El viernes 25 de octubre de 2024, en el Teatro Campoamor de Oviedo, se celebró la entrega de los Premios Princesa de Asturias. “El Noi del Poblec-Sec” ha sido galardonado con el Princesa de Asturias de las Artes. El jurado lo justificó así: “En el trabajo de Serrat, de honda raíz mediterránea, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas así como un necesario afán de libertad. Defensor del diálogo frente a la crispación, su obra es un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones”.
En su discurso de entrega manifestó: “Soy una persona partidaria de la vida; no me conformo al ver los sueños varados en la otra orilla del río”. La Princesa, en su alocución, se refirió a los primeros versos de “Els veremadors” (Los vendimiadores), una de sus canciones: un homenaje a quienes se vieron obligados a dejar su hogar para ir a vendimiar lejos de casa. De manera inesperada, y siendo fiel a su oficio, se arrancó con “Aquellas pequeñas cosas” acompañado por una violinista. Para el periodista musical Iñaki de la Torre, “El Princesa de Asturias es un premio a gente que ha cambiado el mundo y este hombre ha cambiado la música española”.
Titular así este artículo no ha sido una ocurrencia. ¡Jamás me atrevería! El título nace de la lectura del artículo “Un Nobel para Joan Manuel Serrat” de Andrés L. Mateo, Premio Nacional de Literatura (2004) y delegado permanente de la República Dominicana ante la UNESCO. En él afirma: “Cuando en el año 2016 la Academia Sueca otorgó el Nobel de Literatura a Bob Dylan, se abrió un escenario favorable para que otros trovadores fueran reconocidos por expresar en sus composiciones musicales la conjugación de la letra, la música y el canto. Miles de latinoamericanos aprendimos más sobre la Historia de España escuchando las canciones de Serrat que en los textos de grandes historiadores del laberinto de la cultura española”. Si Serrat consigue un día el Nobel (¡ojalá), también se estará premiando a los 600 millones de personas que hablamos la lengua de Cervantes.
Robert Allen Zimmerman (Bob Dylan) nació en Duluth, Minnesota (Estados Unidos) hace 83 años. En su canción “The Times They Are A-Changin” (Los tiempos están cambiando, 1964) alumbró rasgos significativos de la convulsa década de los sesenta. Obtuvo el Nobel “Por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”. Si traigo a colación esta referencia es porque Dylan y Serrat tienen en común la belleza de sus canciones junto con la creatividad poética y la profundidad de sus letras. Y no hablo de memoria, lo he comprobado en los conciertos a los que he asistido. Si la Academia dio el Nobel a Dylan, ¿por qué no al “Nano”?
Joan Manuel Serrat Teresa nació en Barcelona el 27 de diciembre de 1943 en el seno de una familia humilde: su padre, Josep Serrat, anarquista y fresador, y su madre, Ángeles Teresa, ama de casa. Él jamás ha olvidado su origen y su barrio: “El pasado lo es todo, nunca podemos obviarlo. Es la tierra en la que hemos ido creciendo y donde están nuestras raíces, el tronco y las ramas que se despliegan”. A los tres años asiste al parvulario de Sant Antón de los Escolapios merced a que su vecina Conchita, que trabajaba en este centro, le consiguió un plaza a bajo precio. Aquí cursó hasta primero de Bachillerato para pasar luego al Instituto Mila y Fontanals donde acabó la enseñanza media. Posteriormente estudió en la Universidad Laboral de Tarragona donde obtuvo el título de tornero fresador: Juan Ramón Iborra, “A propósito de Joan Manuel Serrat” (2023).
Sus inicios musicales tuvieron lugar con la Nova Cançó Catalana y el grupo Els Setze Jutges. “Canço de bressol” fue la primera canción que grabó y ”Manuel” (1968), la primera en español. En 1971 vio la luz “Mediterráneo”, su mejor obra a juicio de muchos críticos. A mí me parece que más que una canción es un himno; de hecho, cincuenta y tres años después no ha envejecido. Creo que en su haber tiene también el mérito de habernos descubierto al gran Antonio Machado poniendo música a ocho de sus poemas: Guitarra del mesón, Llanto y coplas, La saeta, Del pasado efímero, Españolito, A un olmo seco, He andado muchos caminos y Cantares. También musicó el poema Nanas de la cebolla de Miguel Hernández. Estando en la cárcel, recibió una carta de su mujer donde le contaba el hambre que pasaban ella y su primer hijo recién nacido […] “En la cuna del hambre mi niña estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba”. De esta manera Serrat nos dejó el regalo de la buena poseía española con toda la riqueza de expresiones, giros y matices. Siempre dijo que Jacques Brel y Georges Brassens fueron sus referentes.
El cantautor dio su último concierto en Barcelona el 23 de diciembre de 2022 después de sesenta y cinco años de carrera. La noticia recorrió medio mundo y apareció incluso en el diario “Los Ángeles Times”. No sólo ha sido el trovador más importante de nuestro país de las últimas seis décadas, sino también un referente ético, social y político para toda la gente de su generación, entre la que me incluyo. “Me alegro de que mis canciones hayan ayudado en la vida de las personas y servido para afrontar algunas situaciones propias”, ha dejado dicho. Después de tan dilatada trayectoria ha manifestado que de lo que está más orgulloso es de su mujer, sus hijos y sus nietos.
Deja una respuesta