Adora la gitana
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (12)
Ya estaba todo dispuesto en la puerta de la choza para empezar, cuando Adora advirtió que toda la mimbre que había preparado el día anterior había desaparecido: «¿Qué será? ¿Qué no será?… ¿Habrá sido Rafael el que no quiere que trabaje más hasta que me vea más repuesta? ¿O habrán sido mis niños, que les…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (11)
Ante tanto alboroto, mi hermano Manuel y yo cogimos a la cabra del ronzal del pescuezo y, entre los dos, pudimos amansarla y encerrarla atada en el gallinero hasta que la gente se tranquilizó y se dispersó. Fue entonces cuando Adora reaccionó y comprendió la actitud de la cabra, ese instinto animal que se arriesgaba…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (10)
Fueron unos seis largos meses los que estuvo Adora internada en este Hospital de la Virgen. Volvió a su casa ya recuperada y lo primero que hizo, sin saludar a nadie, fue preguntar por sus mellizas, porque aún no sabía si la estaban engañando para que no volviera a recaer. Y fue María quien le…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (9)
En ese tiempo de incertidumbre y amargura en la familia gitana, mi amigo Miguel Espigares me pidió que lo acompañara al cortijo de Los Guindos, donde su hermana Concepción trabajaba en la confección del lino y el cáñamo. Tenía que llevarle el almuerzo y no quería ir solo. La idea me gustó. Allí había máquinas…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (8)
El verano era crucial para Adora. Si quería procurarse provisiones y dinero para los meses duros de invierno, tenía que aprovechar todas las ofertas de trabajo de la campaña que le salieran al paso. La verdad es que eran muchos los labradores de esta franja de tierras fértiles que contaban con ella para todo tipo…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (7)
En Bobadilla, mi padre, contando siempre con nuestra ayuda, todos los años preparaba un sitio ideal dentro de la misma finca para la faena de la trilla. Consistía en humedecer la tierra y aplanarla con la azada grande, para dejarla firme y dura a la hora en que las bestias realizaban su trabajo de romper…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (6)
En 1946 otra gran riada se apoderó, esta vez, de nuestra finca, abriendo un cauce por medio que nos dejó el haza dividida en dos. Por suerte, la vivienda de Adora, como sospechaba José Molinero, no sufrió desperfecto alguno; incluso la cabra que tenían se salvó montándose en una garbera de leña que acondicionó la…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (5)
La promesa de Molinero hecha a Adora y a su familia ya era evidente. La familia se había instalado aquí, junto a nuestra finca y frente por frente al grupo de secaderos del señor Molinero. Era una vivienda construida por ellos mismos, de palos y cañas, con muros y tapias de adobe; una especie de…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (4)
El río se había desbordado esta vez cerca de una finca que labraba el padre de José Asencio, «El Clemente». Por lo visto, había un recodo donde se fueron acumulando palos y ramaje de todo tipo de arbustos arrancados de cuajo por la corriente, lo que provocó el desbordamiento. Esto hacía que la fuerza del…
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Francisco Ávila: ‘Adora la gitana’ (3)
El problema que había con los desbordamientos del agua del río en verano era que, por este sector comprendido desde La Trampa hasta el Puente de los Vados, el cauce era muy ancho y poco profundo. De hecho, había muchas tomas de agua del río para regar en ambos lados del cauce, sobre todo, en…




