En el año 66 d.C. los judíos se sublevaron contra la dominación romana, sublevación ésta que duró cuatro años y culminó en un fracaso. La victoria romana, entre otras consecuencias, conllevó la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C.: de ello queda a día de hoy el denominado “Muro de los Lamentos”. Como consecuencia, los judíos se exiliaron por Europa y Oriente Medio, lo que se conoce en Historia como la diáspora. Veinte siglos después, el 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión, máximo representante de la comunidad judía en Palestina, leyó una “Declaración de Independencia” en el Museo de Tel-Aviv por la que se proclamó el establecimiento de un Estado judío: “En virtud de nuestro derecho nacional e intrínseco, y apoyados en la fuerza de la Resolución de la Asamblea general de las Naciones Unidas, declaramos en este acto la creación de un Estado judío en Palestina que se denominará Estado de Israel”.
Sion fue el nombre de una fortaleza conquistada por el rey David que se encontraba situada en el Monte Sion en Jerusalén. En la Biblia se menciona en el Libro de los Salmos, en concreto en el Salmo 87, 1-2: “El Señor prefiere las puertas de Sión a todas las moradas de Jacob. Uno por uno todos han nacido de ella; el Altísimo en persona la ha fundado. Sion es el hogar de las naciones”. Dicha fortaleza es conocida también como el pueblo de Dios y la Ciudad de David, y en su colina se situaba el Templo de Jerusalén. El término fue acuñado por Nathan Birnbaum, jefe de los estudiantes judíos vieneses. En 1882 fundó Kadima, la primera organización juvenil sionista.
Sionismo es un concepto para designar la idea de que los judíos tuvieran su Estado, y además en Palestina, dado que también se barajó la posibilidad de que este asentamiento fuera en Argentina. Para Ilan Pappé “El sionismo nació del impulso de una búsqueda de seguridad dentro de una sociedad que se negaba a integrar a los judíos como iguales y que ocasionalmente los perseguía, bien mediante la legislación bien mediante asaltos organizados”: Los diez mitos de Israel (pág. 41). El sionismo se transformó en un proyecto político internacionalmente reconocido a través de las ideas de Leo Pinsker en su obra “Autoemancipación” y muy especialmente de Theodor Herzl, con su libro “El Estado judío”.

Leo Pinsker (1821-1891) fue un médico y activista judío que durante su vida experimentó los estragos del antisemitismo. Dio a conocer su obra el 1 de enero de 1882 en la que abogaba por la creación de un estado independiente para los judíos: “El núcleo central del problema es que los judíos conforman un elemento heterogéneo que ninguna nación puede asimilar. El pueblo hebreo no tiene patria propia aunque tenga muchos países maternos. Están presentes por doquier pero en ninguna parte en casa. Puesto que el pueblo judío en ninguna parte se considera un lugareño, en todos los sitios sigue siendo un extranjero. No se nos tiene por nación entre las naciones y no tenemos voz en el consejo de los pueblos, incluso en las cosas que nos conciernen. Nos sentimos no sólo judíos sino también hombres, y en cuanto hombres queremos vivir como tales, ser una nación como las demás”. Su libro finaliza así: “Ningún sacrifico será demasiado grande para alcanzar la meta, que deberá asegurar de una vez por todas a nuestro pueblo respecto de los peligros que amenazan su futuro”. Antonio Hermosa “Leo Pinsker&Theodor Herzl. Sionismo, orígenes y textos fundacionales del estado de Israel” (2023).
Theodor Herzl (1860-1904) era húngaro de nacimiento y judío por religión. Se erigió en figura clave en la historia del sionismo y en la creación del Estado de Israel. En “El Estado judío” (1986), estableció su propósito y delineó un plan para que los judíos tuviesen tierra, su nación, su Estado. Así se expresaba: “El pensamiento que desarrollo en este escrito es antiquísimo; trátase del restablecimiento del Estado Judío. Nadie negará la miseria en que viven los judíos. En todos los países donde se encuentran sufren persecuciones de carácter más o menos violento. El problema judío existe; sería necio negarlo. Es un residuo de la Edad Media. La cuestión judía es un problema de política internacional que ha de ser liquidado en el consejo de las naciones civilizadas. El Estado Judío es una necesidad universal; por consiguiente surgirá con el concurso simultáneo de muchos judíos. Creo que una maravillosa generación de judíos surgirá a la vida. Los judíos que lo quieran tendrán su Estado. Podrían vivir, finalmente, como hombres libres en su propio suelo y morir en paz en sus hogares. Cuando estén radicados en su tierra, jamás podrán ser dispersados por el mundo entero”. Theodor finaliza su obra señalando: “Y lo que allí ensayemos en beneficio nuestro obrará poderosa y felizmente en provecho de la humanidad entera”. El Estado Judío. Theodor Herzl (pág. 84). Nunca un panfleto (como así lo denominó él) de tan sólo ochenta y seis páginas tuvo tanta influencia política y repercusión internacional.
El culmen de estos pensadores fue la “Declaración de Balfour” (2 de noviembre de 1917). Por ésta se pone de manifiesto que Gran Bretaña fue la primera potencia que apoyó la constitución de un Estado judío en Palestina. Dicho Estado fue apoyado también por Rusia y por Estados Unidos. De esta manera se cumplieron las ideas tanto de Pinsker como de Herltz. No obstante, ambos murieron sin poder ver cumplida su misión.
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