Respecto a su poemario manifiesta encontrarse muy cómoda con el lenguaje poético pues «es un lenguaje diferente al narrativo. Me seduce porque es el lenguaje del corazón y de las emociones. En la narrativa tu cuentas las cosas pero hay algunas que no se pueden expresar en este lenguaje, necesitas otro diferente, más sensitivo, que despierte las emociones en la gente y permita que se identifiquen con lo que sientes». Del título reconoce que algunos piensan que es demasiado largo, pero que hay dos palabras, tierra y luz, que le gustan mucho. «Es un título concluyente porque el poemario está dividido en tres partes: Oscuridad, Penumbra y Luz. La primera aglutina los poemas que se han escrito en momentos de crisis; en la segunda es la lucha y la búsqueda y el combate que dan lugar al equilibrio final, la expresión de la paz que es la luz», resume.
Un conjunto de 37 poemas en los que aborda los habituales temas póeticos con su impronta personal como la soledad, la muerte, el amor (aunque solo hay un poema), el paso del tiempo, también la guerra, la culpa, «y un poco de todo». Su prologuista Juvenal Soto destaca cómo este poemario está escrito «con una notable dosis de desenfado en lo referente a las formas, y no me refiero sólo a aspectos como la métrica y el ritmo». Por su parte Carmen Hernández indica que Juvenal es una persona apasionada cuya forma de pensar considera muy cercana a la suya aunque difiere en la forma de escribir ya que él respeta mucho la métrica pero en el que vió que compartía «una filosofía acerca de las cosas» que fue lo que le animó a pedirle que se lo prologara.
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En el epílogo que firma su hermana Dori afirma que “para ver ‘La luz del fin de la tierra’ tal vea sea necesario, paradójicamente, la oscuridad, cerrar los ojos y buscarla, introspectivamente, en la negrura interior por donde circular relámpagos que nos irán orientando”. Para la autora no se puede entender el concepto de la luz sin el concepto de la oscuridad, pues «siempre tenemos que reflejarnos en lo opuesto, si no sabes lo que es la tristeza no sabes lo que es la alegría, son dos caras de una misma moneda. La luz surge porque hay oscuridad, hay que encontrar el equilibrio entre una cosa y la otra». Así mismo, considera muy apropiada la fotografía de la portada, realizada por el profesor de Historia de Guadix, Khortés Magán, en la que se ve un hombre caminando hacia la luz y una puesta de sol caleidoscópica con muchos colores «tantos como sentimientos hay en las personas». En referencia a sus fuentes literarias señala que cuando era joven leyó muchos clásicos cuando y que ahora le interesan más poetas como Miguel Hernández, Vicente Aleixandre, Mario Benedetti o Walt Whitman.
Ejemplo de la actividad que desarrolla esta accitana es el buen número de creaciones literarias en las que ha participado, muchas en colaboración con su hermana, como dos libros de relatos publicados por Proyecto Sur, o con el Colectivo Sustari con el que ha publicado varios poemarios y un libro de relatos en torno al tema de las cuevas, ‘El imaginario vientre dela tierra’. Junto con el francés, Paul Rey, se les ocurrió hacer «un libro de microrrelatos inspirados en pinturas y de pinturas inspiradas en microrrelatos» que califica de «proyecto muy bonito e ilusionante que se presentó en la Escuela de Arte de Guadix y después en el instituto Cervantes de Toulouse y que fue objeto de estudio en un seminario». Así mismo, ha participado en el texto del catálogo de ‘Art Mariage o los estados del Alma’ (Nazarí) junto con las fotografías del periodista, Jorge Pastor, que se ha presentado en distintas ciudades españolas.
También es la presidenta de la Asociación Cultural para la Promoción de la Cultura y el Arte, ‘La Oruga Azul’, que inició su andadura hace dos años y medio, al tiempo que pusieron en marcha una revista digital de arte y cultura de periodicidad mensual de la que ya se han publicado 30 números. Igualmente desarrollan un proyecto de difusión de autores accitanos lo que les ha permitido realizar dos montajes audiovisuales sobre la obra de Asenjo Sedano y de Antonio Enrique. Además, esta accitana parecía predestinada al mundo de los libros pues estudió Biblioteconomía y Documentación lo que le ha llevado a trabajar en distintas bibliotecas y archivos. En la actualidad lo hace en el Archivo Diocesano de Guadix. «Es un trabajo que me gusta mucho pues se trata de un archivo histórico lo que potencia mi imaginación y me ha permitido recuperar algunos documentos interesantes para la historia de este municipio y de Granada» afirma quien también reconoce estar maravillada de cómo un objeto inanimado pueda durar tantísimos siglos.