Ana Barón, profesora de Latín y Griego
Emulando al cantautor Pedro Guerra, podrían ser, a simple vista, sólo huesos, abandonados huesos, enterrados al borde del camino. Podrían ser, pero son algo más: las vidas arrebatadas en una noche oscura sin fin. El barranco de Víznar da a luz, gracias a personas tan impresionantes como Fran Carrión quien, con toda la empatía y cariño, fue dando vida a esos desvencijados huesos, porque en el calcio del hueso, hay una historia, desesperada historia, de terror premeditado.
Imposible no llorar ante tan cruentos asesinatos, el horror en sus huesos y, contradictoriamente, la esperanza de sus familias que no paran de buscar hasta su último aliento. Por eso habrá que contar, desenterrar, emparejar, sacar el aire puro de vivir, pendiente abrazo, despedida, beso, flor, en el lugar preciso de la cicatriz.
Agradezco enormemente la oportunidad brindada por nuestro compañero Jose para, en cierta medida, haber podido llorarlos, aunque sea 80 años después. [La canción de la que he extraído los entrecomillados, se llama “Huesos”, de Pedro Guerra].
José Antonio Sánchez Molina, Programa de Cooperación Territorial: apoyo a la comprensión lectora.
Hace años que no iba el barranco de Víznar, por lo que esta última visita ha sido para mí impactante a la vez que emocionante. He podido comprobar que por fin, aunque demasiado tarde, se está dignificando a tantas y tantas personas que fueron vilmente asesinadas por la barbarie. Es de justicia, también, intentar reparar el dolor de sus familias y que puedan dar sepultura a los restos de sus seres queridos.
Por otro lado, es inquietante el comprobar que tan justa labor tenga un futuro incierto y que en unos años se pueda dejar de buscar a estos represaliados, lo que ahondaría aún más el dolor de las familias que llevan casi 90 años esperando noticias.
Hay que poner en valor estos lugares de memoria, para que la sinrazón y la injusticia nunca más se vuelvan a repetir en nuestra sociedad.
Gema Rocío Guerrero Higueras, Departamento de Orientación.
Hay 6000 lugares en este país como Víznar. Hay fosas en cada esquina, que esperan verdad, justicia y reparación. Visitar una fosa es sentir dolor, tristeza y convencimiento. Nadie debiera ser ajeno al dolor humano. Todos deberíamos ver con nuestros propios ojos, lo que significa recuperar la memoria y la dignidad de los que aún sufren por no tener a quien enterrar en paz.
Por otro lado, y como se ha referido más arriba, el 17 de noviembre, unos días antes de la visita a Viznar por parte del profesorado, el alumnado Historia de España (2º de bachillerato) y el de la materia Taller de Historia de España del siglo XX (optativa de 4º de ESO) visitó las labores de excavación y exhumación de las fosas del Barranco de Víznar, dirigidas por el equipo multidisciplinar de la Universidad de Granada, que como siempre tan atentamente nos acogió y recibió. Contaron, además, con la presencia de varios familiares de víctimas, que más de 80 años después siguen esperando para recuperar los restos de sus familiares en este barranco.
La visita se produce tras diversas actividades de explicación y contextualización llevadas a cabo los días previos en el aula. Además, se planteó al alumnado una actividad in situ, la elaboración de un producto consistente en una reflexión personal y/o grupal cuyo formato debía ser bien una reflexión escrita, bien un vídeo o podcast mediante el cual expresaran lo vivido y sentido durante y después de la visita. Igualmente, debían realizar una o varias fotografías acompañadas de una breve descripción y/o explicación de lo que querían transmitir a través de ella.
Seguidamente se exponen algunos de estos trabajos sobre esta visita a este paraje, tan bello como triste y siniestro, en un día, además, típicamente otoñal en el que entre los árboles resonaban aquellos versos de Paul Verlaine que decían Les sanglots longs / des violons / de l’Automne / blessent mon coeur / monotone (Poèmes saturniens, 1866).
Índice de la serie:
«Llevamos mucha verdad metida dentro del corazón» (2/5): Ana Barón, José A. Sánchez y Gema Rocío Guerrero
«Llevamos mucha verdad metida dentro del corazón» (1/5): José Mª García-Consuegra






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