Gerardo Venteo (Galera, 1963) estudia Magisterio en Granada. A comienzos de los años 90 formó parte activa de la vida literaria granadina con la celebración de varios Encuentros de Poetas en la localidad granadina de Peligros. En 1996 publica su primer poemario Los verbos conjugados y aparecen poemas suyos en varias revistas especializadas. En 2001 publica En el corazón dormido del Esparto. Comienza a trabajar en el Sector educativo y se traslada a Sevilla donde publica El nombre del frio en 2018. En 2021 publica Casa de dos plantas y participa en varias publicaciones colectivas tales como Versos alrededor de la lumbre, Para decir amor sencillamente o La satisfacción del deber cumplido. En marzo de 2025 publica el poemario, La veladora. Gerardo se define a si mismo como «un hombre tranquilo, observador curioso que, en silencio, escucha con atención y reflexiona sobre lo que mira y sobre lo que lee». Le gusta el cine reposado cuya narrativa está basada en el poder evocador y descriptivo de las imágenes. Amigo de sus amigos, está convencido que el mundo y la vida es mejor desde el agradecimiento la donación y los cuidados.
En el corazón dormido del esparto, Casa de dos plantas y La veladora
La veladora surge a partir de Casa de dos plantas que, junto con En el corazón dormido del esparto, da forma a una trilogía que tiene su origen en el relato de la memoria sentimental colectiva de una época. Venteo, a través de la prosa poética traza un relato emocional de personajes y modos de hacer insertos en el paisaje. La suya es una escritura testimonial que parte de la experiencia y emplea la evocación como recurso donde reflexiona sobre el paso del tiempo y los modos de trabajar en un mundo rural ya desaparecido. En el corazón dormido del esparto, los textos, planean sobre un paisaje difícil donde algunos de los personajes intervienen en él y sin los cuales, el territorio sería aún más inhóspito.
La segunda parte, Casa de dos plantas publicado en 2021 por Sonámbulos Ediciones. Habla de una época, y reflexiona sobre el paso del tiempo e indaga en la memoria emocional del lector. En este volumen, los texto descienden hasta concretarse en una casa donde aparecen descritas cada una de las estancias, y su arquitectura. Desde la prosa poética y de nuevo la evocación a través de las sensaciones, nos traslada a una infancia y una configuración afectiva colectiva. Los textos abordan modos de vida y reflexiona sobre los modos de hacer, el paso del tiempo y la memoria Casa de dos plantas es un libro plural que aborda también la calle, los vecinos y acontecimientos colectivos.
La veladora es un poema único construido con pequeños fragmentos y cuenta una historia de amor que parte del agradecimiento. Pero además de una historia de amor entre una madre y sus hijos donde se aborda la importancia de los cuidados, La veladora habla de las dificultades extremas a las que tiene que hacer frente una familia en un contexto económico, social, político y religioso que marca los modos donde las mujeres no tenían mas opción que la de ser madres. En este sentido, la protagonista, Juana, también aparece velada porque el encargo y la necesidad de atender, sola, a sus hijos según establecen los decretos sociales y económicos que marcaban la época no le dejaban opción a otra cosa pero, otra parte de ella quedó pendiente para siempre. La veladora está dividida en dos partes: Juana y La cosecha y, a su vez, esta segunda parte se subdivide en Un hijo y Otro hijo. La veladora ahora, tendría 102 años.

La veladora se presentó en la Feria del libro de Granada, y este verano pasado también en Orce y Galera, El próximo mes de diciembre se presenta en Sevilla. Desde la presentación, el autor ha mantenido varios encuentros con lectores desde diversos club de lectura. Algunos de estos poemas han aparecido en la revista digital Zenda.
Marina Tapia en su reseña dice: “Con un ritmo y una musicalidad envolvente, con equilibrada alternancia de verso libre y prosa poética, el tono del poemario se asemeja al arrullo o al zureo que adormece nuestra inquietud, ganando especial potencia cuando lo simbólico cobra más protagonismo: “Cabalga / a lomo del día, / sujeta la brida, / equilibra / constantemente / el eje del cuerpo”. Narración que se viste de una fuerza inusitada en las comparaciones de Juana con animales o elementos concretos de la naturaleza: “Su alegría no es liebre que salta ligera como cantan los pájaros. Su amor es un bancal, tierra alimentando raíces, cuerpo vivo en el alojo de su desalojo”, “Guarda la hebra del carácter / por si hiciera falta abrir / la boca y mostrar los colmillos / y bufar como las gatas que celan / el cuidado de sus crías”.
Por otro lado, el escritor Alberto Porras dice: “La madre es la «veladora», y esa es la primera palabra que destaco. “Veladora” es la que vela, la que se desvela; pero a su vez es una mujer velada y el libro es una forma de revelarla. Y, además, ella, la madre, es “vela” en el sentido de faro, de luz que indica el camino.
Como una luz encendida en la noche
la intención volcada fuera de sí
era la vela.
Y “camino” es otra de las palabras que se repite: Juana es camino, “no hay otro”, dice el autor en un poema, y en otro «tanta ternura lo indicaba».
Pero Juana también es “lugar”. Al principio, dice Gerardo, su madre descubre, cuando nace el hijo, que “al fin tenía un lugar en el mundo”, después comenta que “sabe su lugar, porque es lugar” y también
allí estaba ella antes y después de todo
como un lugar al que regresar siempre.
El libro está en distribución y se puede pedir en cualquier librería. También se puede solicitar directamente a la editorial a través de la página web o a través de plataformas electrónicas.
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