Manuel nació el 17 de septiembre de 1940 en la villa de Montefrío. Durante su etapa laboral ha sido camionero, ha estado al frente de un almacén de aceitunas, también distribuidor de vinos y comercial de distintas marcas de vinos y bebidas. Su interés por los vehículos clásicos nace desde temprana edad. Recuerda que con seis o siete años le gustaba montar en moto y que con 12 ya las conducía. En este punto nos explica que posee, desde 1956, el primer carnet que hay en España, un tercera especial que le habilitaba para llevar motos con una cilindrada inferior a 250 cc con un permiso de su padre. Con 18 años se sacó el segunda, a los 21, el primera, y luego, el especial. «Yo puedo llevar, menos trenes, barcos y aviones, todo tipo de vehículos que anden en carretera», comenta con humor. Poco antes de jubilarse comenzó a interesarse por los vehículos antiguos y en la actualidad posee un 2CV que compró viejo y «tornillo a tornillo» lo ha restaurado, un 230 Coupé que adquirió en Madrid y el Renault Gordini.
«Este coche es de 1962, aunque está matriculado el 1 de febrero de 1963. Su propietaria era una señora de Atarfe que se llamaba Maria Luisa, lo había heredado de su marido y vivía en la calle Real. A morir se lo dejó a una sobrina que tiene la tienda de Tejidos Contreras que fue a quien yo se lo compré», de esta forma relata cómo llegó a sus manos. Corría el año 1986 por lo que se cumplen los 30 años desde que lo tiene en su poder. Afirma que este modelo de coches le han gustado «desde siempre» pues posee un motor «de los mejores que se han hecho de gasolina». Antes tuvo un Renault Ranchera que compró en 1974 y «era también una maravilla de motor. También tuve un Peugeot 504 que el motor diésel era de los mejores, al menos para mi gusto y en mi época». A continuación enumera otros vehículos que ha poseído (un Peugeot 505, un Audi 6, cuatro Mercedes, un ML, un 230 Coupé, un 1.500, …). «Entre viejos y nuevos he llegado a tener 47 vehículos», resume.
El Gordini lleva detrás un motor de 7 CV fiscales, siendo su consumo medio los seis litros de gasolina. Todas las piezas son originales, incluida la baca que es de Zacarías, muy utilizada por los taxistas madrileños en sus 1.500. «Esta es la que traía de origen pues se ve que tenía un convenio con Renault». Cuatro marchas y cuatro puertas que utiliza los domingos para darse un paseo pues «si me duele la cabeza me monto en el coche y se me quita. Es mi antídoto para mis enfermedades».
Pocos kilómetros y un saco de arena de contrapeso En cuanto a localización de repuestos afirma que «no hay problema, pues hay en todos los sitios». Como curiosidad nos cuenta la costumbre de poner en estos vehículos un saco lleno de arena que servía de contrapeso al motor para conseguir que en las curvas se pegara más, «por lo demás es fiable cien por cien». La velocidad máxima que alcanza con facilidad son los 120 km/h. En la actualidad su cuentakilómetros marca 58.000 km en total, pues su anterior propietario apenas lo utilizaba. «Lo sacaba de la cochera, le limpiaba el polvo y lo volvía a meter para adentro», explica. Con todo, cuando lo compró marcaba 53.000 km. por lo que él solo le ha hecho otros cinco mil. «Apenas le hago 100 kilómetros al año, pues el viaje más largo suele ser a Montefrío y a pasar la ITV y si está lloviendo no lo saco», indica. Del interior destaca que todo está estupendo y que lo único que tiene es el volante un poco descolorido pero que ya tiene localizado uno de repuesto en Alicante. También que al principio de tenerlo se lo quiso comprar la casa Renault que le llegó a ofrecer un millón y medio de pesetas (9.000 euros) pero que entonces no quiso venderlo. Próxima entrega: Francisco J. López y su Seat 131 de 1977 |
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