No sé si han sido los dioses, el destino o el azar o todos estos elementos juntos quienes han querido que los tres últimos candidatos a rector de la Universidad de Granada sean jienenses: la profesora Francisca López (Cazorla) y los profesores Pedro Antonio García (Alcalá la Real) y Pedro Mercado (Arjona).
De todas formas, no es la primera vez que un rector de nuestra universidad es de Jaén. Parece ser que la tierra del Santo Reino, ademas de “oro verde”, produce talento. Otro universitario jienense, el que suscribe, se permite hacer dos pequeñas reflexiones sobre nuestra universidad por si el próximo rector (hoy ya Pedro Mercado) tiene a bien considerarlas: la orientación del alumnado universitario y la formación del profesorado de Enseñanza Secundaria. Veamos.
Comienzo con la orientación del estudiante universitario, ámbito que me es especialmente significativo. Éste es un derecho recogido en el artículo 33.h de la “Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario” (LOSU) en los términos siguientes: el alumnado tiene derecho “A la orientación e información sobre las actividades que le afecten y, en especial, a un servicio de orientación que facilite su itinerario formativo y su inserción social y laboral”. E igualmente establece entre sus funciones “La preparación para el ejercicio de actividades profesionales” (art. 2, 2.b).
La orientación para la búsqueda de una ocupación en el mercado laboral no debe hacerse cuando el alumnado finaliza sus estudios de Grado, sino cuando los inicia. Y es que durante los cuatro años de estudio toma decisiones que condicionan dicha búsqueda. Las “Jornadas de Acogida al Estudiante” representan un buen instrumento para ello. En éstas se les explica a los estudiantes al iniciar sus estudios en qué consiste estudiar en la universidad. Es un error de bulto creer que porque nuestros estudiantes ya son mayores no tienen necesidad de ser apoyados en sus decisiones; entre otras razones, porque no es lo mismo ser mayor que ser maduro. La madurez conlleva un arduo proceso que vamos logrando a lo largo de la vida.
El “Real Decreto 1791/2010, de 30 de diciembre, que aprueba el Estatuto del Estudiante Universitario”, confiere especial importancia a las actividades de orientación de los estudiantes que demandan un servicio en la Institución desde el que se atiendan. Además, dicho Estatuto dibuja las líneas desde donde estructurar un “Sistema Integral de Orientación”. Posteriormente, el Ministerio de Educación publicó el documento “Estrategia Universidad 2015” que refuerza este Real Decreto. En él se destaca que la misión final de la orientación universitaria es la de dotar a los estudiantes de las competencias necesarias para identificar y elegir alternativas formativas o profesionales acordes con su proyecto vital.
La mejor manera de implementar acciones directas e individualizadas a los estudiantes es desde las tutorías que se constituyen en un derecho para éstos en los términos siguientes: “El alumnado tiene derecho a las tutorías, al asesoramiento y a la orientación psicopedagógica” (art. 33.e.). Para hacerlo efectivo, se establecen acciones diferenciadas para la titulación, la materia y los estudiantes con discapacidad. Respecto a la titulación, los tutores asistirán a los estudiantes en su proceso de aprendizaje, en su transición al mundo laboral y en su desarrollo profesional. En cuanto a la materia, serán orientados individualmente en su plan de estudios y en el proceso de aprendizaje de cada asignatura mediante tutorías llevadas a cabo a lo largo del curso académico. Y en referencia a las tutorías para estudiantes con discapacidad, las actividades deberán adaptarse a sus necesidades y dispondrán de un tutor a lo largo de sus estudios. Posteriormente, dichas actividades se concretan en las enseñanzas de Grado, Máster Universitario y Doctorado.
Otra de mis reflexiones está relacionada con el “Máster universitario en formación del profesorado de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas”. En él reciben formación los futuros profesores que impartirán docencia en estas enseñanzas. Lo cursan los alumnos que se gradúan en Matemáticas, Filología, Bellas Artes, Historia… Durante los cuatro años que duran sus estudios, se han preparado específicamente para ejercer las correspondientes profesiones de matemático, filólogo, artista o historiador; sólo que un componente importante de ellos desea ejercer como profesores en la Enseñanza Secundaria. Entonces, la superación de este Máster les da la llave para poder acceder a las oposiciones que los habilitarán como funcionarios de carrera. Mi propuesta para este Máster no sé si es muy atrevida, pero sí coherente a la vez que conlleva menos coste para el alumnado y una mejor preparación. Se trataría de sustituirlo mediante esta medida. En el tercer curso de Grado se abrirían dos itinerarios, uno que llevaría a los estudiantes a finalizar su carrera para trabajar como matemáticos, filólogos, artistas o historiadores, y el otro que les conduciría a ser profesores. El currículo de tercero y de cuarto de estos últimos alumnos incorporaría conocimientos potentes de pedagogía, didáctica y psicología de la adolescencia y de la juventud.
Desde este Máster se debería informar a los alumnos sobre el significado de las enseñanzas de Doctorado ya que algunos de ellos desearán cursarlas. Dichas enseñanzas tienen como finalidad la adquisición de las competencias concernientes a la investigación universitaria. Las mismas se organizan en programas de Doctorado. Una vez superadas, el alumno, tras la elaboración de una tesis doctoral, defensa ante un tribunal y aprobación, obtiene el título de Doctor, entre cuyas salidas está la de investigador y la de profesor universitario.
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