Durante tres jornadas, Cenes de la Vega se ha transformado en un territorio habitado por la palabra poética. El II Festival de Poesía De Seda y Oro, dirigido por Alicia Choín y Antonio J. Caballero, demostró que la poesía no es un lujo, sino que es, como dijo una espectadora que se inicia, una necesidad: una forma de resistencia íntima, como escribió el filósofo Josep M. Esquirol; de belleza que se comparte.

El primer acontecimiento fue la emocionante apertura, donde poesía, música y pensamiento se unieron para responder a la pregunta que ha sido arquitectura de este festival: ¿para qué sirve la poesía en nosotros y en nuestro mundo? Las respuestas han sido muchas, pero todas coinciden en la necesidad de dejar que esta pregunta siga siendo pregunta. La poesía es necesaria porque no sirve para dominar, pero sí colabora para vivir con hondura, con memoria y con asombro.

En este primer encuentro leyeron su poesía autores reconocido en el panorama de la poesía española. Javier Gilabert, Fernando Jaén, Erika Martínez y Ramón Repiso. El grupo de música Alendra compuso con un poema de cada uno de estos autores y autora, una canción. También participó con la guitarra flamenca, José Antonio Sánchez, El Pollo.
Paco Sánchez, Santiago Molina, Mamen Carilla, Nino Pérez, Mariola Fernández y José Antonio Rodríguez, cuyas voces transitaron el cuerpo, la historia, la identidad, el amor, el dolor propio y la ternura. Cada poema fue presentado con cuidado y escucha. Aquí también participaron tres escritores que forman parte del taller de Escritura Creativa que se realiza en la Biblioteca de Cenes de la Vega, conducido por los directores del festival. Las voces de Ana Alganza, Brigi Egea y Curro Checa, dieron cuenta de cómo la poesía puede ser escuela del alma y lugar de crecimiento. En esta mañana se dieron cita lo sagrado y lo cotidiano. La luz que puede revelar el dolor, a pesar de sus sombras.

El sábado por la noche intervinieron poetas invitadas como Verónica Guinea, Ioana Gruia y la italiana Annamaria Pecoraro (Dulcinea, como artístico) –que fue presentada por Marcello Memoli, cónsul de Italia para Andalucía Oriental y Melilla- mostrando la riqueza plural de la diferencia del decir poético. La música de Pedro Osuna con el piano y del grupo Alendra, grupo que musicalizó hace varios años en un disco poemas de Javier Egea, cerró con belleza y profunda emoción el encuentro.

Este festival no buscó la espectacularidad, sino la hondura. No apuesta por lo grandilocuente, sino por la verdad sencilla de quienes se acercan a un poema como quien se asoma a sí mismo. Y, creemos que en gran parte lo ha logrado. Porque como escribió Joan Margarit:
«La poesía sirve para introducir en la soledad de las personas algún cambio que proporcione un mayor orden interior frente al desorden de la vida».
Y así, durante dos días, en este rincón de Granada, con todo el apoyo del Ayuntamiento de Cenes de la Vega, de su alcaldesa Monserrat Muñoz Sáez y su concejal de Cultura, Tacho Gómez Ladrón de Guevara, la poesía volvió a dar sentido, a reunir y a consolar. Un acontecimiento que ha tenido mucho de encuentro con uno mismo; y encontrarse a uno mismo es un manera de resistir al cálculo y a los datos, y acercarse a la vida: y en eso, la poesía es una maestra.
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Antonio J. Caballero y Alicia Choin
Directores de De Seda y Oro
Álvaro García
Director musical
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