Antes, para los que nacimos en los años cincuenta y sesenta, la higiene no era nuestra asignatura principal, no porque fuéramos guarros y sucios, sino más bien porque la mayoría de las casas no reunían los medios necesarios para la práctica diaria de dicha higiene, baste recordar que no había agua corriente en muchas casas.
Recuerdo perfectamente los baños en el barreño de cinc y con la olla de agua caliente en la lumbre y el jarrillo para echarla por encima. Todos los sábados había que cambiarse de muda limpia. Mi madre siempre hacía revisión de manos, orejas, uñas, sobacos y entrepiernas. Pues bien, siempre quedaba algún churrete sin quitar.
Pero la verdad sea dicha, los críos estábamos todo el día en la calle, en el patio o en el campo y quien se iba a resistir a chuparse una buena caña de azúcar y que todo su jugo se esparciera por tu mejilla con los consiguientes restregones por miedo a un churrete. La tierra y el fango era materiales que tenían una atracción fatal para todos nosotros, hasta el punto de embadurnarnos como si fuéramos indios.
Aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico… ‘Pito-pito gorgorito… ¿dónde vas tu tan bonito?’…. A la era verdadera… pin pon fuera; todos los niños siempre teníamos churretes por la cara y por casi todo el cuerpo, pues quien era el guapo que se negaba a revolcarse en aquella pila de arena que había para hacer una obra.
La vida y el día a día era más simple, pues solo bastaba que al llegar a casa tu madre no te sacudiera con la zapatilla por llevar la cara muy sucia; pero siempre había el remedio urgente de pararte en uno de los muchos pilares que había en Salobreña y lavarte la cara, las manos y las piernas, para la revisión cuarteril en casa. Todos los críos teníamos la cara cortada de esa agua fría del pilar en pleno invierno
Todas estas simples cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada más que un balón, una comba, un aro, un trompo, unas gomas, etc. y dos amigos con los que hacer el ganso durante todo el día y llegar a casa lleno de churretes.