La tercera vez que pisaba la isla tocó al lado contrario de Olbia, Puerto Torres es la parte noroccidental, se cumplía mi deseo que quedó truncado cuando por problemas de tiempo no fue posible tomar el tren que une ambas ciudades. Se trata de una pequeña y coqueta ciudad a orillas del mar con poco menos de 25.000 habitantes y muy fácil de recorrer porque tampoco tiene mucho atractivo para el viaje, pero tranquilidad y ubicación son ya por sí mismas buenas atracciones; sólo necesitamos que nuestras articulaciones
Su historia se inicia varios milenios atrás y con el imperio romano se acaba consolidando gracias a la ubicación del lugar que les permitirá hacer el principal puerto en el norte de la isla y lo denominaron Turris Libisonis, fue Julio César el que dio el pistoletazo de salida en el 45 a. C., el lugar resultó un enclave de vital importancia y efectivo para realizar la penetración en las tierras insulares, en su momento ostentó la capitalidad del Giudicato de Torres.
Puerto Torres está en el centro del Golfo de Asinara, suele ser parada intermedia del ferry que hace el trayecto Barcelona-Roma [Gimaldi Lines]. Nada más bajar al muelle, dependiendo del punto de atraque, nos tocará, una vez abandonadas las instalaciones portuarias, tomar el lado izquierdo que nos acabará llevando a la Basílica de San Gabino [conviene reservar si se llega en temporada alta para poder acceder a ella previo pago del equivalente a una cerveza en la Costa Dorada española, un poquito más si uno quiere un circuito guiado]. Estamos ante la mayor iglesia sarda de la isla y, sólo por eso, ya tiene un plus de exclusividad; se levantó entre el 1030-1080, medio siglo de trabajo. A pesar de la austeridad en su ejecución, tampoco deja indiferente al visitante y está asentada sobre lo que fue un antiguo cementerio pagano, al final fue dedicada al comandante de la guarnición de Torres en la lejana época de Dioclesiano.
¿Pero por qué san Gabino si era un militar? Ya se sabe, todo es cuestión de fe. Cuenta la leyenda que llegaron al lugar los monjes Proto y Jenaro y acabaron convirtiendo al jefe militar al cristianismo… Pero la cosa no acabó nada bien ya que los tres fueron decapitados el 25 de octubre del año 304 y, desde entonces, existe ese mito sobre los mártires de Torres aunque no se encontraron documentos que hagan cierta la leyenda, pero el perduró el mito.
Otro lugar es el Área Arqueológico o Museo Antiquarium Turritano inaugurado en 1984.Se trata de un conjunto o yacimiento arqueológico enclavado en el antiguo puerto romano y que encontramos, prácticamente, tras abandonar la terminal marítima. Sobre esos restos se construyó la moderna ciudad, en lo que queda visible podemos ver lo que era la vida cotidiana hace dos milenios, abundan cerámicas, estatuas de mármol e incluso las termas romanas cercanas. Sólo será posible recorrer esa parte mediante la inclusión en una visita guiada y a primera hora del día es relativamente fácil hacerla dejando tiempo libre suficiente para otras actividades, incluso irse a darse un baño en la pequeña caleta que hay a la derecha del muelle en que bajamos.
Otro lugar puede ser la famosa Torre Aragonesa levantada en 1323 cuando Alfonso V de Aragón mandó construirla para defender el enclave de los continuos ataques de los berberiscos. La finalizó el Almirante Carroz en 1326 y consta de tres niveles. Ha tenido diversos usos, incluso función de Aduana en el XV. En el siglo siguiente fue atacada, pero resistió y en el XX funcionó como un faro; de planta octogonal, 14 metros de altura por 13 de anchura luce en solitario cerca del muelle.
Hay que colegir que las escalas en lugares relativamente pequeños permiten al viajero poder disfrutar más del paseo en tierra ya que las distancias se acortan y los puntos de interés merman; o si lo prefieren parece que nuestro tiempo se estira e incluso nos puede permitir alejarnos más del epicentro. Desde Puerto Torres parten autobuses para otros pueblos de la región y con trayectos de una hora uno puede otear otros horizontes, podrían ser las escapadas a Sassari, Alghero o Stintino. En cualquier caso, si uno quiere intentarlo, el consejo es hacer eso a primera hora de la mañana para poder regresar con tiempo suficiente a Puerto Torres y si nos quedó espacio, disfrutarlo antes de embarcar pues ya somos dueños de nuestro espacio y apenas estamos a diez minutos del navío si nos encontramos en la zona del Arqueológico.
Porto Torres tiene algunas cosillas de interés, todo dependerá del tiempo disponible. Tenemos un puente romano con casi 150 metros de longitud y dos milenios de historia, servía para conectar Porto Torres con el interior bajo el principado de Tiberio. Otro lugar interesante es el de la Necrópolis de Su Crucifissu Mannu [habrá que tomar un taxi, pues en caso de que haya sol, los cinco kilómetros se convierten en un calvario], allí hay unas tumbas horadadas en la roca que se remontan al IV milenio y que corresponderían al Neolítico [o lo que es lo mismo: hace 6.000 años] hoy vacías, fueron utilizadas hasta la denominada cultura de Bonnanaro.
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