Ya no quedan días de verano, le hemos dicho adiós al largo estío. Empiezan las clases de la Universidad Senior/ Mayores.
Nuevos y veteranos se movilizan un curso más, todos en una comunidad de fieles que manifiestan su propia conciencia de joven de compartir conocimientos y de relaciones sociales. Mayores sí, pero con un instinto que nos impulsa a continuar en la actividad física, mental y social, a rescatar el espíritu joven que vive en cada uno de nosotros.
El verano irremediablemente queda en el olvido, lo cambiamos por el vértigo de las clases universitarias y del frenesí de las actividades de la asociación de estudiantes ALUMA: viajes, tertulias, concursos, baile, equipo de piragüismo…
El tiempo es algo subjetivo en su fugacidad o durabilidad, tenemos distinta medida y lo apreciamos según la edad, para los niños el verano es ideal, un periodo de vacaciones, cuando somos adultos en plena vida laboral, resulta corto y escaso para desconectar y disfrutar, sin embargo, para los senior o mayores es demasiado largo, porque el calor está en todas partes, el aire inmóvil permanecemos clavados al sol en gran parte del país.
Desde la pandemia hemos perdido sustancia humana sobre todo en los veranos para convertirnos en mercancía en tránsito, en parte de la multitud que se aglomera en todas partes, las ciudades están llenas de turistas y nos mimetizamos con ellos, todo se queda pequeño hasta el propio país.
La memoria que tantas cosas ha olvidado, guarda sin embargo aquellos veranos, donde en la playa cabíamos todos, terrazas de bares sin reservar mesa y calles para pasear sin multitudes. El verano nos ha dejado sin sitio para el nativo. ¡Es momento de volver a la Universidad!
El hambre de vida activa y universitaria hace que retome volver a escribir, pero me doy cuenta de que mis palabras anteriores no me sirven se han quedado antiguas, ahora el lenguaje que me rodea es de sorpresa. Pensaba erróneamente que la madurez de los años vividos había reducido mi capacidad de asombro sin embargo el mundo que da vuelta es capaz de hacer del ayer que estaba arriba hoy esté abajo.
Todos con ansia esperábamos el mes de septiembre para la matriculación en el nuevo curso de la Universidad Senior o Aula de Mayores. Tal vez, la palabra ansia no es la correcta sino el miedo y ahora lo explico, no he perdido el juicio con el verano.
El Aula Permanente de Formación Abierta (APFA) de la Universidad de Granada fija con precisión matemática la fecha y hora de matriculación, 2 de septiembre a las 00.00h. Como si esperásemos el disparo de salida de una carrera maratón, cientos de estudiantes mayores de la Universidad de Granada dispersos en la geografía veraniega del país aguardábamos con impaciencia la cuenta atrás delante del ordenador o del móvil con la página web abierta.
Ahí, estaba yo también, en la terraza, acompañado sólo por mi silencio y la soledad de la noche gaditana, con el ordenador portátil encendido, inquieto porque el tiempo no transcurría y a su vez extasiado contemplando la playa sin fin, a lo lejos el largo cuello del faro del castillo de San Sebastián con su ojo giratorio, emitía su haz de luz.
En este caso, también el miedo es contagioso y sutil, ante la preocupación de quedarse descolgado sin plazas como en el anterior curso en las asignaturas del Programa Universitario de Mayores de Granada, como una fuerzaaceleradora se extendió el temor como la pólvora entre los compañeros.
Como algo inaudito en los 30 años de fundación del Aula (AULA), los augurios se hicieron realidad, al segundo día se agotaron las materias y se alcanzaba una cantidad superior a 1.200 alumnos matriculados en Granada.
Fascinados y sorprendidos, emergía ante nuestros ojos una realidad evidente. El éxito del aprendizaje a lo largo de la vida es indudable en Granada.
Algo se debe estar haciendo muy bien. El Aula goza de una excelente salud y se ha convertido en un referente de otras Universidades Senior de España. La excelencia de la formación universitaria con un programa amplio, variado y con un valor intrínseco para mayores en ramas del conocimiento: arte, humanidades, social, científico… Un cuadro de profesores con una consolidada valía docente capaces de llenar las aulas.
Los retos de los mayores de 50 años del siglo XXI, inauguran un tiempo nuevo, alumnos más exigentes, que los anteriores, cada vez más jóvenes, con mejor formación universitaria y profesional, con una conciencia abierta a saber por saber.
El número de matriculados en el Aula (APFA) empieza a superar a Facultades del Campus Universitario de Granada y las previsiones indican que el número de alumnos crecerá de forma exponencial en los próximos años.
La universidad rejuvenece, engendra ilusión, potencia ser útil, eclipsa a la soledad, abre el universo del conocimiento y retrasa el reloj del envejecimiento.
Confiamos y apoyamos plenamente al equipo de dirección del Aula (APFA) con su Director Juan Antonio Maldonado Jurado, a quien apreciamos y elogiamos en su esfuerzo de renovación y actualización del Programa Universitario de Mayores, todos los cambios y mejoras necesitan de la colaboración de las autoridades universitarias, entidades locales y autonómicas, apoyen con medios y recursos este grandioso proyecto universitario de mayores.
El efecto contagio llegó también a la Asociación de estudiantes mayores ALUMA. Las primeras actividades programadas para septiembre y octubre han sido acogidas con entusiasmo y desbordas las previsiones iniciales, la inscripción de socios aumentan en este efecto llamada.
Un ejemplo claro está en ese resorte que temía perdido por los años, el espíritu de equipo y de superación, ha vuelto a vivir cuando al montar el equipo de piragüismo de Dragón (una embarcación de 20 palistas) de la asociación de estudiantes mayores ALUMA donde con un espíritu rejuvenecido comparten el esfuerzo de 2 horas de entrenamiento para consolidar la técnica y conseguir en conjunto un equipo competitivo.
Parece que el futuro nos apremia y necesitamos vivir con intensidad el presente. Nunca hasta ahora hemos tenido tantos motivos para sacar el joven que permanece en nuestro interior. Empezar y volver a empezar, es un buen lema.
Aprovecho este espacio para compartir con vosotros lectores mi ilusionante proyecto de publicar próximamente un libro de relatos cortos. Historias que nunca me atreví a contar.
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