Portada del libro de Enrique Javier

‘Historia de España’ en 2º de bachillerato: ¿un curso de formación y toma de conciencia cívica y ciudadana o un preparatorio para la selectividad?

Decía Simone Weil que el individuo, ante las injusticias, puede (y suele) prescindir de esa capacidad esencialmente humana que es la reflexión y el cuestionamiento de las cosas. Pero si esa tendencia a la desidia, el desinterés y la apatía (cada vez más arraigada) hacia la reflexión y el cuestionamiento de las cosas, no ya ante las injusticias sino igualmente ante las desigualdades y los mecanismos socioeconómicos y políticos que nos rodean y en los que estamos insertos, acaba triunfando (como lo está haciendo), nos convierte en cómplices de esos mismos mecanismos alienadores y subyugadores que permiten la aparición y consolidación de esas injusticias y desigualdades, dejando nosotros de ser ciudadanos y humanos para ser meras piezas de engranaje. El individuo al servicio del sistema-Estado.

En este sentido, y más teniendo en cuenta la presencia cada vez más descarada de los discursos reaccionarios, de violencia política, de odio y de exclusión, los y las docentes especialmente debemos tener claro que vivir significa tomar partido, que decía el poeta Friedrich Hebbel; así como apostar fuertemente por la idea gramsciana de que la cultura debe consistir en la apropiación de la personalidad propia, en la conquista de una consciencia superior que permita comprender el valor histórico que tenemos como individuos y agentes de cambio, nuestra función en la vida e, igualmente, nuestros derechos, deberes y responsabilidades.

Comienza un nuevo curso en el que, como ya se viene constatando fehacientemente desde hace ya un tiempo, actitudes, discursos y conceptos reaccionarios, agresivos y excluyentes están muy presentes en las aulas y pasillos de los centros educativos. Un discurso y unas creencias que han permeado y calado entre los adolescentes gracias a uno dos de los pilares fundamentales del neofascismo y la extrema derecha, heredados del no tan lejano Fascismo histórico: la propaganda, el lenguaje y la dialéctica clara, descarada, directa, acusadora y machaconamente repetitiva. Unos factores que han visto multiplicado su éxito en este nuevo siglo gracias al “lobbying”, hegemónico también ya, en redes sociales y medios de comunicación.

Como expone Fernando Hernández Sánchez en su libro “El bulldozer negro del General Franco”, un importante número de alumnos y alumnas acaban la educación secundaria y el bachillerato sin haber tratado como merece la historia reciente de su país. Con un temario, unos contenidos y, sobre todo, una dialéctica y terminología perpetuada demasiado tibias en aras de una convivencia impuesta durante el proceso de transición democrática, poniendo en el mismo plano a víctimas y victimarios, consolidando el franquismo sociológico y blanqueando, por omisión, los remanentes tardofranquistas, aún presentes en las estructuras de Estado.

Todo ello se ha mantenido inalterado en los últimos cincuenta años de democracia, dando lugar a la imposición de un silencio que, como se dice en el documental “Pico Reja, la verdad que la tierra esconde”, ha provocado un grave desconocimiento en las últimas dos, y hasta tres, generaciones. Es por ello que, adaptando la cita del referido profesor Hernández Sánchez, es hora de rendir cuentas con nuestra contemporaneidad. Aunque vayamos tarde. Muy tarde.

Con todo ello, esta toma de conciencia y compromiso (esta “toma de partido”) por parte de los docentes, más en concreto de los docentes en materia de Historia que es la que me toca, debe ser (o debiera serlo) mucho más evidente y decidida en las aulas. Es urgente reivindicar nuestra capacidad y autoridad a la hora de poner en valor la historia reciente de España en las aulas. Es urgente, ya, ser más activista.

Y un primer paso hacia ello es considerar el 2º curso de bachillerato como lo que es: el último curso de formación académica previa a niveles educativos y formativos superiores, así como desarrollar dicha materia (Historia de España) como una materia a través de la cual el alumnado pueda conocer el pasado más reciente de su país, especialmente desde el primer tercio de siglo XX hasta la actualidad, tomando conciencia, no sólo de uno de los periodos más oscuros y sangrientos de nuestra historia, como ha sido el genocidio y la dictadura franquista, sino de lo difícil que ha sido y lo que ha costado conseguir (recuperar y restablecer) los derechos y libertades de los que gozamos y lo frágil que es su mantenimiento y conservación ante los discursos de odio, clasistas, xenófobos, machistas y homófobos que tan fácilmente brotan en periodos de crisis de la mano del neofascismo, la extrema derecha y la derecha extrema.

A continuación se exponen las reflexiones de dos alumnas, Almudena Viola Rodríguez y Lucía Díaz Martínez, correspondientes a la Situación de Aprendizaje inicial desarrollada el pasado curso en la materia de Historia de España de 2º de bachillerato, titulada “¿Te duele España?”. En ella se incluyen diversas fuentes de consulta e información en forma de artículos periodísticos, audiovisuales y textos a los que debían acudir, junto a la consulta con su entorno más inmediato (padres, madres, abuelos, abuelas, amigos, amigas).

Una vez consultadas las fuentes de información referidas y después de informarse sobre la actualidad y realidad política, social, económica y cultural de España, debían elaborar su propio discurso a través del cual exponer qué conocen de los diversos periodos históricos y personajes históricos de su país; qué tipo de sistema político nos rige; la caracterización y tendencia ideológica de los diversos partidos políticos que configuran el actual arco parlamentario; la presencia o no de fuerzas reaccionarias y contrarias a la convivencia y los derechos humanos; la pervivencia o no del llamado franquismo sociológico; etc. para, finalmente, valorar la importancia de cursar esta materia. Todo ello debidamente argumentado.

José María García-Consuegra Flores

Profesor de Geografía e Historia IES Montes Orientales (Iznalloz, Granada)

La historia reciente de España, de la forma en que yo lo veo, es completamente necesario conocerla, porque considero que si no conoces la historia reciente de tu propio país tendrás dos problemas: el primero, que no conoces el origen de buena parte de los conflictos y problemas tanto sociales como políticos de hoy en día, porque gran parte provienen de los hechos precedentes. Y por otro lado, como segundo problema, sería el hecho de que como dice la famosa frase de que el pueblo que no conoce sus errores está condenado a repetirlos, ya que los errores de los que no se aprende, o de los errores que no se recuerdan, estamos condenados a repetirlos.

Y más relevante me parece para nuestro caso en España puesto que en nuestra historia reciente hay acontecimientos como la guerra civil y la posterior dictadura y represión franquista, con el trauma generacional que conllevó para una parte importante de la población y sus familiares, ya manchada brutalmente de sangre, silencio y miedo. El hecho de conocer acontecimientos como estos nos ayuda a comprender según qué pensamientos o ideas y situaciones actuales, por no hablar de lo lejana que vemos la dictadura y lo imposible que vemos que algo así pueda suceder otra vez, siendo poco conscientes de la fragilidad de la democracia, y nada más lejos de la realidad. Así lo pude concebir con la película y el libro de “La Ola”. Por esto considero completamente necesario conocer la historia reciente de España.

Por otro lado, opino firmemente que aún existen fuerzas y grupos políticos y sociales que ponen en riesgo la democracia, aunque me centraré concretamente en uno muy popular: VOX. Parece que la mayoría de la población lo ve como un partido más, pero no se da cuenta cuenta de lo mal que huele y de las estrategias tan sospechosamente parecidas a las utilizadas por el fascismo, como la de deshumanizar al rival hasta hacerlo ver como el enemigo o el problema de país, cuya única solución es su expulsión, violando los derechos humanos y libertades básicas.

Aunque ellos no hablan de país, hablan de Nación. Y no hablan de ciudadanos, sino de patriotas y “españoles buenos”. Para ello, se sirven principalmente de manipulación de datos o fotografías, tachando de violadores y generando un odio infundado sobre unas personas que se encuentran en un estado muy frágil, como son los inmigrantes en general, y los inmigrantes menores de edad en particular.

Pero no sólo ellos son el objetivo de su estrategia, también el feminismo y los nacionalismos que no sean el suyo. Algunos ejemplos de ello es que tachan de ilegales e ilegítimos a los partidos nacionalistas catalanes y vascos, a pesar de que cumplen con la ley de partidos, y la petición de que un ciudadano español sea expulsado del país por ser negro e ir en la lista de Pablo Iglesias, como hizo con Serigne Mbye. Desde mi punto de vista, no pueden existir mejores ejemplos que estos y, a pesar de lo expuesto, poca gente lo ve, o no quiere verlo.

Con todo esto, podemos preguntarnos si el franquismo llegó a irse del todo. En mi caso la respuesta sería obvia, al menos para mí, porque muchos de los pensamientos, enseñanzas e ideales están siendo propagados por gente que no tiene la menor idea de lo que esta época significó y lo que realmente implicó y sigue implicando. Todo esto mezclado con el miedo y el silencio impuesto por la Ley de Amnistía de 1977 de los que realmente lo vivieron.

Para acabar, veo muy bien y necesario la obligación que se ha establecido hace poco de que se explique historia contemporánea y reciente de España en los institutos, ya que como ciudadanos y ciudadanas que algún día votaremos, debemos ser conscientes de nuestra propia historia reciente, que tiene todavía sus consecuencias en nuestro día a día y no conocemos ni podemos identificar, porque no nos han enseñado a identificarlas, comprenderlas y entenderlas, ya que para ello también es necesario que nos enseñen a buscar y comparar informaciones y fuentes fiables, para que nos hagamos nuestra propia idea de las cosas con todas las consecuencias. Quizás de esta manera muchos jóvenes dejarían de decir atrocidades fascistas porque sabrían realmente su significado y sus consecuencias.

En conclusión, he de decir que con este trabajo de investigación, aparte de aprender y hacerme reflexionar, he tenido la sensación de realmente formarme e informarme un poco más como persona y ciudadana responsable. También de confirmar cosas que ya pensaba, pero ahora con datos y artículos que lo respaldan le he podido poner nombre y palabras. He tenido la oportunidad de asentar más firmemente algunos ideales y desacreditar completamente otros que eran erróneos. Podría resumirlo en que este trabajo me ha abierto un poco más los ojos con respecto a cómo funcionan y son muchas cosas en mi país.

Lucía Díaz Martínez

Alumna de 2º de bachillerato

IES Montes Orientales (Iznalloz, Granada)

Aixafem el Feixisme” de Pere Català i Pic, 1936

Creo que es muy importante conocer la historia, tanto del mundo en general como de nuestro propio país, España. Conocer historia del mundo para saber las consecuencias que traen a nuestro país, y también de España para conocer y aprender lo que pasó aquí, cómo influye eso en nuestra realidad a nivel social, cultural, político y económico.

Debemos saber de qué estamos hablando, ya que muchas veces hablamos de una España o de unos partidos políticos que sólo sabemos lo que vemos en la tele, escuchamos en la noticias o lo que vemos en las redes sociales más conocidas y que, por tanto, no tenemos un conocimiento puro o profundo de los conceptos que usamos. Un ejemplo fácil de lo que digo es lo que se expone en el artículo “Ola revolucionaria de las aulas…”, donde muchos alumnos hablan de Franco o gritan orgullosos “Arriba España” o “Viva VOX”, e incluso hacen bromas sobre un periodo tan dañino que no conocen ni han vivido. Así se refleja en las quejas del profesorado en ese artículo.

Y que no son las aulas de Madrid o del norte peninsular sino que, sin irnos más lejos, alumnos y alumnas de nuestro instituto los cuales, ante cualquier comentario donde aparezcan las palabras Franco, feminismo, España, mujer, Pedro Sánchez o mono, son los antecedentes a sus caras de asco o admiración y risas, convenciéndoles o no de poner más o menos interés en el tema o simplemente hacer oídos sordos.

Pero no podemos echar toda la culpa a los chicos y chicas ignorantes que hablan así de estos temas de política, ya que muchos de esos comentarios o pensamientos vienen inculcados desde pequeños en las casas por las familias y, sobre todo, influenciados por el primer anuncio en Instagram y Tik Tok, o el primer “post” de Santiago Abascal o de cualquiera de estos influencers de extrema derecha y fascistas que se dedican a generan desinformación y odio por las redes.

Estas personas referidas anteriormente, no quito que puedan o no tener esos pensamientos e ideologías, sin embargo estoy casi segura que la mayoría de jóvenes no saben si son de izquierdas o de derechas, ya que no se habrían leído el programa electoral ni conocen la historia del partido, ni tan siquiera el porqué aparecen en el Parlamento o el Congreso, dando así una imagen pésima de los jóvenes y adolescentes de fácil manipulación.

No quiero decir que una forma de pensar u otra sea la correcta, pero se ve la ignorancia de éstos cuando los debates que se abren en las aulas sobre temas de actualidad se distingue fácilmente dos grupos, lo que refuerza mi teoría de que ciertos partidos puedan hacer daño a la democracia actual provocando una clara división entre “buenos y malos españoles” y el enfrentamiento entre las clases sociales, políticas o económicas que hay en España.

Digo “hacer daño” en un sentido metafórico, ya que solo hace falta hablar con algún anciano que vivió alguna guerra o la propia Guerra Civil para saber lo que les traumó y que hoy en día sigue en su huella. La censura y miedo que les llevó la extrema derecha dictatorial hace que sea innombrable el dolor del pasado. A lo que voy es a que ciertos partidos proponen medidas y usan un discurso que recuerda demasiado al régimen franquista y al falangismo fascista.

Quizás sea un ejemplo muy extremo pero no hace falta excarcelar violadores o encarcelar a un homosexual “rojo” porque no se trata de qué partido da más libertad, sino de quién te la limita o te la quita, desgraciadamente. Porque los derechos no obligan a nada. Y es eso lo que realmente duele, no nos duele España, no me duele España. Duele el hecho de no poder convivir todos con todos, duele el hacer recordar la “astillita” clavada en el corazón de algunos de nuestros abuelos o de la familia de la chica víctima de una enfermo que puede volver a verlo en la puerta de su casa. No todo voto que se hace está bien o mal, pero habría que tener en cuenta que España es un conjunto, no una unidad y que por tanto al pueblo no “nos duele España”, nos duele lo que se hace con nosotros. Lo que nos hacemos nosotros.

Finalmente, una propuesta para que a ninguno nos duela España es esto mismo, lo que hacemos en el instituto: estudiar historia y, más importante aún, hacer trabajos como éste que te hacen informarte, comparar informaciones de fuentes diferentes, consultar a tus familiares qué saben y conocen sobre ello y reflexionar para crearte tu propia opinión. Me refiero a que hay que educar, que no adoctrinar, a los jóvenes, ya que se supone que somos el futuro del país. Hacerlo desde las aulas me parece la manera más lógica de hacer que un país, o mejor dicho sus jóvenes, puedan avanzar.

Almudena Viola Rodríguez

Alumna de 2º de bachillerato

IES Montes Orientales (Iznalloz, Granada)

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