. Yo llevaba tiempo con ganas de escribir y me pareció que como escenario, el XVIII era un reto. Dada mi proverbial temeridad, acepté el reto.
– ¿Cuánto tiempo le ha llevado el proceso de documentación? ¿Y el de redacción?
– Dediqué el año 2011 casi entero a leer sobre los hechos de la época, la relación entre ellos y entre sus diferentes aspectos: militar, religioso, tecnológico, comercial y sobre todo, humano. Apenas escribí algo útil, pero la trama se iba dibujando. Durante 2012 continué con el proceso de documentación, ya de aspectos mucho más concretos y escribí más de la mitad de la novela. En 2013 la terminé y en 2014 la sometí a la lectura de ciertas personas a las que les gustó y me recomendaron publicarla a pesar de mis reticencias. En el inicio de 2015 me dirigí a varias editoriales y Dauro me ofreció la posibilidad de su publicación. En todo este camino me han ayudado varias personas, pero no quiero dejar de mencionar a dos de ellas, una es Estefanía, mi mujer por su apoyo y confianza. Hubo un momento en que no estaba seguro de cómo orientar el aspecto del desarrollo comercial con el Nuevo Mundo. Bastó una charla con el profesor de la UGRA Francisco Sánchez-Montes en el que me dio un par de orientaciones que completaron la estructura de la obra. Otras me regalaron su tiempo, sus ánimos o su cariño, que también es importante.
– Aunque lo comenta en las últimas páginas nos gustaría nos especificar cuánto de real y de ficticio contiene esta novela
– Me gusta decir que la novela contiene muchos elementos reales y pocos ficticios. Todos los escenarios son reales y la novela respeta fielmente los hechos. Las descripciones del asedio de Fuenterrabía, de las campañas militares de Cerdeña y Sicilia, de las penalidades de las Flotas de Indias, del comercio negrero, de las acciones de corso y piratería en el Caribe y de las incursiones en lo que ahora es el centro y el Sur de los EE.UU. son fidedignas, obtenidas de documentos de la época o de publicaciones de historiadores reconocidos. También las curiosas costumbres de los indios, los soldados, los colonos o los misioneros se describen tal y como eran en la realidad.Es precisamente lo fascinante de la realidad lo que le da valor a la obra. La mayor parte de los hechos son, aparte de sorprendentes, desconocidos para la mayor parte de los lectores.
– ¿Quiénes son los principales personajes y escenarios de la obra?
– La práctica totalidad de los personajes secundarios son reales, como el Intendente Patiño, el Marqués de Mari, los Almirantes Gaztañeta y Blas de Lezo, el Brigadier Rivera, el corsario Enríquez o los oficiales, y soldados de la expedición Villasur. Los personajes principales son cuatro chiquillos que en pocos años se han convertido, uno en marino, otro en soldado, otro en carpintero y otro en comerciante. La elección de los oficios se ha hecho para buscar cuatro enfoques diferentes a los hechos con una unión lógica entre sí. El escenario inicial es el Puerto de Pasajes, en Guipúzcoa, cuna de grandes navíos y de hombres decididos. Después, se van sucediendo escenarios poco frecuentes como la bodega de un barco, las costas de África, las ciudades de la Nueva España, las praderas estadounidenses o los manglares del Golfo de México.
– ¿Por qué ha decidido novelar estos hechos históricos?
– Por un lado, un ensayo histórico permite profundizar en los hechos de una forma rigurosa, pero el proyecto es demasiado ambicioso para alguien que no es historiador. La novela me ha permitido, por el contrario, elegir escenarios y personas libremente, con cierto margen de movimiento y sobre todo, buscar un enfoque más humano a los hechos indagando sobre ellos con una perspectiva diferente. Me permite compartir las emociones que yo he sentido al documentarme.
– ¿Qué opiniones le han hecho llegar los primeros lectores?
– Sorprendentemente positivas. Aunque la novela es larga, (860 páginas) a los lectores no se les ha hecho pesada. Ha gustado la constante aparición de pequeños sucesos, personajes que aparecen y desaparecen, algunas descripciones y sobre todo, la humanidad que subyace en la obra.
– ¿Desea añadir algo más para llevar a los lectores de IDEAL?
– Si tuviera que resaltar los aspectos más interesantes de la novela, diría que se trata de una obra en donde los personajes se emocionan, sienten, sufren y tienen sus opiniones sobre los hechos, Son personas vitales que se mueven entre ideales y realidades, lo que en esa época es especialmente difícil. No es una novela que describe hechos, es una novela que habla de personas que reaccionan ante los hechos según intereses de supervivencia, ambición, lealtad, etc. Llega un momento en que no se sabe si estamos ante personas corrientes o ante héroes de novela. Por último, cuando terminemos de leer la novela, nos habremos sorprendido al enterarnos de hechos, personajes y culturas que flotan en una época sobre la que habremos aprendido un poco más.