Su profesión ha sido también su hobby al que se ha dedicado aún más tras su jubilación, lo que ocurrió hace un par de años. Desde entonces es habitual verle en concentraciones de motos clásicas como la celebrada desde hace más de tres lustros en Pinos Puente que fue donde le conocimos con su «reliquia». Moto que llegó a su manos cuando trabajaba en el taller de su propiedad localizado en el número 13 de la Avenida de Dílar que ahora lleva su sobrino. «Aquí llegó un señor al que se lo habían recomendado en Talleres Alhambra para que le fabricara una pieza en mi prensa. Me contó que tenía una moto Norton parecida a la que estaba arreglando en ese momento y entonces yo le preguntó si me la vendía». Para verla se acercó a Purchil, que era donde la tenía. «Me gustó aunque estaba en mal estado y le faltaban muchas piezas», añade antes de explicar que a continuación comenzaron el trato. «El propietario me pidió diez mil pesetas (60 euros) a lo que le respondí que me parecía muy cara por lo que hablando y hablando se quedó en cuatro mil pesetas (24 euros)», comenta. También que los asientos eran inexistentes al haber estado a la intemperie. Al precio acordado tuvo que añadir otras 500 pesetas (3 euros) que tenía pendientes de «sellos municipales» que abonó el 23 de septiembre de 1983, tal y como demuestra con los documentos que nos va mostrando.
Afortunadamente de motor estaba bien, aunque lo desmontó para pulir lo que son aluminios y cromados, lo que le ha permitido participar y exhibirla además de la citada concentración de Pinos Puente, Jacinto indica que ha estado en otras anteriores celebradas en Jaén y «todas las que van saliendo en Granada y provincia». También señala que a principios de los 80 «en España se veían pocas motos inglesas de 500 de esta envergadura pues lo que teníamos era Ducatis o Sanglas, de 2,5 o 3,5. «Esta Norton la tenían en el ejército, y perteneció a un militar destinado como cartero en la Comandancia de Melilla donde la utilizaba para llevar los partes y contraseñas de los cuarteles. Cuando pidió destino en Barcelona solicitó llevársela para lo que antes tuvo que comprarla y matricularla en dicha ciudad», aclara. Tras una década de Guardia Nacional en Cataluña pidió traslado para Granada al ser natural de Purchil donde se trajo la moto.
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Menos de dos litros y medio a los 100 km «Es un monocilíndrico de 500 cc, cuatro tiempos, con avance manual. Cuenta con una dinamo y una magneto que es la que hace que salte la chispa y arranca y suena todo correcto. Lleva embrague con discos múltiples», nos cuenta antes de continuar informando que el depósito ronda los 15 litros de capacidad, que llena con gasolina súper sin plomo. Cuando ha necesitado alguna pieza la ha solicitado a Inglaterra donde existe un Club de esta marca que conservan los moldes de todas las piezas. También en Málaga y en Gibraltar se pueden conseguir piezas con bastante facilidad. El consumo es bastante bajo, de dos litros a dos y medio, a los cien kilómetros. Una de las anécdotas que le ha sucedido desde que es propietario de esta moto es que cuando fue a la Línea de la Concepción le dijeron que si daba una vuelta al circuito no le cobraban la entrada. Aunque el cuentakilómetros indica que puede alcanzar los 180 kilómetros por hora, Jacinto reconoce que lo máxima velocidad que ha alcanzado ha sido de cien. «No es una moto para arrear sino para pasear y disfrutar de ella. Si quiero correr cojo mi Yamaha Génesis, siete y medio». Próxima entrega: José Garrido y su Mercedes 200D de 1967 |
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