Juan Franco Crespo: «Lucha contra la procesionaria en Chipre del norte»

La naturaleza está llena de depredadores que tienen una específica función, es el caso de las pináceas y las grandes masas forestales a determinadas latitudes, una de las especies que más estragos sufre ante la paulatina desaparición de sus depredadores naturales que dejaron nuestros bosques en silencio. El auge de los pesticidas o herbicidas en nuestros campos acabó con los insectos en los cultivos pero de paso se llevó por delante una parte de la cadena trófica que servía para el sustento de centenares de avecillas insectívoras que alegraban los paseos del caminante con sus trinos y exhibiciones.

Uno se queda noqueado cuando pasea por esos campos, otrora vivos y hoy un espectro silente, ante la escasez de insectos, desaparecieron los frágiles pajarillos que, al margen de alegrarnos los paseos, nos hacían fantasear con su taxonomía, era un juego infantil que teníamos a mano la chiquillería de mi época. Era una forma de matar el tiempo mientras íbamos o veníamos al cortijo, disfrutando en esos momentos de algo a lo que entonces no le dábamos importancia: el ejercicio sano y natural de la caminata, el bello paisaje y los múltiples incentivos que nos daba un entorno privilegiado como es el de los Tajos de Alhama, donde la procesionaria que tanto afecta a los pinos apenas si la llegabas a encontrar porque, entonces, esos árboles estaban lejos de nuestros caminos, pero por ahí aparecía de cuando en cuando y rápidamente desaparecía en los picos de numerosas de las especies de pájaros que entonces poblaban nuestros campos.

Digamos que la Thaumetopea pikyocampa es un lepidóptero defoliador que abunda en los bosques de pinos de todo el continente y hace estragos en las masas de pináceas que se plantaron en algunas zonas de Alhama; esencialmente se alimenta de toda clase de pinos, entre ellos los del tipo Abies, Cedrus, Pinus, etc. En Chipre son toda una plaga que ha dejado grandes calveros sin su característico color y el Departamento Forestal inició una campaña, con introducción de especies naturales, para liquidar las orugas que, cubiertas de sus característicos pelos urticantes, vienen provocando más de una molestia entre los que sin quererlo se topan con ellas o los críos que a veces quieren jugar y se ven sorprendidos por las irritaciones o escozor que desembocan en fuertes alergias que conllevan inesperadas visitas al galeno.

No está de más advertir a los urbanitas, cada vez más alejados de la naturaleza, que cuando no se encuentra con algo que le es desconocido, lo mejor es no “tocarlo”, en este caso estamos ante una especie que no nos matará pero, la toxicidad de la procesionaria, suele dejar un amargo recuerdo en quien la padece.

Es una especie sensible a las temperaturas y estas suelen afectar a las colonias, cuando alcanzan los 20-25 grados en el bolsón se desarrollan y hacen estragos en la vegetación; si las noches son muy frías ellas aprovecharán para salir a alimentarse y darse el banquete, si aparecen durante el día las avecillas insectívoras con las que se trata de contrarrestar su presencia en los bosques se darán su peculiar empacho y si están en momento de cría podremos observarlas llevando un puñado de esos gusanos peludos en sus picos para alimentar a los que están esperando a los padres en su casita. Es cierto que el árbol no llega a morir, pero no es agradable el aspecto en el que quedan los pinares tras perder su clásico verdor.

Como depredadores naturales, las autoridades forestales turco-chipriotas han elegido cuatro especies para combatirlas dos pajaritos y dos insectos. El carbonero común Parus major aparece en el facial de 3,50 liras; la siguiente es la abubilla Upupa epops en el facial de 5 liras. Un escarabajo, Colosoma sycophanta lo tenemos en el facial de 7 liras y la seria finaliza con el que, al final, es seguramente el mejor aliado contra esa lacra natural, la mosca Phryxe caudata que aparece en el timbre de 10 liras, se trata de una voraz eliminadora de orugas; a veces se han realizado programas de introducción de este insecto para combatir o frenar de cuajo las grandes plantaciones de pinos en los que hizo acto de presencia la procesionaria. La mosca parasita al gran depredador mediante la técnica de dejar sus huevos sobre la oruga y éstos, al eclosionar en larvas, acaban alimentándose de ese gusano peludo que también realiza estragos en nuestras mascotas cuando acuden a olisquear su peculiar procesión.

El Departamento Forestal de la RTCN utiliza estos aliados para combatir la procesionaria de una manera natural y ecológica, algo que realizaba la propia naturaleza mientras no se utilizaron productos que acabaron eliminando a otras especies de la cadena trófica. La serie se puso a la venta el 30 de septiembre de 2024, impresos en tecnología digital en pliegos de 16 efectos, tuvo una tirada de 20.000 ejemplares, excepto el último valor dedicado a la mosca con 15.000. De todos ellos 1.500 se emplearon para confeccionar el sobre de primer día que comercializó su servicio filatélico y son ya piezas clave en varias temáticas de naturaleza.

Juan Franco Crespo

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