Como siempre, lleno de sabiduría, Don Antonio Machado dijo estas palabras sobre la muerte:
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos,la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos.”
Se acerca el día de todos los santos y como cada año son muy numerosas y variadas las conmemoraciones que se celebran en torno a la muerte. La noche del 31 de octubre se llevan a cabo diferentes celebraciones en torno a los difuntos para honrar su memoria y reflexionar en torno a la vida y la muerte. Halloween es una celebración de origen celta que llegó a EEUU a través de los inmigrantes irlandeses y dando lugar a la fiesta de disfraces y al famoso “truco o trato” que todos todos conocemos y que se ha popularizado y extendido por toda nuestra geografía, en los últimos años.

También, son internacionalmente conocidos los vistosos festejos que se celebran en México en torno a la muerte. Sin embargo, son menos conocidas las tradiciones de nuestra propia cultura en la que existen otros modos de celebración y tradiciones muy originales y ancestrales, para conmemorar estos días. Unas tradiciones que desafortunadamente corren el riesgo de desaparecer.
En mi pueblo, Íllora, se celebra, en esa fecha, la noche de las marimantas. Curiosamente, este término marimanta existe en otros lugares como la ciudad de Málaga. En Íllora según cuenta la tradición las marimantas son fantasmas que salen de noche. Esta idea de fantasmas nocturnos parece tener su origen en los amores clandestinos. El amante que de noche iba a visitar a su amada y no quería ser identificado por diferentes motivos, por eso, se envolvía en una manta para ocultar su identidad y que no se pudiese adivinar esta ni siquiera por su silueta.

En la noche del 31 de octubre en nuestro pueblo es tradición cenar gachas de harina con picatostes y miel de caña. También suelen estar presentes en la mesa otros manjares como: castañas asadas, compota de membrillo con boniato, boniato asado o hervido. Una vez terminada la cena, con las gachas sobrantes es costumbre que la chiquillería salga a la calle a tapar cerraduras. Antiguamente se envolvían en una sábana o una manta para no ser reconocidos. Se tapaban las cerraduras de las casas de personas non gratas y como no, las cerraduras de la puertas del colegio siempre eran un objetivo prioritario y el más divertido, sobre todo a la mañana siguiente. Para ver en la oscuridad se alumbraban con farolillos artesanales hechos de melón.

Desde hace unos años, los vecinos del pueblo con el fin de preservar la tradición vienen conmemorando este día organizando talleres de fabricación de melones, degustación de castañas asadas y otros manjares.
Y bajo la consigna de “Marimanta,marimanta sal y a tu pueblo espanta” sale el vecindario a la calle, muchos de ellos, envueltos en sábanas blancas, para hacer un recorrido por los rincones del pueblo de los que se tiene testimonio que fueron escenario de hechos terroríficos. Se narran y representan teatralmente historias de miedo. Aunque, todo este miedo viene también aderezado con notas de humor que dan a la noche de las marimantas un carácter festivo que cada vez tiene mas adeptos y visitantes.
Este año, servidora se valdrá de algunos relatos del gran Ángel Olgoso para contar a mis vecinos la historia de una auténtica viuda negra.
Las actividades comenzarán por la tarde con la merienda de castañas y viandas propias de este día otoñal.

Al caer la noche comenzará el cuentacuentos seguido del recorrido de la comitiva de marimantas y visitantes para visitar los diferentes lugares emblemáticos y disfrutar de la representación de sus terroríficas y originales historias.
Lo que comenzó como la iniciativa particular de un reducido grupo de vecinos se esta convirtiendo en un acontecimiento que cuenta con el apoyo de cada vez mas personas y para el que también el ayuntamiento presta sus recursos de personal técnico, sonido e iluminación.

La noche de las marimantas es una divertida ocasión para pasarlo de miedo y seguir preservando y enriqueciendo nuestras tradiciones. Honraremos a la muerte y a la vida disfrutando de la alegría de vivir.
La muerte, a la que hemos convertido en un tabú y sin embargo es la única que sabe realmente cuanto dura nuestro paso por este mundo. Porque la muerte también puede inspirarnos y mucho. Aquí les dejo un poema de mi autoría que viene introducido con una preciosa cita de mi querido amigo y poeta Jesús Amaya.
”la levedad de la existencia
en este umbral de mi ocaso ya inminente.”
Jesús Amaya
La muerte
La muerte es voluble y caprichosa.
Hasta a quien la reclama le pilla por sorpresa.
A veces, viste rabiosos colores fosforescentes
y otras de elegante gris marengo
como los hombres grises del tiempo.
Donde se le anhela es esquiva
y aparece vestida de primavera,
cuando a ella le da la gana.
Donde se le teme es torva
y se instala en los rincones como si estuviera en su casa.
Donde la ignoran se muestra apacible y hasta meliflua.
Pero siempre es ineludible y sibilina,
certera como las flechas de Eros.
La muerte, inmarcesible, es la mejor aliada de la vida eterna.
¿Será posible esquivar a la muerte mientras escribo
y reinventar la vida poniendo nuevos injertos en las palabras?
Pensando en la muerte mato la soledad y el tiempo
e irremediablemente, me muero de deseo por verte.
Ana Barea Arco






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