Antes de entrar en materia este granadino, casado, con cinco hijos y cinco nietos que serán pronto seis, nos cuenta que está a punto de jubilarse y que ha dedicado «toda su vida, más de 40 años, a vender herramientas y maquinarias». Tras presentarnos a su familia hace otro tanto con sus joyas moteras, entre las que se cuentan dos motos Lube Renn, una 125 y otra 150; una Bultaco metralla, primera serie del año 62, y una Brío, modelo comando de 150 cc. «Tuve una Lube en los años 70 la vendí y la volví a recuperar en los 90, y a partir de ahí me hice de estas motos que he ido restaurando», resume al preguntarle sobre el origen de su pasión por estos vehículos de dos ruedas. Pasión que le ha llevado a integrarse en el Club de Motos Antiguas de Granada con el que en la víspera de nuestro encuentro participó con una de las NSU en un recorrido de 150 kilómetros pues fueron de Granada a Molvízar, para dirigirse después al Azud de Vélez y regreso a la capital. También tenían previsto realizar otra por Íllora, Montefrío y Huétor Tájar pues salen todos los sábados.
«La NSU es del año 1956. La compré al mismo que le había vendido la Lube Renn. Estaba en muy malas condiciones. Según la información que he saber fue matriculada para un señor de Guadix en 1958 que le puso un sidecar para hacer el viaje de novios», cuenta mientras contemplamos la matrícula (GR12116), sus dos asientos, dos cajas laterales para llevar herramientas y batería. También nos cuenta que tiene 250 cc, con la que puede circular a una velocidad de 90-100 km/h, aunque él no suele superar los 80. También que tiene «una potencia y rendimiento muy buenos, motor de cuatro tiempos, con depósito de aceite y una característica especial es que lleva unas violetas para mover las válvulas lo cual, según dicen, es un sistema muy original y avanzado para su tiempo. Como la otra, no es gastosa, pues puede consumir unos 4-5 litros, como mucho».
Así mismo, relata que desde que la tiene le habrá hecho «casi 6.000 kilómetros», que al parecernos pocos explica que se debe a que «suele alternar las distintas motos en las salidas». Respecto a localizar piezas originales señala que no hay dificultad en Alemania y que adquirió la segunda precisamente para tener piezas de repuesto. De hecho la recibió desmontada en cajas de frutas. Luego pensó lo que pensó y decidió restaurarla. Puntualiza que «son dos motos idénticas con ligeras diferencias. Solamente le he cambiado las gomas que en lugar de ser negras son blancas». Luego observamos que la primera tiene dos asientos y la segunda uno lo que también hace que cambien la orientación de la pequeñas cajas de herramientas y de la batería que en la primera están invertidas. Otra diferencia son los amortiguadores que la negra los lleva atrás y la otra incorporados dentro del chasis. Con la segunda apenas lleva dos años y pico y tiene 3.437 kilómetros. La compró en Motril en muy malas condiciones, pues al parecer estaba en una panadería en el año 1973 cuando la famosa ‘inundación de la tormenta’ -primera vez que se conocía la gota fría- que llenó de agua y barro el establecimiento. «Yo la compré hecha una pena pero ahora va de maravilla», aclara satisfecho.
Para el futuro disfrute de sus nietos Las dos presentan un aspecto flamante lo que nos lleva a preguntarle las manos por las que ha pasado. «En el tema de mecánica recurro a dos personas muy puestas en el tema como es Luis Domínguez y Jacinto Spínola. En tema de electricidad me las arreglaba alguien que ya no está con nosotros, como era Rafael Alaminos, que me ha hecho maravillas pues las llaves de contacto son remachadas, estaban muy mal, las desarmó y las puso al día. Gracias a él las motos funcionan perfectamente». Tanto es así que ya ha tenido varias ofertas, pero él no quiere venderlas. «Esta -dice señalando la segunda- la compré por 280 euros y el costo de la restauración que ha durado unos cuatro o cinco meses me ha salido por unos 7.000 euros, y eso porque tenía mucho repuesto». En Granada, que sepa Francisco, solo hay otra moto NSU, moto que insiste es «lenta pero muy cómoda de conducir y muy fiable» y cuyo deseo es que «las hereden y disfruten mis nietos». Próxima entrega: José Antonio Escudero y su camión Ford Thames de 1958 |
|
VER GALERÍA DE IMÁGENES: