Tres son los libros que Andrés Prieto Martín, maestro jubilado, casado con una cueveña, le ha dedicado a su pueblo adoptivo: ‘Cuevas del Campo. Aspectos destacados de su historia’ (2010), ‘Cuevas del Campo. Personas y costumbres hasta 1970’ (2013) y ‘Segunda República y posguerra en Cuevas del Campo’ (2019)
Para quiénes no le conocen Andrés Prieto Martín explica que nació en Colomera, el 21 de agosto de 1948, en la zona de los Montes de Granada y que quedó huérfano de madre a una edad muy temprana por lo que su niñez transcurrió entre Colomera, donde vivía su padre vivía y abuelos paternos que estaban en Limones. También que estudió Magisterio en en Ave María siendo Cuevas del Campo su primer destino como maestro. En esta localidad conocería a su futura esposa, Manoli Martos Peláez, también maestra y natural de esta población en la que residieron y desarrollaron su magisterio durante unos 18 años aproximadamente. «Este pueblo me encantó, pues me sentí acogido y llegaron a nombrarme Hijo Adoptivo. Allí nacieron y crecieron mis hijos», explica antes de añadir que a finales de los 80 se desplazaron a la capital granadina para que sus hijos pudieran realizar sus estudios superiores, mientras él impartía clases en el colegio del Barrio de Monachil, donde se jubilaría en el año 2008.
Sobre el interés por los temas históricos señala que le «vienen de siempre. De hecho, en los colegios en los que he trabajado, daba la parte de historia y patrimonio histórico». En cuanto a la historia de Cuevas del Campo se debe a los muchos años que residió y también al hecho de que a principios del año 90 coincidieron durante las vacaciones en Cueva del Campo tres maestros : Antonio Martínez, Paco Alcaria y Andrés Prieto. Curiosamente ninguno era natural de Cuevas pero tenían en común el estar casados con tres cueveñas. Fundaron la revista ‘Los Aljibes’, que estuvo funcionando hasta el año 2005-2006, y en la que Andrés siempre se ocupaba de la parte de historia. «Entonces, aquello quizás despertó en mí el gusanillo, la ansia de de conocer Cuevas del Campo, la historia que había pasado y de ahí surgió el publicar los tres libros que he escrito sobre Cuevas del Campo, teniendo «el primer libro un carácter más historicista, el segundo es más costumbrista y el tercero se refiere a un periodo doloroso en la historia de España, la Segunda República y, sobre todo, la guerra civil y la posguerra».

Cuevas del Campo. Aspectos destacados de su historia
«Irremediablemente cada vez que hablemos de la historia de Cuevas del Campo, hay que hacer mención a Zújar, ya que Cueva del Campo fue anejo de Zújar hasta el año 1980 y la historia de ambos pueblos están ligadas», comienza explicando al hacer referencia al contenido de su primer libro que lleva por título ‘Cuevas del Campo. Aspectos destacados de su historia’. Contenido repartido en tres tres apartados fundamentales. El primero es la independencia, autonomía religiosa de la iglesia cueveña de la zujareña. «En su inicio estuvo ligado lógicamente. Ya en el diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX aparecía que en Cueva del Campo existía una ermita dedicada a San Isidro Labrador. Cuevas del Campo tenía escasamente 100 habitantes, pero a raíz de las roturaciones y de terrenos baldíos y de la llegada del agua del pantano del Guadalentín empieza a crecer la superficie cultivable, aumenta la población y entonces surge la necesidad de crear una iglesia. La primera iglesia se construye en 1915. Todavía era aneja la parroquia Zújar. La creación de la parroquia cueveña, se surge el día de los santos del año 1925, donde tanto en Cueva del Campo como en Zújar se leen sendos edictos con la resolución del obispo de Guadix, creando ambas parroquias», explica.

En noviembre de 2013, la comisión prosegregación, de la que formaba parte Andrés, fue homenajeada por el ayuntamiento cueveño ::A.A.
A este respecto cita algunos ejemplos sobresalientes de la vida parroquial en Cuevas del Campo como que el primer sacerdote que llegó era precisamente de Zujar, que era un coadjutor, don José Hortal Montoya siendo conocido en Cueva del Campo como el «cura parella», porque iba al campo. Según aclara una parella era en aquella zona un lugar donde te limpias las manos, se limpian los restos de comida, etcétera. «Entonces -añade- este hombre trabajaba en el campo y llevaba siempre con la sotana llena de polvo o de barro y por eso le pusieron el cura parella comentando jocosamente que si le cambiaba de misal ya no sabía decir misa». Comenta que este hombre vivió y murió en Cuevas del Campo donde fue enterrado. Después llegaría otro sacerdote que estaría bastante tiempo, desde finales de los años 20 o principios de los 30 hasta el año 50 aproximadamente. En este caso era de Baza y se llamaba don Ramón Lorente Tortosa. Era un hombre que empezó a estudiar Medicina, pero le atraía más la vida religiosa. Fue una institución local. Durante la guerra, no pudo ejercer los oficios religiosos, ni podía vestir los hábitos religiosos, pero ejerció un papel fundamental en la medicina, sanidad e higiene de Cuevas del Campo. Al llegar un médico titular no le gustaba que hubiera otra persona ajena a la medicina que ejerciera, «pero mucha gente de Cuevas seguía yendo a que don Ramón les curara de sus dolencias».
Cuenta también que durante la guerra civil hubo represión religiosa. De hecho lo dos curas de de Zújar, José Corrales y don Antonio Redondo (?) sufrieron la persecución religiosa y quizá lo más notable es que, pocos días antes de de estallar el movimiento Revolucionario de la Primera República, estaba en Cuevas del Campo el obispo de Guadíx, Don Manuel Medina Olmos tuvo que salir escoltado por el alcalde cueveño que había y que sería asesinado durante el año 36 en Vícar (Almería), en el barranco del Chisme. Prosigue contando que en la década de los 70 la iglesia antigua estaba ya en mal estado y se construyó una segunda iglesia que se inauguró el día de la Inmaculada, el día 8 de diciembre del año 1982, siendo párroco don Francisco Hidalgo Pérez. En aquella época también se construyeron los cementerios. Hay dos, uno antiguo que se clausuró en el 1918, «el año de la epidemia en el que la gente moría como chinches». El otro se creó después y se amplió hace unos años.

Respecto a la segunda parte del libro señala que está dedicada a la independencia administrativa de Zújar, es decir, a la creación del municipio de Cuevas del Campo, independiente del de Zújar. Al parecer estos deseos de ser independientes se remontan al año 1926, cuando un notario que vivía en en Baza, el señor Iturriaga, presentó un escrito con 300 y pico firmas de cueveños donde se pretendía la creación de Cuevas del Campo como una entidad local menor. El Ayuntamiento de Zújar se opone y entonces surge una resolución judicial curiosa. No se deniega porque no se ajusta derecho, ni porque fuera ilegal. La explicación que se da es que como solamente esa sentencia la recurren dos personas de Cuevas del Campo, don Francisco Rodríguez y don Manuel Martínez, se considera que los demás habitantes de Cuevas del Campo no les interesa la separación. En la segunda república, de hecho, Cuevas funciona como entidad local menor independiente, cosa que se suprime con la victoria de la dictadura.
Por fin, en el año 1977 surge el tercer y último intento de la segregación de Cuevas del Campo del Ayuntamiento de Zújar. «Había un sentimiento y un ansia de administrarse sus propios bienes por la gente de Cuevas. Hubo una espoleta que hizo saltar la chispa que fue lo de las aguas potables. Aquello se quiso hacer sangre y fuego. Si tú no pagas, te corto el agua. Y fue la chispa que lanzó la la segregación. Primero buscamos un abogado en Granada, muy buen laboralista, pero de derecho administrativo, pues no era su fuerte que digamos. Nos enteramos de la existencia de un abogado en Madrid que había llevado la la separación de un pueblo de Tarragona, Deltebro, otro en Huelva. Nos pusimos en contacto con don José Antonio Gallego en Madrid, y fue el que inicia el proceso de segregación. Se puede leer en el libro los múltiples escritos que culminaría en el año 1980 el día 21 de noviembre cuando el Consejo de Ministros anuncia en el telediario por la noche que se concede la independencia administrativa a Cuevas del Campo. No acaba ahí. Hay una cantidad de recursos, todas las entidades de Zújar votan en contra, tanto las oficiales como particulares, como puede ser un almazara, un casino, un bar, se interponen recursos y la separación, aunque el Ayuntamiento se crea y en Cuevas en el año 1981, el día de San José y concretamente siguen siendo ayuntamientos paralelos hasta que en al principio del año 90 se resuelven todos los contenciosos que se habían iniciado por parte Zújar contra la segregación y ya se deslindan los territorios y es así como
Cuevas del Campo se se convierte en municipio independiente», explica de este importantísimo hecho histórico para los cueveños.

Cuevas del Campo. Personas y costumbres hasta 1970
De su segundo libro, publicado en 2013, ‘Cuevas del Campo. Personas y costumbres hasta el año año 1970’ comienza diciendo que es «un libro más costumbrista en el que intenta explicar cómo va evolucionando la vida en Cueva del Campo hasta el año 70, que es aproximadamente el año que Andrés llega a Cuevas del Campo, un pueblo eminentemente agrícola que tenía su usos y costumbres. En él va desgranando cómo se realizaban las diversas actividades desde el punto de vista religioso, económico, agrícola, ganadero y del ocio. Entre las personas que tuvieron un papel destacado en la vida del pueblo, el ya citado párroco don Ramón Lorente, también habla de los diversos médicos, especialmente de don Eduardo García Chicano que ejerció desde los años 40 hasta 1970 aproximadamente y de su labor excepcional en el aspecto sanitario. Otro médico que también estuvo por ahí bastante tiempo fue don Ignacio Hortal, que coincidió él de médico y un hermano suyo, Mariano, como enfermero. Igualmente hace referencia a los veterinarios en una época en la que había bastantes más animales, siendo uno de ellos don Francisco Correa, era de Zújar, conocido en Cuevas del Campo como Paquito Correa y don Manuel Camacho. En el ámbito sanitario también destaca la labor de la farmacéutica doña Julia Barceló cuando en Cuevas del Campo aún no había una farmacia, pero sí un botiquín que dependía de la farmacia de Zújar, atendido por don Vicente, natural de Zújar, quien se desplazaría a Barcelona para realizar un curso de especialización que le brindó la oportunidad de conocer a doña Julia surgiendo entre ellos el amor. Doña Julia se vendría a Cuevas del Campo en los años 40. «Quisiera hacer hincapié que debería ser un matrimonio enormemente enamorado porque es difícil imaginar que una chica de una sociedad media alta de Barcelona, universitaria, con buenas posiciones económicas, abandonara aquella vida para venirse a Cuevas del Campo que ni había agua potable ni había nada prácticamente», añade.
En el aspecto de la enseñanza Andrés cita algunos maestros que han pasado por el colegio de Cuevas hasta el año 70 año en el que se incorporó él y donde concluye el libro. De los que más han han permanecido en este pueblo destaca a doña Ángeles Arenas que fue maestra expedientada. Esta mujer era granadina, llegó a Cuevas del Campo, se enamoró de un hombre Cirilo Vilar, se casaron y allí hizo su vida y allí murieron entorno al año 1968- Otra maestra que también ejerció su magisterio durante muchos años fue Doña Adela Barea Fernández. Igualmente cita a Don Antonio García Martínez, el primer director que tuvo Andrés al incorporarse al colegio cueveño. También trata en el libro los diversos negocios e industrias para dar una idea de cómo evoluciona el pueblo. «En la época en la que yo me refiero llegó a haber hasta 13 bares y restaurantes y actualmente quedan dos o tres nada más. Había seis panaderías y hoy queda una sin perspectiva de futuro. Es un ejemplo de cómo va el pueblo», indica antes de añadir que también hablo de la vida municipal, los alcaldes pedáneos que hubo, de la evolución de la agricultura desde la creación de las canalizaciones de agua, la puesta en riego primero con el canal y después con la creación del pantano de la Bolera.

‘Segunda República y posguerra en Cuevas del Campo’ (2019)
En el tercer y último publicado por Andrés Prieto aborda «un periodo de nuestra historia, la República y sobre todo la guerra y posguerra, uno de los periodos más dolorosos de nuestra historia reciente». Lógicamente también en Cueva del Campo se deja sentir los efectos, aunque aquí el frente no era muy activo «todo lo contrario de lo que pasaba en mi pueblo, Colomera, en Limones, Tózar o Moclín, donde el frente era activo y caían bombas por todos los lados».
También aborda la represión y los efectos de la guerra en Cuevas del Campo, que llegan a todos los ámbitos. Por ejemplo en el ámbito educativo hubo cinco o seis maestros represaliados como fue el caso de doña Ángeles Arenas Esturillo, don José María Varea Fernández, don Pedro Barranco López, don Francisco Yáñez Salmerón o don Plácido Caballero Estepa cuyo nieto fue alcalde de Huétor Vega también bastantes años. Así mismo, habla también de las listas de represaliado y muertos en la guerra civil gracias a unos estudios bastante rigurosos que ha realizado un historiador de Andújar, don Santiago de Córdoba Ortega, donde en muertos directamente en tiempos de guerra, bien por actividades de guerra, por asesinatos por por ambos bandos, de exiliados, muertos, calcula que hubo en torno a 535.000 más la gente que tuvo que huir de España y murieron en extranjero, más 400.000. «Estamos hablando de aproximadamente 1 millón de víctimas de la guerra civil, lo cual es una barbaridad. Es una barbaridad que esto suceda, porque y es una reflexión que yo me hago, ¿quién gana? ¿Quién ganó en la guerra? Yo pienso que no la ganó nadie. Hubo quien mató más, quien venció más, quien gobernó más, pero al final yo pienso que eso no es ganar», opina.

Igualmente explica que en este libro hay cerca de un centenar de represaliados citados con nombre y apellidos, la sentencia, los tribunal, los delitos de los que se le acusaban y la sentencia que se les impone. Otro aspecto que también toca en el libro es el de la guerrilla, de la guerra de los maquis pues en Cuevas del Campo también hubo alguna actividad guerrillera. El caso más famoso, más conocido fue cuando en la feria de Baza de 1942 un grupo de guerrilleros, dicen que los hermanos Chaparros, de apodo, aprovechando la feria ganado en Cueva del Campo, tuvieron noticias de que había ganaderos de la parte de la pantano de la Bolera de Pozo Alcón que volvían en aquel coche que habían vendido ganado. Llevaban dinero en abundancia y en el lugar de la variante asaltaron el autobús de línea de los Simones y todo el mundo fue despojado del dinero que llevaba. También termina hablando de lo que era la vida del estraperlo, personas que lo hacían a gran escala y eran casi bendecidos y a los pobres que lo hacían para sobrevivir, pues apenas podían conseguir unos platos de comida para sus hijos. En la última parte del libro expone el desarrollo y resultado de las elecciones tanto locales como generales en el periodo de la Segunda República.
Para terminar, Andrés Prieto informa que la preparación, redacción y edición de los tres libros le ha supuesto bastante tiempo de trabajo y de investigación. «No era solamente buscar la información, sino que había después que ordenarla y prepararla para su publicación. El lugar a los que se ha acudido como fuente de información son múltiples: Biblioteca de Andalucía, Biblioteca de Granada Provincial, Centro de Estudios Pedro Suárez de Guadix, el Archivo Provincial de Granada, la hemeroteca de la Casa de los Tiros y seguro que se me olvide alguno más, además de los archivos eclesiásticos de Cuevas del Campo y de Zújar. Han sido muchas horas, repito, de trabajo de elaboración. Creo que ha salido un trabajo decente, aunque entiendo que es de un de interés un tanto limitado al referirse solamente a Cuevas del Campo. No obstante, puede tener algún traslado a nivel general», aclara antes de añadir que si alguien tiene interés en conseguirlos, los pueden hacer en el Ayuntamiento de Cuevas del Campo, que es quien ha editado los libros y a quien agradece el interés que ha puesto en en ellos.
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