Lunes 6 octubre 2025
En una luminosa tarde otoñal, en pleno veranillo del membrillo, los pasillos y las aulas del edificio V Centenario de la Universidad de Granada vuelven a llenarse de vida. Las clases del Aula Permanente de Formación Abierta (APFA) han comenzado, y con ellas regresa una energía especial: la de quienes, en su segunda juventud, acuden a clase con la misma ilusión que un niño el primer día de colegio.

Por los pasillos se mezclan las risas, los saludos, los besos y los abrazos de reencuentro. Hay miradas cómplices, historias que se cruzan y emociones que se renuevan. Jóvenes de espíritu de 90, 80, 70, 60 —y algunos “solo” de 50— comparten pupitres, cuadernos y entusiasmo.

Somos el alumnado con más juventud acumulada de la Universidad de Granada, y esta tarde de reencuentro quedará grabada como una celebración de la vida y del deseo de seguir aprendiendo.

Qué suerte tenemos los mayores de contar en Granada con el APFA. Nunca podremos agradecer lo suficiente esta iniciativa de nuestra Universidad, que abre sus puertas para que las personas mayores sigamos creciendo intelectualmente, investigando, desarrollando nuestras capacidades y creatividad, y compartiendo nuestra experiencia vital. A través de nuestras actividades, contribuimos a una sociedad más sabia, inclusiva y humana.



En el primer día de clase se respira un sentimiento compartido: la certeza de que aprender no tiene edad, y que la educación es —como dijo Gabriel García Márquez— “el único tesoro que crece cuando se comparte”. Cada jornada en el aula es un descubrimiento, una chispa de conocimiento que aviva la mente y el corazón. Porque las personas mayores no somos una carga para la sociedad: somos un valor en alza, una fuente de saber y de entusiasmo que merece ser reconocida y escuchada.

Decía Cicerón que “vivir es pensar”, y en cada clase del APFA esa máxima cobra sentido. Vivir, pensar, aprender, compartir: esa es la esencia de este hermoso proyecto que nos recuerda que nunca es tarde para seguir soñando con un futuro lleno de curiosidad y conocimiento.
¡Tarde mágica de octubre!
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