La cena es una fascinante comedia magistralmente llevada al cine por el director Manuel Gómez Pereira. En la obra se mezclan el humor con la memoria histórica y se abordan, además, otros temas como el machismo y la homofobia.
Qué buen cine español se ha hecho este año y qué difícil y repartida, esperemos, va a estar la temporada de premios.
La cinta se estrenó el pasado 17 de octubre y ha superado los 900.000 € en su primera semana en cines, según RTVE.es. Ha encabezado la taquilla española en su primera semana, con una recaudación de 44.000 € en un día y ha superado los 140.000 espectadores.
La película la pueden ver los/as niños/as a partir de doce años y haríamos bien en animar a nuestros/as hijos/as a verla para que conozcan en qué consiste una dictadura y, en concreto, cómo fue y cómo comenzó la española que duraría 36 años. No sea que les dé por confundir una dictadura con otra cosa o por sentir nostalgia de ella, como les sucede hoy día a algunos/as jóvenes.
La cena está basada en la obra de teatro del dramaturgo aún vivo José Luis Alonso de Santos. El célebre autor es conocido, sobre todo, por Bajarse al moro y La estanquera de Vallecas, obras teatrales sobre los ochenta que fueron llevadas al cine hace años. La cena, sin embargo, se sitúa en otra época, se ubica en un día de 1939, recién terminada la Guerra civil con el triunfo del bando sublevado.
Precisamente debido a que se trata de una obra teatral llevada al cine la interpretación de los personajes juega un papel fundamental y lo cierto es que nos sorprenden magníficas interpretaciones de los protagonistas, destacando Alberto San Juan, Mario Casas, Asier Etxeandia y Elvira Mínguez, pero también de todos los personajes. No hay ninguna mala interpretación en el film.

Se trata de una película entretenidísima, muy divertida y con mucha ironía y trasfondo.
La trama principal es la siguiente. Dos semanas después de acabar la Guerra Civil, Franco solicita una cena de celebración en el Hotel Palace. Un joven teniente, un maître meticuloso y un grupo de prisioneros republicanos expertos en cocina, deben preparar un banquete impecable en tiempo récord.
Tras ese argumento principal aparecen otras cuestiones como el estraperlo, la hipocresía, las intrigas entre los altos cargos del franquismo, la falta de la libertad en la dictadura, el absoluto machismo imperante en comparación con el pasado no muy lejano, o la prohibición de la homosexualidad.
Por último, no queremos desvelar el final pero este es fascinante. Nos deja un buen regusto a pesar de la dureza del momento y la época en la que se desarrolla.
En definitiva, se trata de una gran adaptación cinematográfica de una magnífica obra teatral con unos diálogos y detalles divertidos y sarcásticos que logran mantenernos más que entretenidos durante el tiempo que dura la cinta al mismo tiempo que nos muestra descarnadamente y con acidez todo lo que supuso la guerra civil y la dictadura, ya desde su comienzo. Qué duda cabe de que en tiempos de desmemoria en los que abundan y renacen movimientos nostálgicos de la dictadura y que confunden dictadura y democracia interesadamente, el mensaje de la obra es muy necesario. No dejen de verla y disfrutarla.
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